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Efecto OxyCotin: crisis de opiáceos, azote del fentanilo y cruces legales y políticos

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Purdue Pharma, la farmacéutica que en los años 90 lanzó al mercado el poderoso analgésico, ya pagó millonarias compensaciones en EEUU por los estragos que generó su promoción engañosa. El país vive momentos dramáticos por la devastación que causan las drogas químicas. En otras partes del mundo crece la preocupación por la epidemia de las adicciones a medicamentos para usos humano y animal

En marzo de 2019, en EEUU, mientras escalaba la crisis sanitaria por la adicción a los opiáceos, Purdue Pharma, la compañía que comercializó la droga OxyContin, llegó a un acuerdo extrajudial con el estado de Oklahoma y acordó pagarle 270 millones de dólares.

Esa jurisdicción había demandado a la firma por la devastación que causó en la población la comercialización del controvertido analgésico OxyContin y pidió una compensación.

Mucho más potente que la morfina, el OxyContin se lanzó al mercado en 1996.

Se trató de la primera vez que la empresa aceptó parte de responsabilidad en la epidemia de dependencia de las drogas legales para paliar el dolor en EEUU, conocida como “crisis de los opiáceos”.

La American Society of Addiction Medicine estableció que cuatro de cada cinco consumidores de heroína comenzaron con analgésicos.

En resumen, el fenómeno se debe a que farmacéuticas como Purdue Pharma inundaron el mercado con OxyContin, que se comercializó bajo el engaño de que no creaba hábito. Cuando los médicos dejaron de recetarlo, quienes desarrollaron fuerte dependencia acudieron a la heroína.

Al OxyContin y a drogas similares se les atribuye la peor situación de la salud pública en EEUU entre la irrupción del VIH y la pandemia.

Purdue Pharma fue demandada por unas cuatro decenas de estados de EEUU y por más de 1.600 ciudades -entre ellas, Nueva York-, un volumen de reclamos judiciales comparable a la guerra judicial contra las tabacaleras.

A su turno, Oklahoma acusó a la compañía de Stamford (Connecticut) de alimentar el abuso de opiáceos con campañas engañosas que exageraban las virtudes del OxyContin para dolores crónicos.

En esa línea, planteó que -por su negligencia al promocionar el producto– las cuentas públicas se tensionaron por los fondos que debían destinarse a tratamientos y políticas de prevención de adicciones.

El acuerdo que suscribió, en el que reconoce que los pacientes que consumen OxyContin pueden desarrollar dependencia física, fue un precedente para firmas similares que tratan de resolver sus litigios.

Disputas
En julio de 2021, en el marco de otras disputas legales, Johnson & Johnson y tres grandes distribuidoras de medicamentos llegaron a un acuerdo por 26 mil millones de dólares con varios estados, también para cerrar miles de reclamos de personas afectadas por el abuso de opioides.

Además de Johnson & Johnson, culpada por pasar por alto la capacidad adictiva de los productos, suscribieron el pacto las distribuidoras Cardinal Health, AmerisourceBergen y McKesson; en su caso, por ignorar las enormes cantidades de envíos de opiáceos prescriptos a las comunidades más golpeadas por la adicción.

“Johnson & Johnson, McKesson, Cardinal Health y Amerisource Bergen no sólo prendieron la mecha sino que alimentaron el fuego de las adicciones a los opioides durante más de dos décadas”, señaló la fiscal General del Estado de Nueva York al anunciar el acuerdo junto con sus pares de Carolina del Norte, Pensilvania, Nueva York, Delaware y Luisiana.

Bancarrota
Purdue Pharma se declaró en quiebra en 2019.

En septiembre de 2021, la Justicia de EEUU puso fin a la posibilidad de entablar acciones.

La firma se comprometió a aportar más de cinco mil millones de dólares a sus acreedores (entre ellos, estados y municipios, centros rehabilitación, hospitales y sobrevivientes).

Parecía que se liberaban de responsabilidades los integrantes de la familia Sackler, su propietaria, pero la administración de Joe Biden y varios estados impugnaron el pacto.

En mayo, un tribunal de apelaciones lo confirmó. Consideró que la ley federal de bancarrota tiene protecciones para las partes no declaradas en quiebra -como los Sackler- en circunstancias extraordinarias.

La administración demócrata insistió con sus reparos lo resuelto y el pasado jueves el Tribunal Supremo de EEUU suspendió el acuerdo.

Así, los procedimientos de quiebra de Purdue Pharma y sus filiales quedaron paralizados hasta que se resuelva la revisión instada por el Gobierno federal, que argumenta que la familia Sackler no puede aprovecharse de normas destinadas a deudores con dificultades financieras.

Precisó que retiró 11 mil millones de dólares de Purdue Pharma antes de aceptar contribuir con la mitad de esa suma al fondo de reparación para estados, gobiernos locales y particulares.

Cabe destacar que decenas de miles de demandantes apoyan la resolución de caso en sus términos actuales.

Puerta de entrada
El sistema de incentivos a visitadores médicos desempeñó un papel fundamental en el marketing de la compañía, una maniobra que incluyó pagos a galenos para que prescribieran OxyContin.

La escalada del uso del analgésico fue la puerta de entrada para miles de personas al fentanilo, una droga sintética 50 veces más poderosa que la morfina y tremendamente adictiva.

En tráfico del medicamento acelera los negocios de los cárteles mexicanos en Estados Unidos y diezma a los adictos de grandes centros urbanos.

En un momento trágico para EEUU, en 2022, el producto diseñado en los años 60 que revolucionó la anestesiología causó las dos terceras partes de las 110 mil muertes por sobredosis entre gente de 18 y 49 años.

El año pasado, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) incautó 50,6 millones de pastillas falsas y 4.500 kilos de polvo de fentanilo, el equivalente a casi 380 millones de dosis potencialmente mortales.

Letal
La directora de la DEA, Anne Milgram, advirtió: “El fentanilo es la droga más letal que haya amenazado a nuestra nación. Está en todas partes, en los 50 estados, desde las áreas metropolitanas hasta las rurales, ninguna comunidad está a salvo de este veneno”.

Según estudios de la agencia, solamente dos miligramos de fentanilo pueden ser letales.

Con base en esos datos, lanzó una alerta de seguridad pública sobre la circulación de píldoras con dosis potencialmente mortales.

Una investigación del Hospital General Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard, reveló que puede detener la función respiratoria incluso antes de que el usuario pierda la conciencia.

El análisis concluyó que ninguna cantidad de fentanilo es segura fuera de un entorno médico controlado por especialistas.

Xilacina
Para agravar el panorama, recientemente el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) emitió un informe que alerta sobre el consumo excesivo de xilacina, un sedante para animales que es usado para potenciar el efecto del fentanilo.

El comunicado señala que las muertes mensuales por sobredosis aumentaron 276 por ciento en los últimos tres años.

En las redes sociales se reproducen videos de barrios completos de ciudades de EEUU en donde deambulan personas en trance, en pésimo estado de salud física y mental y en situación de calle.

Muchas páginas que producen contenido que reflejan esta problemática se refieren los adictos como “zombies”, porque se encorvan y suelen quedarse dormidos de pie cuando consumen.

Dope lean (drogadicto flaco) es el término que se utiliza en la jerga callejera angloparlante para describirlos.

El fentanilo dificulta mucho la respiración, baja peligrosamente la presión arterial y enlentece el ritmo cardíaco. Además, causa úlceras cutáneas y abscesos.

Las personas que se inyectan mezclas que contienen xilacina son más propensas a desarrollar necrosis (putrefacción de tejido), que puede conducir a amputaciones de miembros.

Naxolona
El cólctel de fentanilo y xilacina impactó en la suba de decesos por sobredosis.

Se debe a que la xilacina no responde a la naloxona, el único fármaco que permite salvar a individuos que agonizan por sobredosis de fentanilo (y/o heroína).

Por ello, la DEA publicó una advertencia al público estadounidense sobre el fuerte aumento en el tráfico de fentanilo combinado con xilacina y su potencial para agravar el riesgo de sufrir una intoxicación mortal.

Mercado saturado
Hace un mes, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, reunió virtualmente a representantes de 84 países -entre ellos, México, principal vía de entrada de la sustancia al territorio estadounidense- para delinear una coalición global y aumentar la cooperación en la lucha contra el fentanilo y otras drogas sintéticas.

“Estados Unidos es como el canario en la mina de carbón: en otras palabras, lo que está pasando aquí con el fentanilo pronto sucederá en el resto del mundo”, dijo Blinken.

Advirtió que, ya saturado el mercado en su país, “las mafias criminales transnacionales” están enfocándose en otros lugares.

“Si no actuamos juntos con feroz urgencia, será una catástrofe”, sumó.

Recordó que las organizaciones criminales que trafican drogas sintéticas son extremadamente hábiles para explotar los eslabones débiles del “sistema global interconectado”.

“Cuando un gobierno restringe agresivamente el precursor químico, los traficantes lo compran en otro lugar. Cuando un país cierra una ruta de tránsito, los traficantes se trasladan rápidamente a otro. Ésta es la definición de un problema que ningún país puede resolver solo”, agregó.

China, productor de las sustancias químicas que se usan para fabricar fentanilo, fue invitada al encuentro, pero no participó.

México
También en julio, la DEA emitió un reporte sobre las operaciones de los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación y aseguró que México produce fentanilo “en masa”.

El presidente Andrés López Obrador rechazó la información de la agencia antidrogas, que indicó que ambos grupos criminales tienen a más de 45 mil agentes en más de 100 países y que su único límite de producción es la falta de los precursores químicos que llegan desde China.

El gobierno de López Obrador acusa al país asiático de producir fentanilo y asegura que México sólo es la puerta de entrada del producto a su vecino del norte.

La semana pasada, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció sanciones económicas para tres miembros del cártel de Sinaloa relacionados con el tráfico de fentanilo.

El subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera, Brian Nelson, adelantó que el gobierno de Biden apuntará “de forma agresiva” a todas las facetas de la cadena de suministro, para privar de financiación a los grupos criminales.

Afirmó que la decisión se tomó en coordinación con el Gobierno mexicano y su Unidad de Inteligencia Financiera.

Dos de los sancionados son los hermanos y jefes del cártel en Baja California (México), Alfonso y René Arzate García, que controlan las operaciones en Tijuana y en los municipios adyacentes.

En 2014, los Arzate García fueron acusados por narcotráfico por la Justicia estadounidense. A la fecha, están prófugos.

El tercer criminal es Rafael Guadalupe Félix Núñez, un sicario del cártel de Sinaloa que migró a la organización llamada “Los Ántrax”.

Hace casi una década fue imputado en California por tráfico de drogas. Las autoridades mexicanas lo detuvieron, pero en 2017 escapó del penal donde estaba aojado, en Culiacán.

Precursores
El viernes, México comunicó que está desarrollando un sistema para el rastreo digital de los precursores químicos que se usan para elaborar fentanilo y prometió tomar medidas más enérgicas.

Sin muchos detalles, la cancillería de ese país aseguró que funcionará en puertos costeros y cruces fronterizos.

El anuncio se formalizó luego de que, en una entrevista con la agencia de noticias EFE, el subsecretario de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley de Estados Unidos, Todd Robinson, afirmó que “el fentanilo sí se está fabricando en México” y que “sus precursores químicos vienen de China”.

El funcionario estadounidense estimó que si bien el trabajo bilateral con México para detener el tráfico fue “muy bueno” tiene “posibilidades de mejorar”.

Sudamérica
En Sudamérica, pese a que el consumo de opiáceos y de heroína no es tan común, crece la preocupación porque hay población adicta que ya usa fentanilo.

A principios de años, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil actualizó su lista de precursores de drogas y sustancias psicoterapéuticas y sumó el precursor que permite producirlo sintéticamente en laboratorios.

La medida implica que cualquier persona que comercialice fentanilo en Brasil tendrá que contar con una autorización especial de la Anvisa, que también exige que el producto se almacene bajo llave o con dispositivos de seguridad.

Además, ordena que los hospitales registren toda manipulación de fentanilo y que los médicos lo receten con un formulario específico.

La Anvisa se basó en las recomendaciones de 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

El Centro de Información y Asistencia Toxicológica (CIATox) de la Universidad de Campinas (San Pablo) registró casos de sobredosis de fentanilo.

A principios de mayo se lanzó en el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Brasil el cuarto informe del Sistema de Alerta Rápida sobre Drogas (SAR) sobre el fentanilo, para permitir la rápida circulación de la información en cuanto se detecten rastros del opioide.

Según la Secretaría Nacional de Política sobre Drogas, hasta ahora las incautaciones del analgésico fueron “episódicas”.

Argentina
Hace poco más de un mes, en Misiones, Gendarmería detectó dentro de una encomienda 500 ampollas de fentanilo.

El operativo se desplegó en la ruta nacional Nº 12 y el Juzgado Federal de Posadas interviene en la causa.

La droga salió de Posadas e iba a la terminal porteña de Retiro.

Las ampollas -insumos fuertemente controlados, usados por anestesistas y galenos especializados en cuidados paliativos- son de producción nacional. Las fabricó el laboratorio Gobbi-Novag, bajo la marca “Fentanovag”.

A la fecha, no se detectó producción clandestina de fentanilo en Argentina y las problemáticas dentro del sistema penal son el uso indebido y la venta desleal del material.

Un caso resonante ocurrió en el hospital Fernández, en la ciudad de Buenos Aires. Un enfermero de carrera del nosocomio quedó incriminado por hechos ocurridos en 2018. En dos ocasiones, sustrajo medicación (fentanilo y morfina) sin dejar registrada su cantidad y contenido.

En febrero de 2022, se estableció que la cocaína envenenada vendida en el conurbano bonaerense, en la villa Puerta 8 de Tres de Febrero, que mató a 24 consumidores, era carfentanilo, un derivado del fentanilo 30 veces más potente.

Colombia
En Colombia se concretaron varias incautaciones de cargamentos de fentanilo: 2018 cerró con 10 casos; 2019 con nueve y 2021 y 2022 con 12.

En lo que va de 2023 se reportaron 15 casos (entre ellos, el operativo más importante hasta la fecha, en Medellín), con un decomiso de al menos 1.300 ampollas para uso médico.

Días atrás, durante la ceremonia del primer año de su gestión, el presidente Gustavo Petro se refirió a la droga y la definió como “uno de los peores males de la humanidad”.

Salud pública
Petro planteó la necesidad de motorizar una política de salud pública que anticipe los estragos que puede causar en el país.

Luego, el director de la Policía Nacional, el general William René Salamanca, dijo que no hay información sobre su comercialización o mezcla en Colombia.

El fiscal General Francisco Barbosa sostuvo en varias oportunidades que no hay registros de laboratorios de fentanilo, pero el país se prepara; incluso, pidió colaboración de delegaciones de agencias estadounidenses como la DEA, con experiencia en el tema.

El ministro de Justicia colombiano, Néstor Osuna, reconoció que aumentó el consumo. “Es una droga con un riesgo de mortalidad muy grande”, recalcó, y precisó que una sobredosis puede llevar a la muerte “casi de inmediato”.

Osuna dijo que se están haciendo “grandes esfuerzos” de capacitación para funcionarios del aparato sanitario y operadores judiciales, con el fin de que puedan determinar quién usó fentanilo y le brinden ayuda de manera urgente.

El fentanilo puede comercializarse en las calles en varias presentaciones, como comprimidos, cigarrillos electrónicos e, incluso, en impresiones en papel, lo que complica su identificación.

Miniserie
La plataforma Netflix estrenó la miniserie de seis capítulos “Medicina letal”, que narra la historia del OxyContin.

La obra recrea una historia de la vida real, pero con lugares, personajes y hechos modificados con fines dramáticos.

La ficción está basada en el libro Pain killer, de Barry Meier, y explora el tema a través de los ojos de los responsables, de las víctimas y de una investigadora.

“Medicina letal” también se inspiró el artículo del The New Yorker The family that built an empire of pain, de Patrick Radden Keefe, que aborda los pormenores del sistema en el que se apoyaron las farmacéuticas para prosperar y no asumir responsabilidades mientras el sistema sanitario se desbordaba.

En 2021, el documental “El crimen del siglo”, de HBO, también toma el punto de partida de la epidemia, haciendo hincapié en el daño que causó en las zonas más empobrecidas de Estados Unidos.

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