ESCUCHARUna inspección ocular se realizó ayer en el ex centro clandestino de detención conocido como el “chalet de hidráulica”, dentro del marco del juicio que se sigue, entre otros, al represor Luciano Benjamín Menéndez.
Con la presencia de los miembros del Tribunal Oral Federal 1, junto al resto de las partes, se realizó un reconocimiento del lugar en el que estuvo secuestrado y fue torturado y asesinado el subcomisario militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Ricardo Fermín Albareda, el 25 de setiembre de 1979.
Ramón Roque Calderón, uno de los policías que hacían guardia en esa dependencia ilegal y el único testigo -en este juicio- del crimen de Albareda, reconstruyó en detalle la llegada de Albareda al lugar, su tormentosa y breve estadía, el asesinato y finalmente cuando el cuerpo ya sin vida es retirado en un automóvil sin que hasta el momento se conozca el destino que tuvo.
Calderón detalló el lugar cuando el entonces jefe de la D2, el ya fallecido Raúl Telleldín, se encargó personalmente de asesinar a Albareda cortándole los testículos con un bisturí para luego dejarlo morir desangrado.
En la inspección ocular estuvo también el testigo Julio César Uslenghi, quien recibió las llaves del chalet entre 1981 y 1982, cuando el lugar dejó de utilizarse como centro de exterminio, y comentó los detalles de manchas de sangre en la pared, al igual que las esposas incrustadas en las paredes y barrotes de las ventanas.
El trámite procesal concluyó con el reconocimiento realizado por el sobreviviente de ese lugar, Carlos Vadillo, quien rememoró los “momentos de horror” por las torturas que le aplicaban los represores.
