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Enigmas de arena y viento

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La región de Ica, revestida por el vasto desierto de formaciones milenarias, atesora las Líneas de Nazca: testimonio de valor incalculable para la historia andina cuyo origen y tamaño forman parte de uno de los grandes misterios de la arqueología mundial. A su vez, contiene  la Reserva Nacional de Paracas, hogar de una fauna sorprendente y un paisaje bucólico que se cierne en el encuentro entre las dunas y el océano.

Por Carolina Brenner / Enviada especial a Perú – [email protected]

Lima se va desvaneciendo entre la bruma del mar y el acantilado. La ruta se aleja hacia el sur serpenteando el trayecto que separa la barranca de las playas. Paradores, juegos para niños, plazas y pérgolas decoradas con flores reflejan la creciente dedicación al desarrollo de la costanera.

“En los últimos años comprendimos la importancia de cuidar este sector de la ciudad, limpiando la zona y tapizándola con vegetación, así como también prolongando el paseo costero con infraestructura para disfrutar del paisaje y ganarle espacio al océano”, explica Nicolás, el guía elegido por Promperú para ilustrar la travesía hacia la región de Ica.

El circuito -denominado también Costa Verde- que se extiende a lo largo de unos veinte kilómetros, se ha convertido en el lugar predilecto de los limeños para saborear los fines de semana y las tardes de primavera y verano.

Atravesando estos balnearios, y a diferencia de la prolijidad del entorno capitalino, los pueblos vecinos se suceden desaliñados a lo largo de la carretera.

El parque automotor envejece y es invadido por un enjambre de mototaxis, curiosos vehículos de tres ruedas transformados, en medio de transporte exclusivo, para circular dentro de los barrios. Se multiplican los puestos de comida al paso como las chicharronerías, así como los asentamientos de viviendas que se elevan sobre sierras esteparias como favelas silenciosas y abandonadas.

Le llaman los pueblos jóvenes, ocupas o zonas pobres que dominaron la superficie desoladora de las laderas con construcciones precarias pintadas con un guiño de color en techos y paredes.

El camino que forma parte de la ruta Panamericana atraviesa Chincha, lugar conocido como cuna de campeones por ser la patria de buenos boxeadores, futbolistas y voleibolistas; hasta llegar a Pisco, capital homónima de la provincia contigua.

La cuna del licor nacional del Perú, que desde el siglo XVI es destilado de las uvas que se cultivan en los valles fértiles, surge como un vergel en el páramo. Viñedos y campos sembrados de espárragos, alcachofa, algodón, papaya, naranja y palta, florecientes gracias al agua que emana bajo la tierra, se extienden hacia el sur desafiando la adversidad del terreno.

Luego de atravesar un circuito ensortijado de calles de tierra, un cartel improvisado avisa de que a pocos metros se encuentra el Aeropuerto. En plena obra de ampliación, la pequeña terminal abarrotada de turistas de todo el mundo es una de las puertas de ingreso para sobrevolar los grandes enigmas de la humanidad. Antesala obligada y la única opción para descubrir las Líneas de Nazca, ya que por su tamaño y accesibilidad sólo se pueden apreciar desde el aire.

En la pista, después de sortear los controles pertinentes, una avioneta twin biplaza con capacidad para doce personas y la tripulación a bordo recibe a los grupos de visitantes con una breve explicación de lo que experimentará en la travesía aérea.

“Durante un vuelo de aproximadamente dos horas podrán apreciar un conjunto de gigantescos dibujos zoomorfos, antropomorfos y geométricos labrados sobre una de las zonas más sedientas del planeta, cuyo origen y gran tamaño -algunas alcanzan los 300 metros de longitud-, protagonizan las incógnitas de la historia andina”, introduce el comandante.

En el aire, la avioneta navega sobre una estela de cordilleras y mesetas multicolores hasta el predio donde se concentra la mayoría de las figuras emblemáticas esparcidas aleatoriamente sobre las pampas de Nazca y Palma. La nave gira hacia un lado y luego hacia el otro para que todos los pasajeros logren apreciar las imágenes esculpidas en la inmensidad de la geografía multiforme, mientras el piloto les indica las coordenadas por medio de los auriculares.

El candelabro, la ballena, los trapecios, el mono, el astronauta, el perro, las manos, el colibrí y la familia, conforman parte de esta colección de dibujos gigantescos que cautivan por su magnitud y por las diversas teorías que giran en torno a su fundamento.

Calendario astronómico, sistema de senderos votivos, recinto sagrado de significado mágico y religioso, ofrenda para los dioses. Estos trazos inmensos realizados por los Nazca mediante surcos abiertos en el suelo siguen siendo un gran interrogante para la arqueología mundial y constituyen un testimonio de la estrecha relación que los antiguos peruanos tuvieron con su entorno y su espiritualidad.

“Al ser roturada la costra rojiza y oscura que por oxidación cubre los arenales aflora tierra amarillenta, tonalidad que permite que estas figuras se distingan a la distancia y que perduren durante miles de años”, explica el libro ilustrado que reciben los pasajeros como obsequio de la excursión.

Inadvertidas durante siglos, el primero en informar sobre la existencia de las líneas fue el cronista español Pedro Cieza de León, en 1547, quien las menciona vagamente en sus crónicas por el país. Luego fueron redescubiertas por Toribio Mejía Xesspe en 1927 y estudiadas por el norteamericano Paul Kosok, quien se encargó de difundirlas para el mundo en 1939. Su discípula María Reiche llegó a Perú en 1940 y dedicó su vida al estudio y conservación de este descubrimiento, gracias a lo cual logró preservar las líneas para el futuro.

Entre las dunas y el mar
A menos de diez kilómetros hacia el sur de Pisco se extiende la Reserva Nacional de Paracas, cuya capital se ha convertido en un destino turístico, tanto vacacional como corporativo gracias al ferviente desarrollo hotelero de alta categoría que incluye establecimientos de decenas de millones de dólares.

El balneario se cierne entre extensas dunas -que en ciertas zonas conforman verdaderas cordilleras moldeadas por el viento- y la bahía marítima que sirve de refugio a una nutrida fauna silvestre conformada por lobos marinos, pingüinos de Humboldt, guanayes, chuitas y más de doscientas variedades de aves. Un universo de picos y plumas que se alimenta de los grandes cardúmenes de anchoveta que habitan esas aguas.

“El nombre del pueblo se remite a las Paracas, lluvias de arena causadas por los vientos alisios que azotan la zona durante agosto y que llegan a teñir de dorado todo lo que encuentran a su alcance. Este fenómeno es uno de los efectos de la gran insolación del lugar, donde el sol reina casi los 365 días del año y las temperaturas oscilan entre 13° en invierno y 40° en verano”, explica David, un limeño que escapó de la vorágine capitalina para sumergirse en la mística que contagia esta geografía.

David montó una empresa de turismo por medio de la cual “zarandea” entre las dunas a visitantes de todas las nacionalidades. Lo hace con una camioneta 4×4 y se divierte asustando a sus pasajeros con las maniobras arriesgadas que permite la ondulación de la montaña rusa.

La aventura generalmente culmina al atardecer, en un oasis improvisado en el corazón del valle de arena. A la luz de las velas, los invitados -entre agitados por el zigsagueo del vehículo y emocionados por la belleza del paisaje-, se abstraen del universo bajo las estrellas para disfrutar de una cena encantada por la eternidad del desierto.

Cómo Llegar
Con LAN: vuelos directo desde Córdoba a Lima. Desde 4.516 pesos.

Dónde dormir
Tanto Lima como Paracas disponen de una oferta hotelera de alta categoría ideal para viajes de turismo, de negocios, congresos y reuniones. Entre algunos de los más destacados figuran:
– Hilton Lima Miraflores, desde $998 .
– Hotel Paracas, Luxury Collection Resort, desde $1.037.
– Hotel Double Tree Paracas, desde $1.260.
Hotel Hacienda Bahía Paracas, desde $1.350.
(*) Precios promedio correspondientes a la habitación en base doble.

Qué hacer
– Excursión Travesía 4×4 por el desierto de Paracas con picnic gourmet al atardecer, desde $1.200 por persona.
– Sobrevuelo por las Líneas de Nazca desde Pisco. Duración dos horas. Desde $2.000 por persona.
– City Tour por Lima, desde $300 por persona.

Dónde comer en Lima:
Restaurante Cala.
– Restaurante Hotel Hilton Miraflores
Restaurante Junius con espectáculo folclórico de las danzas más representativas del Perú.

Más información en la web

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