Consideran razonable fijar en 60% del salario mínimo cuota alimentaria para dos niños

El tribunal tuvo en cuenta que el padre no demostró que el monto superara sus ingresos y sus posibilidades. El hombre pedía reducir la cifra a 40%

La Cámara 2ª de Familia de Córdoba confirmó una cuota alimentaria provisoria a cargo del padre, fijada en 60% de un Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) , al no demostrarse que el monto supere más de la mitad de los ingresos del progenitor y la aptitud para obtener medios económicos que éste tiene, priorizando las necesidades de sus hijos de siete y un años y el valor económico de las tareas de manutención que realiza la madre.

El tribunal integrado por los vocales Fabián Eduardo Faraoni y Graciela Melania Moreno Ugarte indicó que el apelante cuestionaba el monto antes citado porque entendía que excede sus posibilidades económicas, y solicitaba que la mesada se redujera a 40% del parámetro en cuestión.

El hombre argumentaba que el porcentual fijado representa más de la mitad de su sueldo, no habiendo constancias de los gastos para estimar a cuánto asciende ese rubro.

Medidas

La cámara apuntó que esas objeciones ya se plantearon y trataron en las medidas provisionales que puede adoptar el juez de Familia, conforme el artículo 73 de la ley 10305, norma procesal del fuero.

La alzada destacó que es propio de aquéllas su mutabilidad, al ser resoluciones interinas que mantienen su vigencia mientras subsistan las circunstancias que motivaron su dictado.

Los jueces indicaron que la normativa cautelar faculta al juzgador a tomar medidas en forma transitoria, con carácter de urgente y de acuerdo con las características del caso, teniendo en cuenta los intereses puestos a su conocimiento y según se acredite, por quien peticiona, la verosimilitud del derecho invocado y el peligro en la demora.

De ello se derivó que el carácter de esa cautelar posibilita que la determinación del monto de la prestación alimentaria se ciña a una estimación provisoria del importe necesario que prioritariamente deba destinarse para satisfacer las necesidades de los alimentados.

Bajo esas premisas, se entendió que en el pronunciamiento cuestionado no se advirtió de los yerros denunciados por el impugnante.

El fallo analizó que de los recibos que el progenitor aportó a la causa se desprendió que la cantidad de horas que se le abonan de manera quincenal eran menos de las que efectivamente dijo trabajar, infiriéndose de ello que no se encontraban debidamente acreditados sus ingresos y mucho menos que no alcanzaban para afrontar el monto de la cuota alimentaria que objeta.

Dirimente

Además, el pronunciamiento observó que lo dirimente no era que el alimentante contara con medios económicos sino con aptitud para obtenerlos, a cuyo fin debía realizar el máximo esfuerzo posible en orden a la generación y obtención de mayores ingresos para cumplir con su deber emergente de la responsabilidad parental.

Para la cámara, el progenitor posee esa capacidad porque no ha alegado ni probado algún tipo de limitación física ni psíquica, posee un oficio y trabaja habitualmente como fue mencionado supra, con lo cual no resultan suficientes las meras alegaciones acerca de la insuficiencia de sus recursos.

Por otra parte, valoró que no debía perderse de vista que lo prioritario con relación a este tema gira en torno al concepto de necesidad del niño, niña y/o adolescente, y ello implica que el monto de la cuota debe ser suficiente para cubrir los gastos que la ley considera imprescindibles.

En consecuencia, el tribunal concluyó que la mesada fijada no podía considerarse desproporcionada ni excesiva si se valora que se trata de cubrir las necesidades de dos hijos, ambos en plena etapa de crecimiento.

Acorde

La alzada interpretó que ese monto, además, resulta acorde a los fines de cubrir “las necesidades vitales más básicas e impostergables de la vida cotidiana de los niños, tales como alimentos propiamente dichos, educación, vestimenta, transporte, vivienda, esparcimiento y gastos por enfermedad, entre otros.

Finalmente, los camaristas destacaron que los infantes residen de manera principal en el domicilio de la madre, quien realiza un mayor aporte a la manutención mediante las tareas cotidianas, lo cual tiene un valor económico que no puede soslayarse.

Al respecto, la decisión advirtió de que si bien es cierto que la mamá también está obligada al mantenimiento de sus hijos -y de hecho así lo hace, aunque se encuentre desempleada-, posee mayores limitaciones para generar ingresos, dado al tiempo que debe destinar al cuidado de aquéllos.