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Un conflicto actual con orígenes bíblicos

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Por Florencia G. Rusconi (*)

El conflicto entre Israel y Palestina es uno de los principales focos de tensión en el mundo. El plan de dos Estados propuesto por Naciones Unidas en 1947 y la declaración de independencia de Israel el 14 de mayo de 1948 iniciaron una disputa que se ha mantenido hasta hoy. Durante casi ocho décadas, ambas partes han peleado por obtener la legitimidad y el reconocimiento de la comunidad internacional, aunque Israel, con el enorme apoyo de EEUU, siempre ha gozado de mucha ventaja en esta pugna. 

Durante un discurso en la reunión de embajadores de la Unión Europea (UE), el representante de Asuntos Exteriores y Seguridad de la UE, Josep Borell, afirmó: «El conflicto entre Palestina e Israel no es de naturaleza étnica o religiosa, es una cuestión nacional. Está relacionado con el derecho de dos pueblos a vivir en la misma tierra (…) ambos pueblos tienen derecho a vivir en el mismo territorio y pueden vivir juntos. Los dos pueblos deben vivir en paz”.

“Dicen que no hay ningún documento ni acuerdo al respecto, pero sí un escrito firmado en Oslo. Sin embargo, el problema es que ese acuerdo no se ha implementado. Este conflicto se ha intensificado a lo largo de los años. Hubo ataques de Hamás, fueron respondidos por Israel, lo que provocó enormes bajas entre la población civil. Surge la pregunta: ¿por qué no se implementó el acuerdo de Oslo?. Porque ciertas fuerzas de ambos bandos lo impidieron, negaron y no reconocieron el derecho del otro a la vida y a la existencia.

“La colonización israelí de Cisjordania se ha intensificado; los palestinos se han visto bajo presión y grupos religiosos radicales y grupos armados se han aprovechado de lo sucedido a lo largo de los años”.

“La barbarie cometida por Hamás contra Israel el 7 de octubre es una paradoja para nosotros. El mundo creía que ese conflicto había terminado, todos tenían esta ilusión”.

“Aunque el status quo no cambió, hubo estabilidad. Pensábamos que la solución de las relaciones entre los países árabes e Israel podría traer la paz a Israel y Palestina, pero esto no sucedió», concluyó Borell.

Un millón de personas han dejado sus casas en medio de escenas de caos y desesperación por los bombardeos israelíes en el norte de la Franja de Gaza, estimó la Organización Mundial de la Salud.

Las escenas recuerdan a algunos palestinos la nakba (“catástrofe”, en árabe), que se refiere a la guerra árabe-israeli de 1948, en la que miles de palestinos fueron expulsados del territorio que habitaban en el actual Israel. Ninguno pudo retornar a sus antiguos hogares. Aunque bastantes de ellos emigraron a países como Siria o Marruecos, muchos otros se quedaron en la Franja de Gaza y Cisjordania.

Sí hay una explicación bíblica explícita para esta hostilidad. Proviene de Abraham (hace unos cuatro siglos, 1.800 AC). Los judíos son descendientes de Isaac, el hijo de Abraham. Los árabes son descendientes de Ismael, también hijo de Abraham. Habiendo sido Ismael el hijo de una esclava egipcia (Génesis 16:1-6) e Isaac, el hijo prometido que heredaría las bendiciones de Abraham (Génesis 21:1-3), obviamente habría alguna hostilidad entre ambos. Como resultado de las burlas de Ismael contra Isaac (Génesis 21:9), Sara (esposa) habló con Abraham y le solicitó que enviara a Agar (esclava) y su hijo Ismael lejos de ahí (Génesis 21:11-21). Probablemente esto causó aún más desprecio en el corazón de Ismael por Isaac. Un ángel le profetizó a Agar que Ismael sería un “hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él” (Génesis 16:11-12).

La religión del Islam, a la cual pertenecen la mayoría de los árabes, ha hecho esta rivalidad aún más profunda. El Corán contiene algunas instrucciones contradictorias para los musulmanes respecto a los judíos. En un punto, instruye a los musulmanes a tratar a los judíos como hermanos, y en otro, ordena a los musulmanes a atacar a los judíos que se rehúsen a convertirse al Islam. El Corán también introduce un conflicto en cuanto a quién es el verdadero hijo de la promesa de Abraham. Las escrituras hebreas dicen que fue Isaac. El Corán dice que fue Ismael. El Corán enseña que fue Ismael a quien Abraham casi sacrificó al Señor, no a Isaac (en contradicción con Génesis capítulo 22). Este debate sobre quién fue el hijo de la promesa contribuye a la hostilidad actual.

Sin embargo, la más antigua raíz de amargura entre Isaac e Ismael no explica toda la actual hostilidad entre judíos y árabes. De hecho, por miles de años en la historia del Medio Oriente, los judíos y los árabes vivieron en relativa paz e indiferencia de unos hacia otros. La causa primaria de la hostilidad tiene un origen más reciente.

Retrocedamos en el tiempo: el nombre “Palestina» fue dado por el Imperio Romano cuando conquistó ese lugar, en los primeros años de nuestra era. Entonces, la mayoría de la población era judía, pero después se convirtió al cristianismo. Seis siglos más tarde, también en la zona surgió el Islam, al que algunos habitantes también se convirtieron.

Esto es importante para entender que no es que los palestinos hayan llegado a quitarles su tierra a los judíos ni mucho menos. Es un territorio en el que había poblaciones; sí hubo migraciones, hubo gente que llegó de afuera. Pero esencialmente ha sido la misma gente local que ha conservado o cambiado su religión.

Este territorio fue parte del Imperio Otomano desde el siglo XII y hasta el final de la Primera Guerra Mundial, en 1917. En 1922, La Liga de las Naciones estableció el sistema de “mandatos” (1).

El Reino Unido le arrebató Palestina y la pasó a su control colonial. Los deberes del mando británico en Palestina incluian asegurar el «establecimiento del hogar nacional judío», el futuro Israel. Entre 1936 y 1939, el Reino Unido aplastó la revuelta árabe en Palestina.

Posteriormente, En noviembre de 1947, la resolución 181 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dividió a Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío. Jerusalén quedaría bajo control internacional. Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, estaba con Jordania y la Franja de Gaza con Egipto.

El Estado de Israel se creó el 14 de mayo de 1948. EEUU fue el primer Estado que lo reconoció; lo hizo de facto, el mismo día en el que Israel proclamó su independencia. Tres días más tarde, la Unión Soviética fue el primer país que reconocía oficialmente al país judío. Por entonces, Moscú confiaba en que Israel se convirtiera en un Estado socialista y en un aliado en Oriente Próximo.

Así, esta creación del Estado causó una guerra de ocho meses con países árabes, la nakba que mencionamos antes. Más de 780.000 palestinos fueron desplazados hacia la Franja de Gaza, Cisjordania y otros países árabes, sin la posibilidad de regresar al que fue su hogar.

Con el auspicio de la Liga Árabe, en 1964 se crea la Organización para la Liberación Palestina (OLP).

En la Guerra de los Seis Días, de junio de 1967, Israel derrota a Egipto, Jordania y Siria y ocupa Jerusalén Este, Cisjordania, la Franja de Gaza y las Alturas de Golán.

Poco después comienzan los asentamientos judíos en los territorios ocupados, que continúan actualmente en Cisjordania, Jerusalén Este y las Alturas de Golán.

La primera intifada, levantamiento palestino contra el mando israelí, se extendió de 1987 a 1993. Entonces, Jordania y Egipto renunciaron a cualquier control en los territorios palestinos, que lo habían perdido.

En 1993, Israel y la OLP firmaron una declaración de principios para la autonomía Palestina tras seis meses de negociaciones secretas en Oslo, lanzando un proceso de paz.

Yaser Arafat, líder de la OLP, regresó a los territorios palestinos en julio de 1994, tras 27 años de exilio, para crear la Autoridad Palestina. Se estableció entonces un gobierno autónomo por primera vez en la Franja de Gaza y la localidad cisjordana de Jericó.

Los acuerdos de Oslo

Los acuerdos de Oslo fueron los pactos entre Israel y Palestina para terminar el conflicto entre ambas partes a partir de 1993. Su nombre es “Declaración de Principios sobre las Disposiciones relacionadas con un Gobierno Autónomo Provisional”. Establecían cinco años para negociar un acuerdo de paz permanente y la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como gobierno autónomo provisional, con instituciones como el Consejo Legislativo Palestino.

Los orígenes de los acuerdos de Oslo fueron los de Camp David, en 1978, entre Israel y Egipto, y la conferencia de Madrid de 1991, que sentó las bases del diálogo. La negociación ocurrió en Oslo y la firma, en Washington, en presencia del primer ministro israelí, Isaac Rabin, de Arafat, presidente de la OLP, y del primer mandatario estadounidense, Bill Clinton. Los acuerdos de Oslo significaron el reconocimiento de la OLP a Israel y de Israel a la ANP. Se complementaron con el tratado de paz entre Israel y Jordania en 1994, los acuerdos Gaza-Jericó en 1994 y Oslo II en 1995, que detallaron la autonomía palestina, y las cumbres de Camp David en el 2000 y Taba en 2001.

En septiembre de 2000, el líder de la oposición derechista y futuro primer ministro israelí, Ariel Sharon, visitó el complejo de la mezquita Al-Aqsa en Jerusalén Este, un sitio sagrado para musulmanes y judíos, quienes lo llaman el Monte del Templo, lo que dio inicio a los enfrentamientos de la segunda intifada.

En respuesta a una ola de ataques suicidas, Israel invadió Cisjordania en 2002, su mayor operación en ese sitio desde la guerra de 1967.

Mahmud Abas, un moderado, asumió el mando de la Autoridad Palestina en enero de 2005, tras la muerte de Arafat.

En 2007, el movimiento islamista Hamás tomó control de Gaza tras feroces combates con sus rivales de la facción Fatá, encabezada por Abas

Desde ese momento, el gobierno de los dos territorios que constituyen actualmente Palestina está dividido.

También desde entonces, Israel ha mantenido un bloqueo a la Franja de Gaza y tiene muy restringidas las salidas de este territorio.

¿Palestina es un país o un Estado?

Si Palestina es un Estado o no, es una pregunta de respuesta complicada, ya que ésta depende de muchos factores, desde el reconocimiento internacional hasta la política interna de los territorios palestinos.

Para hablar de la calidad como Estado de Palestina podemos hablar principalmente de dos puntos de vista: el jurídico y el fáctico.

Para que un Estado sea un Estado, legalmente lo más importante es que otros Estados le reconozcan como tal.

En el caso de Palestina, se trata de un Estado con reconocimiento limitado. ¿Cuántos países reconocen a Palestina como Estado?

Antes de finalizar el siglo XX, 102 países reconocían a Palestina como Estado; Actualmente, 136 países lo reconocen. Casi todos forman parte del Movimiento de Países No Alineados, de los cuales sólo Camerún, Eritrea, Myanmar y Singapur rechazan al Estado Palestino.

El reconocimiento internacional de Israel se refiere al reconocimiento diplomático. Actualmente, 164 de los 193 Estados miembros de la ONU (85,4%) reconocen a Israel.

La diferencia principal reside en que Israel cuenta con el reconocimiento de Estados que tienen un mayor peso en la escena internacional, como Estados Unidos -con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU-, otros miembros del G7 y la mayoría de los integrantes de la UE.

En cambio, algunos de los países que reconocen a Palestina como Estado y no a Israel, son Irán, Nicaragua o Cuba, países que están sancionados por Occidente por sus violaciones a los derechos humanos y que tampoco cuentan con mucho poder en la esfera internacional.

El segundo punto, el fáctico, se refiere principalmente al monopolio de las labores de seguridad de su población y de su soberanía. En este punto es donde más flaquea la calidad de Estado de Palestina.

Es un hecho que es un Estado que existe libre pero no de facto porque en realidad no tiene la capacidad para hacer valer su soberanía. El principio básico para hacer valer la soberanía es que pueda defender la integridad territorial y a la población.

Entonces, como uno de los países que no reconocen a Palestina es Israel, éste no le reconoce el derecho a defenderse o, por ejemplo, a tener fuerzas armadas permanentes entonces de facto no es un Estado.

Cerca de seis millones de palestinos viven como refugiados en la Franja de Gaza, Cisjordania y los países del entorno. Es el grupo de refugiados más grande y antiguo del mundo. 

La mayoría es descendiente de aquellos 750.000 que tuvieron que dejar sus hogares, expulsados por las autoridades judías durante la nakba, entre 1947 y 1949, cuando se fundó el Estado de Israel. Muchos otros huyeron durante la guerra de los Seis Días en 1967, tras la ocupación israelí de Cisjordania.

La UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, presta servicio en 58 campamentos en toda la región. Algunos de los más grandes están en la Franja de Gaza, donde cerca de 75% de sus habitantes es refugiado.

Resulta difícil comprender las causas del conflicto, si no consideramos que Palestina representa un territorio cuya descolonización aún está pendiente. Es el único caso del sistema internacional que se ha mantenido en esa condición, ya que el proceso de descolonización de países africanos y asiáticos concluyó en la década de 70 del siglo XX. ¿Por qué Palestina ha sido marginada del derecho consagrado de autodeterminación de los pueblos respecto de las potencias colonizadoras? La respuesta, en términos generales, está relacionada con la decisión del Reino Unido, encargado de su administración después de la I Guerra Mundial, de modificar el statu quo de la población nativa u originaria, es decir los palestinos.

Después de un mes del ataque de Hamás, Israel ya ha lanzado su ofensiva terrestre con un objetivo claro: acabar con la milicia islamista de Hamas. Ha rodeado Ciudad Gaza, base principal de Hamás, y la sigue bombardeando masivamente. La operación será larga y difícil. Pero queda una gran duda: ¿qué pasará después con Gaza?

¿Pretende Israel ocuparla a largo plazo? Quizá sea la única forma de asegurarse que Hamás desaparezca, pero también haría que esta guerra sea mucho más larga y costosa. Israel sufriría un hostigamiento constante, como le pasó a Estados Unidos en Irak o Afganistán.

(1) Los “territorios bajo mandato” eran antiguas colonias alemanas y territorios otomanos colocados bajo lo que el Pacto de la Sociedad de Naciones (1919) llamó la “tutela” de poderes obligatorios hasta que pudieran convertirse en estados independientes.

(*) Abogada. Docente jubilada de la cátedra de Derecho Internacional Público. Facultad de Derecho (UNC)

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