ESCUCHAR“No quiero que otra gente pase por lo que pasé yo: quedar estigmatizado por ignorancia y estar discriminado, no saber qué hacer y tomar decisiones equivocadas”. Las palabras pertenecen al legendario ex rugbier cordobés Enrique “Topo” Rodríguez, cuya vida tras finalizar su carrera deportiva, donde recorrió los seleccionados de Argentina, Australia y Tahití, tuvo un giro radical: le diagnosticaron trastorno bipolar.
Esta enfermedad, que forma parte de los trastornos del estado de ánimo, por la cual el afectado oscila entre la depresión y la gran euforia, lo cambió para siempre, tanto que decidió crear una organización, la “Topo Foundation for Education”, con el fin de informar y ayudar a pacientes con problemas mentales.
Este viernes dará una conferencia sobre trastorno bipolar y otras enfermedades afectivas, desde la perspectiva de paciente. Lo hará junto a dos psiquiatras especialistas en el tema: Gerardo García Bonetto (Córdoba), vice presidente de la Asociación Argentina de Trastornos del Humor, y Sergio Strejilevich (Buenos Aires), director del Programa de Trastornos Bipolares del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
La conferencia, que se desarrollará en el Hotel Interplaza a las19, apunta a promover al paciente como un “jugador” activo en el “partido” de la salud mental, con una alianza más simétrica con los profesionales que lo guían. Anticipándose a la charla, “el Topo”, dialogó con Comercio y Justicia.
– ¿Cuándo y cómo se dio cuenta de que estaba padeciendo el trastorno?
– Jugué al rugby durante 21 años y nunca sentí nada raro, nada especial, pero después de dejar de jugar comencé a sentirme medio raro, que me faltaba energía o que no podía dormir o dormía poco o mucho. Y pasaron como ocho años con todos estos síntomas. De ahí empecé a tener bajones depresivos largos, como de hasta seis meses, hasta que llegó un momento que fui a un psiquiatra, en el año 96 y me diagnosticaron trastorno bipolar. Primero fue un gran alivio saber lo que tenía, lo que me estaba pasando, pero por el otro lado, un horror de saber que tenía que estar con medicación constantemente.
Durente seis años viví con medicación y terapia, pero no le conté nada a nadie, salvo a mi familia y a nadie más. De golpe, pasó un año en que dejé la medicación, la abandoné porque pensé que estaba curado y fue peor, porque tuve ataques de manías por un año entero y luego caí en una depresión por seis meses; entonces consulté a un segundo médico y comencé a interesarme por el tema y a estudiarlo.
No quiero que otra gente pase lo que pase yo: quedar estigmatizado por ignorancia y estar discriminado, no saber qué hacer y tomar decisiones equivocadas. Entonces, la educación y contar nuestras historias por medio de la fundación son formas de ayudar a quienes pueden llegar a tener problemas.
El trabajo en la fundación es hablar con estas personas. Por ejemplo, con un grupo de 100, de los cuales -ya sabemos por una cuestión estadística-, 20 por ciento puede llegar a tener ahora o en el futuro alguna enfermedad mental. Vamos a las escuelas, clubes, empresas o centros comunitarios.
– ¿Cuáles son los síntomas más comunes de este trastorno?
– Los dos elementos de la bipolaridad son la manía y la depresión. La depresión es fácil de identificar, porque ves que la
