ESCUCHAREn un marco de suba de precios –principalmente de los alimentos-, el poder adquisitivo y la capacidad de consumo de los sectores con menores recursos resultan temas de interés tanto para el Gobierno como para los empresarios, pues la dinámica de adquisición de bienes impacta de manera transversal en la economía. Según un trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), el año pasado se produjo en el país un importante incremento de la población infantil expuesta a situaciones de riesgo alimentario, una situación que alcanzó a 28% de los niños y jóvenes de entre cero y 17 años. Puesto que el estudio se realizó antes de la implementación de la asignación universal por hijo –que, según prevé la UCA, tendrá “un impacto significativo en la merma de estas cifras”–, se revela la grave situación que deberá contrarrestar el Ejecutivo nacional tras la aguda crisis internacional y en medio de una fuerte presión inflacionaria.
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA realiza desde 2004 un estudio sobre “Riesgo Alimentario en la niñez y adolescencia urbana”. El año pasado se relevó información, por medio de encuestas, de 1.885 niños, niñas y adolescentes de entre cero y 17 años, sobre una muestra urbana que consideró el Gran Buenos Aires (Ciudad Autónoma y 19 partidos bonaerenses), Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, Salta, Neuquén, Bahía Blanca y Resistencia.
El aumento del número de niños en riesgo alimentario en 2009 revirtió, por primera vez, la tendencia decreciente que se dio desde 2004. Según el trabajo, durante los años de recuperación económica “la población infantil expuesta a situaciones de riesgo alimentario experimentó una significativa y constante merma, en tanto pasó de un déficit total de 42% en 2004, a 17,8% en 2008”. Sin embargo, en 2009 se produjo un quiebre en la tendencia positiva y dicha población pasó a 27,9%. Esto significa, de acuerdo con la estimación del estudio, que 3,5 millones de niños en el país se encontraban a finales del año pasado en esa situación.
Según la UCA, el indicador de riesgo alimentario registra tres situaciones, pues puede tratarse de un déficit “moderado”, “severo” o “total”. El primero incluye aquellos niños que viven en hogares que “en ocasiones” tienen problemas para cubrir las necesidades alimentarias; en el segundo esto se da “frecuentemente”; y el tercero resulta de la sumatoria de los anteriores.
Según el estudio, el principal incremento del año pasado se registró en los casos de déficit moderado, que saltaron de 9,8% en 2008 a 22,3%. Por su parte, las situaciones de riesgo severo disminuyeron en 2009 y cayeron en un año de 8% a 5,6%.
Por último, la investigación reveló, además, que el riesgo alimentario impacta de manera diferente según la edad, pues los más pequeños y los adolescentes son los más afectados, en tanto que los jóvenes en edad escolar se vieron menos expuestos, “probablemente como efecto del apoyo alimentario” en las escuelas: mientras que 27% de la población menor de cinco años se encuentra en riesgo, el porcentaje afectado cae a 22,7% entre los niños de cinco a 12 años y vuelve a incrementarse –a 33,4%– entre los mayores de 12 años.
Más allá de las cifras, el estudio reveló además la importante pero precaria mejoría de algun
