Admiten acción por violencia de género contra trabajadora por parte de un supervisor

El hombre, quien hostigaba de diversas formas a la mujer, tendrá que realizar un tratamiento para corregir ese tipo de conductas y costear la terapia psicológica que requiere la demandante. La empresa deberá adecuar planes para que no se repitan tales hechos

Al tener por acreditado que el supervisor de la empresa de vigilancia para la cual la trabajadora prestaba servicios de monitoreo ejerció sobre ella violencia psicológica de tipo laboral , sometiéndola a hostigamiento, cambio constante de horarios y restricción en el uso de los sanitarios, el Juzgado de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y Género de 4ª Nominación de la ciudad de Córdoba admitió la demanda de la mujer y ordenó que el demandado realice un tratamiento específico sobre violencia de género y pague la terapia que requiere la demandante, como de igual modo, que la empresa empleadora de ambos diseñe un plan para evitar tales situaciones.

La jueza Mariana Wallece analizó que M. E. M. formuló demanda en contra de M. M. C. por las razones referidas, aduciendo que su salud física y psicológica se vio afectada. La accionante acompañó certificados médicos de las atenciones recibidas, debiendo solicitar una carpeta psiquiátrica que se extendió por 30 días , y que tales trastornos continuaron aun después de haber sido cambiada de lugar de prestación de tareas.

La magistrada añadió que el hostigamiento denunciado fue vivido por el transcurso de más de dos años continuados , generándole pánico a tener problemas con su empleadora, su única fuente laboral.

Así, al analizar los actos alegados, Wallace los dividió en tres ejes: hostigamiento psicológico; cambio de horario laboral y restricciones en el uso del sanitario de mujeres.

En cuanto al hostigamiento, el tribunal sostuvo que la actora señala que el supervisor le habría dicho frases como “siendo mina a quien vas a vigilar”, “a quien vas a cuidar”, “sos un mamarracho” y “sos un chiste”, destacando que, según los testigos existía una suerte de encono del hombre hacia la demandante, pareciendo un castigo hacia una sola persona, pues “le buscaba la vuelta para hacerla pisar con alguna (falla u observación), le buscaba errores y no le hacía eso a otros operario”.

Así, la jueza consideró que la descalificadora del hombre, conjuntamente con las referidas por la actora y testigos califica como violencia tipo psicológica, conforme artículo 5, inciso 2º de la ley 26485, de Violencia contra la Mujer.

El tribunal concluyó que tal despliegue sistemático, tendría por objetivo que la mujer pidiera el cambio de lugar de trabajo, lo que finalmente ocurrió.

Horarios

Respecto del cambio continuo de horario laboral, el tribunal apuntó que la trabajadora lo vivió como una verdadera arbitrariedad, pues el hombre pidió que la pasen a la noche sin justificativo, “solo por hostigamiento” y que no conoció de personas que hayan sido cambiadas de horario en contra de su voluntad .

Por ello, tras evaluar la prueba, la jueza dio por acreditado que los motivos del cambio de horario laboral de la mujer fueron infundados, arbitrarios y discriminatorios.

En cuanto a limitación en el uso de los sanitarios y tras examinar el material fáctico, la magistrada sostuvo que resulta claro que retirar la llave del baño de seguridad y obligar a la demandante a concurrir a un baño público, afecta la dignidad y salud de los monitoristas, sean varones o mujeres, pero que a la accionante le causa un mayor perjuicio a su dignidad (comentarios de otros usuarios varones, por ejemplo) y salud (por la propia genitalidad femenina).

Por estos argumento, la juzgadora llegó al convencimiento que la conducta desplegada por el acusado en perjuicio de la trabajadora constituyó un acto de violencia de género en el ámbito laboral pues tuvo como resultado menoscabar o restringir la capacidad de aquélla para “poner en práctica y gozar plenamente de sus derechos de vivir una vida libre de violencia, a la seguridad personal, a la integridad psico-física y sexual, a la dignidad, a gozar de medidas integrales de asistencia, protección y seguridad conforme Ley 26485”.

Decisiones

En consecuencia, en el fallo se resolvió que habiéndose probado la existencia de violencias de género tipo psicológica y física en la salud en los hechos denunciados, atribuyendo la autoría de la misma a M. M. C., “urge que (éste), quien se desempeña en áreas de mando en la empresa (...) realice tratamiento psicológico especializado en la temática violencia de género, lo que deberá acreditar (...)”.

Asimismo, el tribunal dispuso que el demandado deberá asumir a su cargo el costo económico del tratamiento psicológico de la mujer, “a los fines de superar el cuadro de salud mental que le generara, con el profesional que ésta escoja y hasta su alta en el tratamiento necesario para superar su padecimiento subjetivo que los hechos denunciados la causaron”.

Finalmente, el fallo ordenó que la empresa empleadora, bajo responsabilidad de sus directivos, deberá adecuar dispositivos apropiados en programas desde RRHH a los fines de evitar y reparar estrategias de violencia de género laboral de sus dependientes y/o contratados, con capacitación y control de gestión.