Preocupa a Schiaretti y Llaryora un posible freno de la recaudación por la segunda ola

Si bien hasta ahora las restricciones son marginales, temen que se produzca una retracción del consumo por causa de la incertidumbre del futuro inmediato. También, que impacte en un cierre parcial de la economía. Ayer el Gobernador dijo que se garantizaba la producción. En cualquier caso, será clave el avance de la vacunación. “La buena”: Nación mandó $2.450 millones por la Caja y está al día

La llegada de la segunda ola de la pandemia y la posibilidad del cierre parcial de la economía, sumadas a una retracción en el consumo, pueden generar una desaceleración en la recaudación que incluso la arrastraría a terreno negativo, después de haber encadenado siete meses consecutivos de subas reales. [privado]

La posibilidad “aparece en el radar” del gobernador Juan Schiaretti y también del intendente Martín Llaryora, a partir del trabajo de sus respectivos equipos económicos.

Por ahora se trata sólo de un escenario posible, sin embargo de muy probable ocurrencia. En todo caso, lo que se analiza es cuán fuerte será la retracción: si sólo un bajón circunstancial o bien un golpe comparable con lo ocurrido el año pasado.

No obstante, esta última alternativa por ahora parece descartada.

Con todo, la incertidumbre es el común denominador en el análisis y proyecciones de corto plazo.

“Está claro que algún impacto va a haber. Qué tan grande será es algo que es difícil de proyectar. Esto es una carrera contrarreloj entre la llegada del invierno y la necesidad de avanzar lo más rápido posible con la vacunación”, resumió a Comercio y Justicia una fuente al tanto de la marcha de las finanzas, tanto en la Provincia como en la Municipalidad.

“Primero, vamos a cuidar la salud de todos los cordobeses, la salud es la vida. En segundo lugar, el trabajo de los cordobeses, que significa cuidar la producción y la actividad económica para que nuestra gente no pierda puestos de empleo. Y en tercer lugar, la educación, para continuar con la presencialidad en las aulas”, dijo ayer el gobernador Schiaretti en el marco de la reunión con el sector de la salud privada, en la que se evaluó la disponibilidad de recursos para afrontar la segunda ola.

“Cuidar la producción y la actividad económica”, tal como mencionó el mandatario, muestra claramente cuál será el objetivo aun con el avance exponencial de contagios de coronavirus.

Claro que, en esta circunstancia, cualquier aseveración contundente puede quedar descolocada, incluso sólo una semana después.

La idea de Schiaretti -y en rigor también del Gobierno nacional- es tratar de sostener la actividad económica aun con la pandemia arreciando una vez más.

Sin embargo, la realidad irá marcando el ritmo de las decisiones, más allá de la voluntad de los gobernantes.

Escenarios posibles

Tanto en el Centro Cívico como en el Palacio 6 de Julio coinciden en que los escenarios potenciales son inciertos pero en cualquier caso de impacto negativo para las arcas públicas.

“Hoy no hay ningún indicio de retracción. No debería haberlo además porque tanto lo que recauda Ingresos Brutos como Comercio e Industria en la comuna, proviene de actividad realizada el mes pasado. Tampoco hay impacto en el pago de impuestos patrimoniales”, resumió un informante.

El tema es qué pasará en el corto plazo.

Ahí los escenarios son variados. Por un lado, datos objetivos. Las restricciones a la circulación entre la medianoche y las seis de la mañana, horario que los fines de semana se extiende hasta la una de la mañana, tiene efecto muy acotado en el sector gastronómico y de bares. Más en este último caso, en aquellos que trabajan de noche. Lo mismo para espectáculos públicos que, en rigor, ya estaban reducidos en su capacidad.

También se frena la actividad de contingentes de viajes de estudio y rubros anexos.

Sin embargo, la incidencia es marginal en el marco de la actividad económica en general. Por cierto, no para los sectores involucrados.

Schiaretti, a diferencia del Gobierno nacional, resolvió mantener abiertos casinos y bingos, además de no restringir aún más el aforo en industrias y demás actividades productivas, rubros en los que la Nación resolvió fijar en 30 por ciento la capacidad de ocupación de diferentes sectores.

En todo caso, esa mayor restricción nacional podría derivar en una menor recaudación de tributos nacionales que luego se coparticipan a las provincias.

Pero todos coinciden en que esa primera decisión tomada la semana pasada difícilmente sea la última.

Más allá de la voluntad del Gobernador e incluso del propio Intendente, el pulso lo marcará -en parte- la Nación mediante decisiones inminentes que restringirán aún más determinadas actividades; y también los propios gobiernos locales, en caso de un crecimiento exponencial de casos y ocupación de camas críticas en hospitales públicos y privados.

Horas atrás, luego de una reunión entre funcionarios nacionales y expertos epidemiólogos, trascendió que la recomendación es avanzar con cierres con cuarentena dura pero por cortos períodos y en ciudades o regiones específicas.

Cualquiera de esas medidas tendrá incidencia directa sobre la caída en la actividad y, por consiguiente, redundará en una baja en la recaudación.

Pero hay otro escenario que bien puede producirse en paralelo a los mencionados:

una eventual retracción del consumo producto de una actitud conservadora de la gente ante el temor e incertidumbre de cómo impactará la segunda ola en sus ingresos e incluso en sus empleos.

Ese panorama, también probable, sería igualmente perjudicial para la recaudación: menos consumo, menos facturación de los comercios y finalmente menos recursos vía Ingresos Brutos, Comercio e Industria y también impuesto al Valor Agregado (IVA).

La desaceleración de la recaudación parece, al fin, un hecho. La caída en términos reales en todo caso habrá que compararla con 2019. El año pasado para esta época, la baja era intensa por la cuarentena estricta.

En contrapartida, se necesitará un Estado más presente.

El Gobierno nacional ya advirtió de que no está en análisis un nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) e incluso tampoco los ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción), subsidios para completar el sueldo de los trabajadores de empresas en crisis, ahora reemplazados por el Repro II.

Sin embargo, el presidente Alberto Fernández confirmó que habrá ayuda estatal, llegado el caso. El margen económico de las cuentas públicas no soportaría un cierre como el de abril y mayo del año pasado.

En cuanto al Gobierno de Córdoba y la Municipalidad, tampoco tendrían mayor margen para salir a cubrir a los sectores en crisis. El año pasado hubo créditos blandos del Banco de Córdoba y determinados beneficios fiscales o planes de pago que también alcanzaron a la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC). Sería ésa la única herramienta a la que podrían volver a apelar tanto Schiaretti como Llaryora.

Mientras, una buena

En ese contexto, no dejó de ser una excelente noticia para el Centro Cívico que el Gobierno nacional, mediante la Administración Nacional de la Seguridad Sicial (Anses), depositara el viernes último una nueva cuota, la segunda, del convenio para cubrir el remanente del déficit previsional de la Caja de Jubilaciones Córdoba de 2018, que aquel organismo se comprometió a atender.

Fueron 1.380 millones de pesos que se suman a los 1.070 millones de pesos de las cuotas mensuales por la cobertura a cuenta de la futura auditoría del déficit de 2020.

Nación está al día con la Caja, y ése no es un dato menor en un contexto de incertidumbre y encima de cierta tensión política entre el Gobierno nacional y el de Córdoba. [/privado]

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