El puente del mundo

28 septiembre, 2012

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Fruto de un vertiginoso crecimiento económico, la ciudad de Panamá protagoniza una frenética expansión edilicia: torres multiformes
y modernísimas, suntuosas cadenas hoteleras y enormes centros comerciales.

La postal de la ciudad de Panamá muta a un ritmo acelerado al paso de una frenética expansión urbanística protagonizada por rascacielos y torres de hoteles que pujan por quién gana más altura.
Desde que el canal -la magnífica obra de ingeniería que une el Atlántico con el Pacífico- pasó de manos norteamericanas a panameñas, la urbe más conocida como el “puente del mundo” no para de crecer.
Cada vez son más las cadenas hoteleras que se instalan en la metrópolis recostada frente al mar para albergar a turistas, empresarios e inversionistas que eligen esta ubicación estratégica en el centro de las Américas, ya sea para recorrer su agraciada geografía o en plan de negocios.

“Entre 2010 y 2014 la ciudad tiene planeado sumar cerca de doce mil habitaciones de hoteles para acompañar el crecimiento de visitantes”, comenta Eric Amador, conductor de un remisse quien diariamente se ocupa de trasladar a los pasajeros desde el Aeropuerto Internacional Tocúmen hacia el corazón de la capital.
“Otros sectores de la industria corren para alcanzar este desarrollo, como las aerolíneas, que cada vez son más y suman más vuelos, las agencias de viajes que también han proliferado, los centros comerciales que se amplían como gigantes y los desarrollistas que anuncian a diario nuevos proyectos de inversión”, agregó Amador, mientras enseña a sus pasajeros la humilde vivienda que habitan sus padres, quienes están pidiendo una fortuna a un grupo empresarial interesados en instalar allí un complejo de edificios.
Las inversiones masivas, incentivadas con beneficios gubernamentales, que se están dando en el país, han causado un efecto bola de nieve que afecta cada actividad económica.

Asimismo, la nación centroamericana está experimentando un aumento en la demanda de inmigración, atrayendo no sólo a hombres de negocios sino también a personas en busca de empleo, de Latinoamérica, Norteamérica y Europa.
La ciudad capital cuenta con poco más de 700 mil habitantes pero su vitalidad y expansión, además del intenso flujo de visitantes de otras latitudes, hacen que parezcan mucho más.
Actualmente, la población urbana representa 59% del total de habitantes del país, que supera tres millones de personas. La mayor parte de esta sociedad es de origen mestizo, descendiente de indígena, africano y español, aunque existe una gran diversidad étnica.

De murallas y piratas
Más allá del distrito moderno donde se concentra la vorágine de la construcción edilicia, se encuentra el Casco Antiguo, barrio histórico que regala un agraciado paseo turístico.
La zona se despereza sobre un promontorio amurallado donde se refugiaron los conquistadores para evitar los saqueos y destrucciones del pirata inglés Henry Morgan.
Hoy, alberga numerosas casonas de tejas rojas y rejas de hierro forjado sobre balcones adornados de flores, restauradas a su gloria colonial.
Plazas, iglesias, hostales, cafeterías, galerías de arte y demás comercios se suceden a lo largo de un circuito corto y agradable que, aunque haya sido declarado de Patrimonio de la Humanidad, aún se desluce con algunas manzanas en estado de abandono.

La caminata por estas callecitas tiene paradas obligadas, como la Iglesia del Altar de Oro, el Palacio Presidencial, la Plaza de la Independencia, la Plaza Bolívar, la Plaza Francia y la Plaza Herrera.
También es recomendable la exquisita carta de restaurantes y bares que invitan a disfrutar de las noches cálidas a la luz de las velas.
Además del Casco Histórico, la vida nocturna panameña se concentra en otros puntos divertidos como la Calzada de Amador, un collar de islas construidas en 1913 con el material extraído del Corte Culebra durante la construcción del Canal de Panamá, que regala vistas privilegiadas de toda la bahía.
El entretenimiento nocturno también se puede encontrar en las decenas de casinos que ostentan varias cadenas cinco estrellas, y en las discotecas que abundan en el centro.

Aunque el verdadero ritmo tropical se puede vivir dentro de los Diablos Rojos, una especie de transporte escolar disfrazado de boliche pintado de colores fuertes y decorado con luces de neón.
Estos ejemplares, así como la mayor concentración de discotecas, bares y locales gastronómicos, se ubican sobre la calle Uruguay, que desemboca en la avenida Balboa o Cinta Costera, denominada también como la zona rosa.

Entre mares
El canal de Panamá, atravesado anualmente por más de trece mil barcos, es la visita por excelencia de este destino.
Aun con los adelantos de hoy, es asombroso observar cómo un enorme barco de contenedores se desliza a través de las esclusas para curzar de un océano a otro. Más aún, resulta increíble la eficiencia de este mecanismo construido al inicio del siglo pasado.
El espectáculo está centrado en las naves gigantescas conocidas como Panamax, que atraviesan las esclusas con pocos centímetros sobrantes en ambos costados.
Los guías bilingües que acompañan el recorrido por la esclusa de Miraflores, ubicada a pocos minutos del centro comercial, explican que el peaje promedio que pagan los barcos por transitar el canal es de alrededor de cien mil dólares, pero muchos de ellos se ahorran hasta diez veces esa cifra al evitar el viaje alrededor del Cabo de Hornos.

Gran parte de estas divisas explican el rápido crecimiento de la ciudad en los últimos años, desde que el canal pasó a jurisdicción de los panameños en el primer minuto del siglo XXI.
Entre las anécdotas divertidas sobre estos peajes que comentan los interlocutores del atractivo turístico, se destaca el récord obtenido por el crucero Norwagian Pearl, que pagó la cifra más alta, de 419 mil dólares , por cruzar el canal; y el de Richard Halliburton, a quien se le atribuye el pase más bajo, de 0,36 dólares, por haberlo hecho a nado.
“El canal sigue mirando hacia el futuro y, debido a que el mercado naviero suma embarcaciones cada vez más grandes, su administración está construyendo un juego extra de esclusa más anchas y profundas”. Así lo anuncia el guía para cerrar el paseo de dos horas por la esclusa de Miraflores.

Cómo llegar
Copa Airlines ofrece un vuelo directo diario de Córdoba a Panamá. Precio del pasaje ida y vuelta: desde 1.123 dólares (finales), que se pueden abonar en pesos al cambio del día.
Más info en oficinas comerciales de Copa, Av. Vélez Sársfield 478- o en www.copaair.com.

Alojamiento
– En Panamá. Crowne Plaza Hotel Panamá, Holiday Inn, InterContinental Miramar, LeMéridien Panamá, Solarium Coronado Beach y Villa Bonita.
– En Playa Bonita: Westin Playa Bonita. El precio de la habitación doble por noche hasta el 19 de diciembre de 2012 parte de 88 dólares con desayuno incluído, y desde 145 dólares con pensión completa.

Excursiones y precios
– City tour: 20 dólares por persona.
– Visita a la Esclusa de Miraflores en el Canal de Panamá: 20 dólares por persona.
– Traslado desde el Aeropuerto Internacional de Tocumen hacia la ciudad de Panamá: desde 10 dólares por persona si se comparte el taxi con otros cuatro pasajeros; y 25 dólares el taxi privado.

Gastronomía
– Entre los restaurantes recomendados se destacan: Budapest, Café Pomodoro, Café Chic, El Patio, El Trapiche, Habana Panamá, La Mar Cebichería, Hacienda Real, La Papa, La Rosa de los Vientos, Las Tinajas, Las Terrazas de Multiplaza y Los Años Locos.
– En los restaurantes de alta gama, el menú constituido por entrada, primer plato, postre y gaseosa parte de US$30 por persona.