La confesión del propio demandante determinó que fue el culpable del accidente

Al advertir que de la propia confesión judicial del demandante surgió que el accidente de tránsito no se produjo por culpa del otro conductor sino que fue él mismo quien lo embistió de atrás, la Cámara 6ª Civil y Comercial de Córdoba confirmó la sentencia de primera instancia, que había rechazado la demanda, aun cuando en la contestación de ésta no se alegó esta situación, por cuanto ella surgió de la prueba colectada, por lo que los jueces debieron fallar de acuerdo a los hechos acreditados.

El tribunal integrado por los vocales Alberto Zarza (autor del voto) y Walter Simes, al ingresar al análisis de la cuestión, indicó que la parte actora se quejó de la valoración efectuada por el sentenciante a quo respecto de la prueba confesional y la consecuente atribución de responsabilidad dispuesta en el fallo.

Del estudio de las constancias obrantes en autos los camaristas indicaron que “ surge que la ocurrencia del siniestro y la participación del actor a bordo de la motocicleta y del vehículo (taxi) del demandado se encuentran debidamente acreditadas observando que la controversia gira en la mecánica del hecho ”.

Así las cosas, al evaluar las pruebas, la alzada sostuvo: “ Tal como lo expusiera el a quo, de lo afirmado por el propio actor al absolver posiciones surge que la mecánica del hecho resulta diversa a la relatada en demanda, pues ambos vehículos estaban circulando por Vélez Sársfield y transponiendo la intersección con Avda. Pueyrredón, sin que exista una maniobra súbita e imprevista de giro a la derecha por parte del taxi, por cuanto el actor confiesa que tras el impacto ambos detienen su marcha sobre Vélez, ya traspuesta la arteria Pueyrredón ”.

Crítica

De lo expuesto se derivó que, frente al reconocimiento de los hechos arriba referidos, “ la crítica que en esta instancia se intenta a los fines de asignarle valor convictivo a la prueba testimonial del Sr. S. carece de eficacia pues el propio actor es quien ha reconocido una mecánica del hecho distinta ”.

El fallo destacó que la confesión es un medio de prueba judicial que “ consiste en una declaración de ciencia o conocimiento expresa y hecha conscientemente por quien es parte en el proceso en que ocurre o es aducida, sobre hechos personales o sobre el reconocimiento de otros hechos, perjudiciales a quien la hace o a su representado o simplemente favorables a su contraparte en ese proceso ”.

En consecuencia, y sin perjuicio de lo declarado por el testigo en cuestión, la cámara sostuvo que lo cierto es que la confesión del actor “ configura plena prueba de la mecánica del hecho lesivo, esto es que ambos vehículos circulaban por Vélez Sársfield trasponiendo la intersección con Pueyrredón, sin maniobra de giro a la derecha por parte del taxi, cuando la motocicleta embiste desde atrás al taxi. Asimismo, advirtió que ello a su vez se corrobora con los daños en la parte frontal de la moto que surgen del presupuesto de ‘MG Motos’, en el que se consignan como partes de la moto a ser reparadas frente, óptica delantera, llanta delantera, espejo, manubrio y también con las fotografías (...) ”.

En este escenario, la decisión concluyó que el actor no acreditó la maniobra de giro a la derecha alegada en la demanda, y por lo tanto “ se encuentra configurada la eximente causal del hecho del damnificado ”.

Eximente

Finalmente, el tribunal aclaró que se desestimó el agravio de que la eximente no fue alegada por el demandado ni la citada “ pues de la contestación de demanda surge que expusieron la mecánica del hecho como un choque de atrás y la eximente de culpa de la víctima. Incluso aunque así no fuera, tal como dijimos antes, este tribunal tiene la potestad de verificar las condiciones de fundabilidad de las pretensiones por daños y perjuicios sometidas a su conocimiento y decisión ”.

En esa dirección, se apuntó que, en el ejercicio de la función jurisdiccional, a los jueces “ les incumbe el deber de rechazar las demandas cuando advierten que no existe el derecho que el accionante se atribuye, bien porque consideran que no hay en el ordenamiento jurídico una norma que impute a los hechos alegados la consecuencia de derecho cuya actuación se persigue, o bien porque, con arreglo a las pruebas que se han diligenciado, estiman que no se ha verificado uno de los hechos constitutivos de la acción ejercitada ”.

En razón de lo expuesto, en el fallo se resolvió que correspondía rechazar el recurso de apelación interpuesto por la parte actora y confirmar la sentencia impugnada en todo lo que ha sido motivo de agravios.