Educación: cómo será transmitir conocimiento en la nueva normalidad

Por Cristian Sprljan

Las instituciones educativas de Córdoba tuvieron que enfrentar la pandemia y sortear distintos contratiempos tecnológicos. Cómo transitaron ese proceso y se preparan para una nueva era

El año 2022 comenzó con la vuelta a la presencialidad. Una de las huellas que -sin dudas- dejará la pandemia será su impacto en el área de la educación en todos sus niveles y en todas sus aristas. Cómo se transmitió el conocimiento en un momento histórico de la humanidad será eje de futuras investigaciones , en tanto que la adaptación a la virtualidad también tiene su correlato con la vuelta a la presencialidad.

Córdoba, “La Docta” fue, es y será una marca registrada en el sentir cordobés. Con la Universidad Nacional de Córdoba como abanderada, la educación en la ciudad se fue cimentando con propuestas educativas de primera calidad. Miles de jóvenes de toda la provincia y el país arriban a las aulas de universidades, terciarios, institutos, academias y colegios que generan un entramado educativo, social y económico propio.

El trabajo de las instituciones para contener tanto a alumnos como a docentes fue crucial, ante la llegada de la pandemia y el consecuente cierre de las aulas.

“Tuvimos que virar y planificar el año 2020 nuevamente, con una modalidad diferente. Las facultades también comenzaron a rever sus planes de estudios, las formas de enseñanza y la modalidad del dictado de clases. Hay algunas que se adaptaron más rápidamente y pudieron volcar el cursado de clases a la virtualidad y otras que se demoraron más, y recién pudieron comenzar en el segundo semestre ”, relató Milagros González, coordinadora de la Dirección de Inclusión Social de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Nacional de Córdoba.

“Algunas facultades empezaron y tuvieron una o dos semanas de clases, para luego pasar a la virtualidad. La Universidad tiene 108 carreras de grado y pregrado, y por supuesto distintas realidades. Tanto docentes como estudiantes tuvieron que adaptarse”, agregó Leandro Carbelo, secretario de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Nacional de Córdoba .

LEANDRO CARBELO. Universidad Nacional de Córdoba.

El Colegio Nacional de Monserrat también comentó cómo se adaptó al contexto. “El año 2020 había comenzado con normalidad. Nuestras carreras eran de tipo presencial, y el alumno necesariamente tiene que venir a clases y cumplir con el requisito de una determinada cantidad de asistencia. En 2020 habíamos logrado un acuerdo con la buena predisposición de la Facultad de Arquitectura, quien nos brindaba unas aulas. Esto nos posibilitó abrir nuevas secciones en un horario matutino, lo que fue muy bien acogido”, expresó Fernando Lombroni, regente de nivel pregrado de la institución .

Por su parte, en la Escuela de Gastronomía Azafrán remarcaron que se tuvo “que apelar a una dosis extra de ingenio, para continuar con el año académico y superar los escollos que la pandemia ponía”.

“Arrancamos con una buena matriculación en 2020 y empezamos a dar una sola clase, dándoles el pantallazo de lo que iba a ser el año. A la semana les tuvimos que decir que todo lo que le habíamos dicho estaba caduco. Estuvimos 15 días parados, hasta que pudimos articularnos. Somos cocineros y para nosotros todo es práctico. Tocar la materia, cortar, transformar y que todo termine en un plato que sea consumible”, comentó Lucas Galán, coordinador académico de Azafrán.

En el caso de la Academia Argüello, que tenía previsto el traslado de su sede antes de la pandemia, recordó que en ese momento se encontraba trabajando fuertemente en la etapa final de diseño y ejecución de la obra.

“Ante la emergencia sanitaria, se suspendió la presencialidad plena, y nuestra institución dio respuesta inmediata con la adecuación de su propuesta pedagógica trilingüe a la modalidad virtual, a través de la plataforma digital y diversos programas que ya estaban instalados en el colegio, atendiendo a la especificidad de cada nivel educativo”, relató Rafael Cecconello, coordinador general de la Academia Argüello .

Por su parte, el Instituto Superior Santo Domingo, enfocado principalmente en la capacitación de recursos humanos profesionales en el área de la informática, comenzaba 2020 con la apertura de una nueva carrera. Este impulso encontró un reto con la llegada del covid. “Las inscripciones 2020, hasta el momento en que se declaró la pandemia, venían marcando un récord, con una clara recuperación con respecto a la campaña de marzo de 2019. Sin embargo, la curva se aplanó inmediatamente con el anuncio de las medidas de aislamiento”, lamentó Sergio Logares, director de la institución.

La vuelta a clases

El cambio fue tanto para la comunidad estudiantil como para todo el cuerpo docente. Adaptarse a tecnologías y modalidades afectó a quienes no estaban preparados y en muchos casos capacitados. Cada unidad académica tuvo un tiempo para acomodarse.

González destacó: “Nuestra secretaría depende directamente del Rectorado y tuvimos que adaptarnos para atender a toda la comunidad estudiantil que a la vez era muy dispar. La Universidad Nacional de Córdoba tiene más de 145 mil estudiantes y provienen no sólo de Córdoba sino de todo el país. Implementamos las becas de conectividad, que consiste en un dispositivo que los dota de internet, para que puedan llevar a cabo normalmente sus actividades virtuales. Que no abandonaran era el objetivo. La deserción era una de las principales preocupaciones que teníamos, por las condiciones que la propia pandemia podría ocasionar”.

FERNANDO LOMBRONI. Colegio Nacional de Monserrat.

“Nosotros no estábamos acostumbrados al uso de herramientas tecnológicas. Si bien tenemos para todo el colegio una unidad de Tecnología Aplicada a la Educación, y contamos con aulas virtuales, éstas se abrían a demanda del docente. De 50 docentes sólo uno utilizaba esta herramienta virtual. Fue de menor a mayor. Con un enorme esfuerzo y apoyo de las autoridades y de la UNC”, explicó Lombroni .

“Los docentes no teníamos Power Point para subir al sistema, porque estábamos acostumbrados a escribir en el pizarrón. Actualmente tenemos equipadas todas las aulas con la mejor tecnología”, subrayó.

Por su parte, Cecconello destacó que la actividad educativa y su gestión pedagógico-didáctica (que da especificidad y sentido a la escuela como institución social), nunca se vio interrumpida en la Academia Argüello. “Durante todo el ciclo lectivo 2020 se han recreado constantemente las propuestas metodológicas atendiendo a la lógica de cada contenido curricular, las capacidades fundamentales a desarrollar y la articulación con los diversos recursos digitales implementados”, explicó.

Por su parte, Azafrán -como un restaurante- no tiene otro ingreso que la cuota que paga el alumno o la consumición de un comensal. Sin subsidios estatales, había que acelerar los tiempos. “No podíamos despedirnos y decir ‘vení el año que viene cuando pase la pandemia’. Teníamos que pagar la infraestructura, los sueldos, los servicios. Teníamos que reinventarnos y en 15 días darle una respuesta al alumno”, reflejó Galán y agregó: “ A partir de la herramientas de Google, comenzamos a generar un proyecto no presencial. Gracias a los legajos de cada alumno, nos empezamos a comunicar vía mail y así generar las bases de datos e ir informándoles ”.

Asimismo, Logares recordó: “Si bien la cantidad de ingresantes se vio afectada, el tener en funcionamiento una estructura de educación virtual con dos décadas de experiencia, nos permitió continuar de manera casi normal con el desarrollo de la actividad académica y administrativa. Se implementaron plataformas de trabajo remoto para el personal, pero tanto alumnos como docentes pudieron continuar con sus actividades sin interrupción alguna”.

Aliado tecnológico

“Había que preparar a los alumnos. Si bien son nativos digitales, una cosa es usar las redes sociales y otra estar en clases. Organizarlos sin tener un contacto cara a cara fue todo un desafío. Si bien se les enviaba un extenso mail explicando todo, las consultas para evacuar dudas fueron muchas”, rememoró Lombroní en su experiencia vivida en el Monserrat

MILAGROS GONZÁLEZ. Universidad Nacional de Córdoba.

Galán y su equipo se nutrieron de herramientas como Zoom, y de herramientas de Google como Classroom y así lograron contener al alumno. “Nosotros tenemos todo armado en Azafrán para dar la clase, con el profesor cocinando para que luego los alumnos repitan y él observe. Con esta imposibilidad, cada profesor desde su casa, con lo mínimo, debía armar una cocina, filmarse con un celular, hacer una demostrativa y luego colgarlo en la clase. En la escuela repartimos equipamiento en taxis a los profesores. Enviamos recetarios, dinero para las compras y equipamiento para que pudieran hacer la práctica. Amén de hacer una selección de recetas que se pudieran hacer con este modelo”, relató el cocinero.

Así, Carbelo destacó que “la UNC fue la primera universidad del país que pasó a la virtualidad . Nosotros, en dos semanas, ya estábamos trabajando y teníamos inaugurado el ‘campus virtual, que es un soporte enorme para poder dictar clases en forma virtual. Ya veníamos discutiendo, procesando e implementando esta política, que ayudó a afrontar esta situación”.

El impacto de semejantes cambios no fue gratuito. “La universidad no sólo cumplió un rol en lo académico sino que muchos casos de desbordes psicológicos fueron abordados y se desarrollaron muchos dispositivos de acompañamientos. Con docentes tutores que trabajaban casos particulares, con la dirección de salud y profesionales que trabajan el área de salud mental que estuvo al pie del cañón con esta situación que sobrepasaba a muchos”, rememoró González.

“Creo que nos pasó a todos. Nos convertimos en entes que no sabíamos qué día y hora era de la semana. Se armaron grupos de WhatsApp con los alumnos que explotaban un domingo a las 10 de la mañana o un día de la semana a medianoche. Más allá de todo esto pudimos pasar 2020”, agregó Galán.

Adaptación y bajas

Con todas las vicisitudes planteadas, no tener bajas en la matrícula fue un esfuerzo titánico. Carbelo explica que “en algunos casos la tecnología alejó y, en otras, atrajo a los estudiantes . Fue una situación compleja que se abordó y se está abordando de diferentes maneras. Es un proceso que todavía no termina. Desde la adaptación a la virtualidad hasta la vuelta a la presencialidad y volver al cursado. Tenemos jóvenes que empezaron a cursar y nunca vinieron a Córdoba, y tienen que venir del interior. La presencialidad los obliga a vivir en Córdoba y a tener gastos con los que durante los dos años pasados no contaban. También está el caso de algunas carreras muy prácticas, y nos encontramos con que muchos jóvenes del interior volvieron a sus casas, empezaron a hacer trabajos informales, y esto los alejó de la universidad también”.

RAFAEL CECCONELLO. Academia Argüello.

En el caso específico de la educación Inicial, y los niveles Primario y Secundario, Cecconello explicó: “En febrero de 2021 el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba envió el protocolo oficial para la organización de un sistema bimodal de cursado, lo que permitió el regreso presencial a las aulas. De este modo se organiza el retorno a las actividades presenciales a partir del día 1 de marzo para todos los niveles de nuestra Institución, en jornadas no superiores a cuatro horas”.

En el pregrado del Montserrat surgieron situaciones que también se pudieron ver reflejadas en otras instituciones. “Ante la imposibilidad de la presencialidad, hubo alumnos que nos enviaron mail informando que en formato virtual no iban a cursar la materia. Pero a la vez nos pasó que los problemas de espacio que teníamos se vieron solucionados gracias a la virtualidad”, rescató Lombroni.

En el Instituto Superior Santo Domingo los estudiantes y docentes no pudieron volver a la presencialidad ni en 2020 ni en 2021, ya que las normativas del Ministerio de Educación específicas para el nivel superior no lo permitieron. “El personal directivo y administrativo regresó en los períodos en que se habilitó para el resto de las actividades, con los protocolos habituales de distanciamiento, barbijo y ventilación, sin que se hubieran registrado problemas al respecto”, nos describe su director.

En todo este recorrido, no sólo los alumnos debieron adaptarse. “En la Dirección de Inclusión Social se establecieron talleres para capacitar a docentes y adscriptos para que todo el material que se subía a las aulas virtuales, así como los videos, fueran accesibles a la comunidad que presenta algún tipo de discapacidad”, ejemplificó González.

La vuelta a las aulas no es algo menor. Cecconello manifiesta que “esta regularidad en el cursado presencial nos ha permitido sostener y profundizar el vínculo pedagógico de nuestros estudiantes con los demás miembros de la comunidad educativa, seguir desarrollando el oficio de estudiante de nuestros niños y jóvenes y contribuir a su bienestar socio-afectivo, para propiciar de esta manera el sostenimiento de la formación integral del estudiantado en el marco de nuestro Proyecto Educativo Trilingüe. En agosto de 2021, con una nueva resolución del Ministerio de Educación de Córdoba, se amplían las horas de presencialidad y la incorporación del comedor en la jornada escolar de nuestros estudiantes y docentes”.

Cambios

Enfrentar la pandemia, por momentos, detuvo y -luego- aceleró los cambios. En la Academia Argüello, en los últimos meses se siguieron realizando adecuaciones y mejoras edilicias a su nuevo edificio, previendo los escenarios posibles tanto en la nueva normalidad como para el caso de requerir volver al sistema de burbujas. “Con relación a nuestro proyecto pedagógico, se exploraron y recrearon metodologías de enseñanza y aprendizaje en contextos virtuales y con recursos digitales diversos, que potenciaron de modo fructífero la relación con el saber, atendiendo a la singularidad y trayectorias escolares de nuestros estudiantes. Para ello sumamos clases de apoyo con docentes auxiliares y tutores, y jornadas de reflexión de estas prácticas para su análisis e incorporación permanentes en la ‘nueva normalidad”, explicó Cecconello.

LUCAS GALÁN. Escuela de Gastronomía Azafrán.

En el Instituto Superior Santo Domingo, Logares apuesta al hecho de que la familiaridad general que la gente adquirió con las plataformas de videoconferencia y las clases en vivo hizo que se produjera su incorporación sistemática en la modalidad distancia , mejorando la interacción entre estudiantes y de éstos con sus tutores usando estos recursos. “La experiencia adquirida durante la pandemia se capitalizó en cuanto a la dinámica de las clases”, rescató.

Con dos años de experiencia en dirección a la virtualidad, ahora se trabaja en el proceso de la vuelta a la presencialidad, pero parece que nada será igual. “ En algunas carreras, la virtualidad ha incrementado el número de matriculados; Psicología es una de ellas . También, por otra parte, hubo altos índices de deserción el año pasado. Este año veremos si el número se mantiene. Actualmente se está evaluando en un futuro que las grandes facultades, que tienen grandes masas de estudiantes en las clases teóricas, de sostener algún tipo de virtualidad”, dijo González. A esto Carbelo agrega la necesidad de los estudiantes de “vivir” la vida universitaria.

Por su parte, Cecconello es optimista en su proyección. “Vemos el año 2022 como una puerta que se nos abre, repleta de oportunidades. Contamos con una nueva casa, que queremos seguir aprendiendo a habitar. Buscamos consolidar y potenciar nuestro Proyecto Educativo Institucional, capitalizando lo aprendido durante la educación en pandemia, afianzando las propuestas de espacios curriculares electivos propios de Academia y reactivando aquellos proyectos que nos distinguen, como nuestro programa de intercambios educativos recíprocos con escuelas hermanas de Francia, Canadá, Sudáfrica y Nueva Zelanda, y proyectos de Responsabilidad Social Escolar, y de Gestión Cultural”.

En el Colegio Monserrat, Lombroni analiza: “Han sido dos años de un aprendizaje muy grande. Pasamos de una enseñanza clásica a incorporar todas estas herramientas tecnológicas. El panorama que tenemos es buscar lo provechoso que tienen ambas instancias. Este cimbronazo vino bien para aggiornarnos . La pandemia aceleró los cambios y pese a ser una institución pública, el amparo de la Universidad Nacional de Córdoba, brindó los aportes necesarios para un salto de calidad enorme. Además, la virtualidad me permitió aumentar la cantidad de estudiantes. Ahora tenemos que trabajar la llamada ‘nueva normalidad” .

“Va a ser un gran año para seguir creciendo, y ya tenemos en proceso nuevas carreras y ofertas formativas que nos permitan consolidarnos en nuestra área de especialidad, las tecnologías”, dijo Logares.

“La proyección que tenemos para 2022 es muy buena”, coincidió Galán. “La tecnicatura dio vuelta la proporción con la carrera de cocinero. Con tres años de cursado, su formación intensiva y el peso del título oficial, el mercado demanda mayor formación. La cocina no está quieta. Los emprendimientos gastronómicos tienen demandas de un comensal exigente, que por suerte cada vez pide más” .

Pocas áreas de la vida social y económica tuvieron un impacto mayor que la educación. Estos dos años de pandemia se verán reflejados en quienes pudieron o no acceder al conocimiento. Con la esperanza de un 2022 de crecimiento y normalidad, se encara una nueva etapa en la tormenta que nos tocó transitar.

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