¿Por qué la “infodemia” es peligrosa para la salud física y mental?

[caption id="attachment_201602" align="alignleft" width="89"] Por Luz Saint Phat / lsaintphat@comercioyjusticia.info [/caption] La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre la importancia de promover hábitos saludables y evitar el consumo de noticias falsas, un fenómeno que crece al amparo de la incertidumbre El fenómeno de las noticias falsas (fake news) ha tomado gran impulso desde el inicio de la pandemia de coronavirus en el mundo. La divulgación de distintos tipos de informaciones incorrectas o de fuentes de dudosa veracidad no es algo nuevo pero, en este contexto de crisis sanitaria, puede tener efectos muy significativos para la salud física y mental.[privado] Así lo advirtió recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado titulado “Gestión de la infodemia sobre la Covid-19: Promover comportamientos saludables y mitigar los daños derivados de la información incorrecta y falsa”. El documento precisa que “la enfermedad por coronavirus es la primera pandemia de la historia en la que se emplean a gran escala la tecnología y las redes sociales para ayudar a las personas a mantenerse seguras, informadas, productivas y conectadas”. Aun así, el organismo alerta sobre que, al mismo tiempo, estas nuevas posibilidades de comunicación han permitido amplificar el fenómeno de las noticias falsas, lo cual “sigue minando la respuesta mundial y comprometiendo las medidas para controlar la pandemia”. En este sentido, la OMS define la “infodemia” como “la sobreabundancia de información, en línea o en otros formatos, e incluye los intentos deliberados por difundir información errónea para socavar la respuesta de salud pública y promover otros intereses de determinados grupos o personas”. Considerando esta realidad, se explica que esto “puede perjudicar la salud física y mental de las personas, incrementar la estigmatización, amenazar los valiosos logros conseguidos en materia de salud y espolear el incumplimiento de las medidas de salud pública, lo que reduce su eficacia y pone en peligro la capacidad de los países de frenar la pandemia”. Por otro lado, también se especifica en la comunicación emitida por el organismo que este tipo de noticias tiene otras consecuencias severas como promover los discursos de odio, potenciar el riesgo de conflicto, además de sentar las bases para las violaciones de los derechos humanos, amenazando la democracia y la cohesión social. “Dado que la pandemia sigue generando incertidumbre y ansiedad, es urgente aplicar medidas más contundentes para gestionar la infodemia y establecer un enfoque coordinado entre los Estados, las organizaciones multilaterales, la sociedad civil y todos los otros agentes que tienen funciones y responsabilidades claras”, exhorta el comunicado. Tipologías en Argentina Según un paper publicado en el Repositorio Institucional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), titulado “Coronavirus y desinformación: la otra pandemia”, en el primer período de Aislamiento Preventivo, Social y Obligatorio (ASPO) que se dispuso en Argentina para prevenir los contagios de coronavirus, se pudieron encontrar distintas tipologías de información falsa en distintos medios de comunicación y redes sociales. El documento de trabajo académico -cuya autoría pertenece a José Ariel Giménez, Jimena Andrea Espinoza, Fausto Marcelo Vitale, Malena Escalante Sánchez, María Juliana Franceschi y Julián Cáneva- precisa que “del corpus analizado en este trabajo pueden identificarse tres tipos de noticias falsas: aquellas relacionadas a la salud y a supuestos consejos para prevenir o curar la enfermedad (la mayor parte de la producción está enfocada en este aspecto); las políticas, referidas a supuestas medidas del Gobierno o de acciones específicas de un dirigente; y aquellas que tienen que ver con supuestas decisiones administrativas que afectan vida cotidiana de la población”. Los investigadores pudieron detectar que en el país y durante el primer tiempo de cuarentena, “la desinformación relacionada con supuestos consejos para combatir el coronavirus e incluso curarlo” fue la más extendida y a la vez “la más peligrosa, ya que podrían inducir acciones que van en contra de las recomendaciones de las autoridades sanitarias”. “En ese sentido, en estos meses una de las formas más comunes de difusión de falsedades fue la circulación en WhatsApp de audios o consejos de supuestos médicos que indican cómo combatir el coronavirus”, se advirtió. En tanto, “otro de los formatos en los que más rápido se mueven las desinformaciones es el de los supuestos consejos de prevención para evitar contagios o ‘matar’ al virus. Los mismos resultan muy peligrosos porque pueden hacer que las personas que los escuchan relajen otro tipo de prevenciones recomendadas por los organismos pertinentes”, observaron los investigadores de la Universidad Nacional de La Plata. Por otro lado, se relevó “un segundo grupo de desinformación surgida durante la pandemia del coronavirus están dirigidas a crear un clima de opinión contrario a un sector político”. En este caso, el paper destaca el caso de la ‘noticia’ que de que “un supuesto médico que había participado de las pericias al cuerpo del fiscal Alberto Nisman había encontrado la ‘cura” para la enfermedad. En tanto, el paper indica que “también surgió en los primeros días de cuarentena otro tipo de desinformación, relacionada con decisiones administrativas falsas. La primera de ellas tiene, a su vez, un costado político, puesto que se intentó acusar al Gobierno de ocultar las cifras de fallecidos. Pero también buscó generar pánico en la sociedad, indicando que los fallecidos por Covid-19 eran apilados en una camioneta durante la noche”. Sobre estos fenómenos, los académicos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social explican que es necesario enmarcar esta situación en el fenómeno de “posverdad”, entendido como un neologismo “cuyos orígenes pueden remontarse a 1992, pero su uso extendido es mucho más nuevo”, dado que “en 2016, el famoso diccionario de Oxford declaró a la posverdad como la “palabra del año” y la definió como las “circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales”. “Es en este punto donde las fakes news logran tanta difusión: no en el accionar de quien emitió intencionalmente una falsa noticia, sino en el de aquellos que, interpelados en sus emociones, prenociones y (por qué no) fanatismo, la difunden creyendo firmemente que están respaldando una verdad”, se advierte. Además, el trabajo considera importante introducir en el análisis el concepto de “sesgo de confirmación”, el cual indica que “una persona selecciona, de un conjunto de hechos, aquellos que sustentan su postura previa, y excluye los demás”.[/privado]

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