Vivir de planes sociales en Argentina, ¿mito o realidad?

Una familia tipo puede reunir hasta $212.494 sólo en ayudas del Gobierno nacional. Algunas implican una contraprestación laboral. A esa realidad se suman asistencias no monetarias también provinciales, entre ellas tarifa social, boletos subsidiados y aportes como el Paicor. El monto equivale a 2,5 salarios mínimos vitales, a 2,5 ingresos informales (EPH) o a 80% del salario promedio de un trabajador registrado

Las cíclicas crisis económicas que impactan en Argentina y que forman parte del escenario de los últimos años se tradujeron en un aumento en los índices de pobreza e indigencia que en el segundo semestre de 2022 alcanzaron 18,67 millones de personas, de las cuales 3,85 millones eran indigentes.

Ese panorama crítico llevó desde hace tiempo al Estado, por medio de sus diferentes jurisdicciones, a instrumentar distintos planes asistenciales para ayudar a millones de compatriotas a paliar los efectos de la falta de trabajo o bien de empleos que no alcanzaban a cubrir necesidades básicas como la alimentación.

En ese contexto, los planes fueron una constante en los últimos años. Los programas se multiplicaron al ritmo de la crisis, muchas veces con modalidades que fueron cambiando a lo largo del tiempo y también solapadas con otras herramientas, algunas veces superpuestas incluso con programas provinciales.

¿Cuántos planes hay hoy en vigencia, bajo qué órbita funcionan y a cuántas personas alcanzan?

La pregunta no es tan fácil de responder. Sin embargo, hay una creencia que prende en determinados sectores de la población: que hoy conviene vivir de planes y no salir a buscar trabajo y que las políticas crónicas de asistencia social sólo logran consolidar una cultura que desincentiva la búsqueda de un empleo.

En ese marco, ¿puede una familia tipo reunir recursos suficientes por medio de estas ayudas para poder vivir en condiciones dignas o es necesario contar con un trabajo para alcanzar esos parámetros que, por ejemplo, le permitan alcanzar al menos el valor de la Canasta Básica Total (CBT), que en abril se ubicó en 203.361 pesos?

Los números disponibles

En función de los datos a disposición informados por el Gobierno nacional por medio del Ministerio de Desarrollo Social y de la Anses , una familia tipo de cuatro miembros (dos adultos mayores y dos menores de tres años), podría reunir 212.494 pesos netos.

Esa cifra, calculada por Comercio y Justicia en colaboración con el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), incluye dos planes Potenciar Trabajo y dos planes Nexo (uno para la madre y otro para el padre, respectivamente), dos Asignaciones Universales por Hijo (AUH) con su respectivo plus y la Tarjeta Alimentar (por dos hijos).

Esos programas son una base y -por cierto- es un número reducido de personas el que accede a ese combo completo para alcanzar la cifra de 212 mil pesos.

Un análisis más exhaustivo permite sumar otras ayudas destinadas a poblaciones específicas y que también tienen un resultado monetario.

Por ejemplo, planes de empleo para jóvenes, así como planes de empleo para adultos y becas, entre otros.

Ese cálculo no considera las denominadas ayudas no monetarias, entre ellas tarifas subsidiadas, exenciones impositivas o tributarias, boletos sociales u otro tipo de aporte alimentario como el Paicor en el caso de Córdoba.

En total y según Idesa, se encuentran disponibles entre los tres niveles de Gobierno al menos 78 programas asistenciales (26 que apuntan a políticas de ingresos), situación que es un indicio de la superposición existente.

En cuanto al impacto de los planes no monetarios, la Provincia realiza un cálculo a la hora de analizar los datos de pobreza e indigencia y cómo su aplicación deriva en una mejora de la situación de esos sectores, particularmente en el caso de la indigencia, al permitir que se reduzcan los porcentajes puros derivados exclusivamente de los ingresos monetarios.

En esa línea, se pueden contabilizar también programas que apuntan, con el mismo objetivo, en otros ámbitos como son planes de empleo, educación, salud, nutrición y vivienda, entre otros.

Con todo, muchos de esos planes aparecen duplicados o triplicados por diferentes niveles de Gobierno al mismo tiempo, “con sus respectivas estructuras burocráticas y gastos administrativos”, según apunta Idesa.

La canasta y los salarios

Para dimensionar el monto que puede lograr una familia tipo mediante los planes sociales, un parámetro es no sólo compararlo con el valor de la CBT, que -como ya fue mencionado- en abril llegó a 203.361 pesos , recurso mínimo para no caer bajo la línea de la pobreza, sino también con diferentes salarios vigentes.

Por ejemplo, los 212 mil pesos de ingresos por planes sociales equivalen a 2,5 salarios mínimos, vitales y móviles (SMVM). Cabe recordar que el valor de éste, en mayo, se ubica en 84.512 pesos.

Paralelamente, corresponden a 2,5 salarios informales, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que mide el Indec y también a 1,5 salario promedio de la misma EPH.

En tanto, respecto a los salarios promedios informados por el Ministerio de Trabajo de la Nación por medio de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Registrados (Ripte) , en marzo, último dato disponible, ese valor era de 239.882 pesos . En definitiva, los ingresos por planes asistenciales suponen 88% de ese ingreso promedio que, vale aclararlo, es un salario imponible, es decir, bruto. El neto ronda 200 mil pesos.

Por lo pronto, queda en evidencia que particularmente los planes Potenciar Trabajo y Nexo requieren de una contraprestación para poder ser percibidos.

Con todo, algunos cuestionamientos se centran en las dificultades para su acceso producto de que, para ingresar, hay que formar parte de una organización o cooperativa, en la mayoría de los casos, aglutinadas en un grupo reducido de agrupaciones de base encabezadas por dirigentes sociales muchas veces con fuertes lazos con el Gobierno de turno.

DESPIECE 1

Los planes nacionales

Potenciar Trabajo

El plan unifica a los programas Hacemos Futuro y Salario Social Complementario en una única iniciativa.

El objetivo es “contribuir a mejorar el empleo y generar nuevas propuestas productivas a través del desarrollo de proyectos socio-productivos, socio-comunitarios, socio-laborales y la terminalidad educativa, con el fin de promover la inclusión social plena para personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad social y económica”.

Los beneficiarios pueden optar por cumplir su contraprestación con su participación en proyectos o a través de la terminalidad educativa.

El pago equivale al 50% del Salario Mínimo Vital y Móvil.

Exige un máximo de 60 horas mensuales dentro de su plan de actividades y grupo de trabajo de su Unidad de Gestión o Certificación , en las siguientes ramas de actividades: 1. Tareas de cuidados y servicios sociocomunitarios. 2. Reciclado y servicios ambientales. 3. Construcción, infraestructura social, mejoramiento barrial y habitacional. 4. Agricultura familiar y producción de alimentos. 5. Producción de indumentaria y otras manufacturas. 6. Comercio popular. Actividades de formación y capacitación profesional o entrenamiento laboral en virtud de lo normado por el DNU Nº 711/2021.

Tiene 1.210.571 de beneficiarios activos.

NEXO

El programa figura está incluido en la Resolución 121/2020 del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

“Dentro de las actividades y las obligaciones que se hayan acordado en el marco del proyecto socio-productivo los titulares podrán percibir un incentivo adicional que se determinará en cada caso particular conforme las características de las actividades y obligaciones”, señala el texto.

Cuando el incentivo adicional sea abonado por el Ministerio de Desarrollo Social el monto adicional no podrá superar el monto correspondiente al subsidio básico. Cuando el incentivo adicional no sea abonado por el Ministerio de Desarrollo Social el mismo deberá responder a los siguientes parámetros:

- Prácticas calificantes en ambientes de trabajo de 4 hs. diarias: el incentivo adicional no podrá ser menor al 40% del subsidio básico abonado.

-Prácticas calificantes en ambientes de trabajo de hasta 6 hs. diarias: el incentivo adicional no podrá ser menor al 100% del subsidio básico abonado.

Tarjeta Alimentar

Es un instrumento que entrega el Estado nacional para que todos accedan a la canasta básica alimentaria. Está dirigido a madres o padres con hijos e hijas de hasta 14 años de edad (inclusive) que reciben la AUH. También a embarazadas.

Permite comprar todo tipo de alimentos, a excepción de bebidas alcohólicas.

Incluye un pago de 17 mil pesos para familias con un/a hijo/hija de hasta catorce años de edad o discapacitado y de 26 mil pesos en el caso de familias que tienen dos hijos.

Cuenta con más de 4 millones de beneficiarios.

Asignación Universal por Hijo

La Asignación Universal por Hijo (AUH) es una prestación que paga Anses y que está destinada a la madre, padre o titular que viva con las chicas y chicos menores de 18 años que esté en alguna de las siguientes situaciones: Desocupada/o; Trabajadora o trabajador no registrado o sin aportes; Trabajadora o trabajador de casas particulares

y Monotributista social

En mayo, el beneficio alcanzó 11.465 pesos por hijo.

La AUH contaba en diciembre de 2022 con 2.449.744 titulares y 4.306.523 niños, niñas y adolescentes.

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DESPIECE 2

Los programas de la Provincia

La denominada Tarjeta Social, incompatible con la Alimentar, está destinada a asistir a familias con ingresos inferiores al valor de la Canasta Básica Alimentaria. Aporta 12.000 pesos mensuales. Hay 45.361 familias que perciben ese beneficio.

Mientras, la tarifa social provincial busca reducir los costos de los servicios (agua potable y energía eléctrica) y eximir o disminuir el Impuesto Inmobiliario provincial a viviendas de hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza o en situación de indigencia.

Llega a 192.589 familias beneficiarias .

En tanto, Más Leche Más Proteínas está dirigido a lactantes de 0 a 12 meses. Y a niños y niñas de 1 a 11 años de edad o que se encuentren cursando la escuela primaria. Son 255.000 beneficiarios .

Salas Cuna, son espacios de contención y estimulación temprana destinados a niños y niñas de 45 días a 3 años de edad de sectores vulnerables, con el fin que sus madres y/o padres puedan estudiar o trabajar en ese horario. Se distribuyen módulos alimentarios, leche y pañales. Incluye 17.912 beneficiarios .

El plan de Asistencia Alimentaria para Grupos Vulnerables (HIV oncológicos) brinda una ayuda económica de 6.500 pesos, a 1.350 beneficiarios . Son personas que se encuentran en tratamientos prolongados y en situación de extrema vulnerabilidad. Es incompatible con Tarjeta Social.

Finalmente, también está vigente el plan de Atención al Celíaco con 1.262 beneficiarios .

Párrafo aparte para el Paicor que si bien no es un programa del propio Ministerio, es clave en la alimentación de 325 mil niños y adolescentes escolarizados.

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COLUMNA 1

Marisa Cariddi

Licenciada en Trabajo Social y coordinadora provincial de Libres del Sur Territorial Córdoba

La situación en las barriadas populares es crítica y la peor parte se la llevan las niñas, niños y adolescentes . Los diversos indicadores -como los del Indec, la Universidad Católica Argentina (UCA) y los nuestros- dan muestra de esa realidad: 43% de pobreza en el país, 60% de niñas, niños y adolescentes bajo la línea de pobreza. La alimentación es crítica, 60% de esa niñez sufre de malnutrición; siete de cada 10 hogares tienen carencias en el acceso a una alimentación saludable, redujeron comidas diarias o ya no consumen carnes, frutas, verduras y lácteos. Ni hablar de la calidad de esos alimentos que consumen.

Desde hace décadas los gobiernos no generan las condiciones básicas de vida.

La pobreza se estructuraliza. Las fuentes de trabajo genuinas, con salarios dignos, son centrales, porque de allí se accede a la mayoría de los demás derechos, salud, educación, vivienda…

Esta ausencia del Estado y de las políticas públicas hizo que surgieran las organizaciones sociales donde éste no llega a algún comedor o centro comunitario que brinda solidaridad activa permanente: alimentación, acompañamiento en violencia, capacitación, apoyo escolar, emprendimientos productivos para no perder la cultura del trabajo y brindar mínimamente un sostén ante la crisis.

Esta organización de los pobres molesta y los gobiernos, ciertos partidos políticos y algunos medios de comunicación difunden, como una verdad absoluta, una mirada estigmatizante y excluyente sobre quienes realizamos este tipo de trabajo social.

Es decir, aparte de enfrentar la dura realidad de la pobreza y todo lo que implica, tenemos que enfrentar una mirada equívoca, a veces ejercida con violencia por parte de la sociedad que, sin conocimiento real, nos pone los motes de “planeros”, “vagos”, etcétera.

Quienes reciben planes Potenciar Trabajo son un segmento muy reducido de la población que lo necesita . Cerca de un millón sobre unos cuatro millones de indigentes. Esto sólo significa 2,5% del gasto público, contra 13% del gasto público que se otorga como subsidios a empresas energéticas, por ejemplo.

Además, no es verdad que no se trabaja. Se debe realizar una contraprestación de 12 a 16 horas semanales en las actividades antes mencionadas; además, 89% de esos beneficiarios tiene uno o dos trabajos informales más para poder sostener a la familia. Un plan es de 40 mil pesos y la Canasta Básica Total para cuatro personas es de más de 200 mil pesos.

Nuestros niños y niñas son nuestra prioridad y la organización promueve y defiende derechos básicos: cultura del trabajo… L a lucha en la calle es el único lugar donde se visibiliza al pobre, donde podemos reclamar lo que nos falta.

Queremos que se generen puestos de trabajo, queremos trabajar. Esta situación no la generamos los pobres. Los pobres son la consecuencia de las políticas fracasadas de los gobiernos, ellos son los responsables y los que tienen que brindar las soluciones.

Los comedores son esenciales en este momento. Quieren profundizar el ajuste recortando el gasto público entre los que menos tienen. Si lo hacen, sin una solución previa que sostenga semejante desastre social, eso dejará a la deriva a millones de pibes sin el mínimo sustento.

La organización realiza su propio relevamiento sobre la situación de vulnerabilidad alimentaria: https://comercioyjusticia.info/wp-content/uploads/2023/05/IBSN-resultados-nacionales-MARZO-2023_compressed.pdf

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COLUMNA 2

Nación tiene que descentralizar los planes

Juan Carlos Massei

Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Córdoba

Nuestro objetivo como Gobierno de Córdoba en políticas sociales es la educación y el trabajo. Y para lograr la igualdad de oportunidades en esos aspectos se necesita un Estado presente. Por eso, desde el Gabinete Social todos nuestros programas van en ese sentido , por ejemplo la protección de la embarazada y su bebé que es un programa interministerial donde también participa Salud y otros ministerios.

Después están las Salas Cuna, con la posibilidad de la alimentación de los más chicos y la estimulación temprana.

El Paicor y el programa Más Leche Más Proteínas van en ese sentido porque se entrega en las escuelas a partir del ciclo inicial, primario y secundario.

Después, para cumplir con ese objetivo de educación y posibilidad de trabajo, tenemos los programas de capacitación como el Programa Primer Paso (PPP) que lleva más de 200 mil chicos que lo hay utilizado, el programa Por Mi para mujeres de menos de 25 años con hijos y en este caso con el nuevo cupo de 15 mil que hemos lanzado, todas las mamás que llevan los chicos a salas cuna, también tienen prioridad en los programas de capacitación laboral, con 45 mil pesos por mes.

Y después tenemos todos los créditos para microemprendimientos desde el Ministerio de Hábitat y Economía Familiar.

Sabemos de la dura realidad socioeconómica que pasa Argentina y que ante esta alternativa y frente a una inflación que va carcomiendo los bolsillos de los argentinos y de los más humildes, nosotros tenemos que dar una respuesta alimentaria pero no obstante tenemos claro que un módulo alimentario y un plan social lo que hace es condenar a las familias a la pobreza e indigencia definitiva. No hay manera de que ellos puedan pensar en la cultura del trabajo si a esto lo tienen como una política permanente.

Todos los programas tienen que llegar directamente a la gente . Esto es muy importante. No tiene que haber intermediarios en los programas, por ejemplo la Tarjeta Social nuestra, la de Celíacos van con nombre y apellido y se carga la tarjeta… la AUH va en ese sentido a nivel nacional, también la Alimentar nacional.

Estoy convencido que las políticas sociales a nivel nacional, provincial y municipal se deben unificar. Y la Nación debe descentralizar absolutamente los fondos para políticas sociales, ya sea de la niñez, adultos mayores, de las familias más humildes, la tiene que descentralizar a las provincias y las provincias a los municipios.

La Nación tiene como mínimo 180 programas sociales de los cuales el 48% de esos programas son del Ministerio de Desarrollo Social , los demás participan el Ministerio de Salud, de Trabajo, de la Mujer…. Cada programa tiene entre 15% y 20% que se lo lleva la burocracia administrativa y se pierde de cada uno de esos programas que son muy voluminosos, ya directamente se pierde 20% y después pasan directamente para la gente y por ahí no se pueden controlar bien y se pierden muchos beneficiarios que no deberían ser beneficiarios y que están en el programa.

Segundo tema, esta plata podría aumentarse mucho más llevando la posibilidad del control social más cerca de la gente que es a través de los municipios. Nación planteando las políticas sociales desde lo macro, descentralizando los fondos, las provincias llevando a cabo los programas y los municipios ejecutandolos. Esto creo que es la verdadera política social que se viene porque -si no- estamos viendo ahora que hay intermediarios, beneficiarios que no son tales…son fondos que se pierden. Hay muchos programas nacionales que tienen un reflejo un paralelismo con programas provinciales y municipales, por lo que la idea de unificar y descentralizar creo que es una política que debería implementarse rápidamente más en la situación en la que está Argentina.

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El problema de la superposición

Patricio Canalis

Economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa)

La superposición de planes sociales y ayudas entre los diferentes niveles de gobierno e incluso entre diferentes organismos de un mismo nivel lleva a que puedan existir casos en que una familia acumule el equivalente a un salario promedio o incluso más.

En total se encuentran disponibles entre los tres estamentos de gobierno al menos 78 programas asistenciales (26 de los cuales apuntan a políticas de ingresos), lo cual es indicio de una superposición de ayudas. Es posible encontrar programas que apuntan al mismo objetivo (empleo, educación, salud, nutrición, vivienda, etcétera) pero que son duplicados o triplicados por diferentes niveles de gobierno al mismo tiempo, con sus respectivas estructuras burocráticas y gastos administrativos.

Es necesario reordenar toda esa maraña de gastos. Porque además de ineficiencia, genera mala focalización en dos sentidos: 1) que la ayuda llegue a quien no la necesite; 2) que quien realmente la necesite no la esté recibiendo.

En lo ideal, se deberían concentrar los gastos en un solo nivel de gobierno. Respecto a la asistencia social, típicamente los gobiernos locales deberían realizar la gestión, pudiendo Nación fijar criterios de elección de beneficiarios de forma transparente.

En el caso de los dos planes del Ministerio de Desarrollo Social nacional (los más voluminosos en cuanto a monto), si bien exigen contraprestación, muchas veces la validación queda a cargo de cooperativas u organizaciones sociales en las que no es muy claro el mecanismo, lo cual genera la oportunidad a casos de corrupción. En este caso aportaría más transparencia que se disponga que las organizaciones piqueteras dejen de actuar como intermediarias.

¿Cómo salir de esta situación?

Una vez consideradas las falencias en el diseño de la ayuda, es necesario preguntarse por qué tanta gente necesita de ayuda social, y más aún, por qué estos niveles de gasto social conviven con una pobreza cercana a 40%.

En primer lugar, un punto clave es que el asistencialismo termina dando sustentabilidad a la pobreza, con lo cual termina siendo perverso . Desde inicios de siglo que la ayuda no para de crecer, tanto que casi la mitad de la población argentina cobra alguna ayuda del Estado, cuando debería ser un dispositivo marginal para casos de emergencia.

Pero también hay que puntualizar que del asistencialismo no se sale de la noche a la mañana, porque muchos de los fundamentos que explican la pobreza apuntan al largo plazo. En primer lugar, las personas que reciben planes sociales tienen un perfil educativo/laboral que muchas veces no se adecua a las demandas y calificaciones requeridas para un trabajo en blanco, con lo cual su empleabilidad es conflictiva.

A su vez es necesario recuperar uno de los fundamentos que explica la pobreza, que es el deterioro de los ingresos laborales. La cuestión pasa porque la productividad en Argentina es cada vez menor. Y que un trabajador produzca menos valor implica que los salarios van a ser menores, lo cual se refleja claramente en el fenómeno cada vez más común del trabajador pobre. Si muchas familias encuentran rentable depender de un plan social, en parte se debe también a esta situación.

Ser productivos implica producir más y mejor. Algo imposible con el estado actual de la macroeconomía y las finanzas públicas, que son apenas uno de los ingredientes de un contexto absolutamente adverso al emprendedorismo y la inversión.