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Con instrumentos musicales, dos emprendedores conquistan el país

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Sol Venturi es una empresa que fabrica y desarrolla xilofones y metalofones. Con la línea clásica y la didáctica llegan a varias provincias de Argentina y este año incrementarán su facturación en 45%.

Por Natalia Riva / [email protected]

Carlos Venturi es peruano y de familia de luthiers. Desde chico aprendió el oficio de su padre, desde la fabricación de instrumentos musicales hasta su comercialización. En un intento por desprenderse del negocio familiar y también para buscar nuevos horizontes, Carlos decidió venir a Argentina en 2006 “sin una idea definida de qué iba a hacer”.

“¿Por qué no te llevás un metalofón, lo vendés allá a una profesora de música y tenés algo más de dinero para tu estadía?”, le dijo el padre de Carlos antes de que emprendiera viaje. A pesar de que éste quería no tener nada más que ver con la empresa familiar, cargó el instrumento en su valija. De este lado de la frontera, lo esperaba su amigo -hoy socio- Claudio Combina, quien lo convenció de que antes de venderlo mostrara el metalofón en comercios de Córdoba y Buenos Aires.

Esa acción, que Carlos inició de manera desconfiada y sin ningún tipo de perspectivas, decantó en lo que hoy es Sol Venturi, una empresa que está siendo incubada en la Fundación para la Incubación de Empresas (FIDE), y que se dedica a la fabricación y venta de metalofones y xilofones que se destacan por su buena afinación.

La sorpresa

Fue toda una sorpresa descubrir que el instrumento tenía una excelente aceptación entre las más importantes casas de música de Buenos Aires y Córdoba. La única condición que le ponían los comercios era que necesitaban que se comprometiera con las entregas en tiempo y forma. “Gustó mucho desde un principio por la presentación, por el sonido, y por la afinación. Y cuando empecé a ‘caminar la calle’ me di cuenta de que en Argentina la educación musical es de vanguardia y los colegios tienen unas currículas de música muy buenas”, explicó Carlos a Comercio y Justicia.

Esos impulsos hicieron que este emprendedor comenzara a traer xilofonos y metalofones de Perú y los colocara en el mercado argentino. Sin embargo, cuando la demanda comenzó a crecer, se dio cuenta de que el negocio pasaba ahora por fabricarlos en estas tierras. “Comenzamos trabajando en un pequeño garaje -cedido por los padres de Claudio- y todo desde cero. Sin preparaciones, sin ahorros, sin estudio de mercado. Sólo con el convencimiento de que podíamos hacer un buen producto”, agregó.

Los primeros dos años de Sol Venturi estuvieron a cargo de Carlos. Pero en 2008, cuando el negocio comenzó a adquirir una magnitud mucho más grande, Claudio dejó de trabajar en relación de dependencia y sumó dos manos más a este emprendimiento. “Tuve que aprender todo desde cero porque no tenía ningún conocimiento de música”, recordó Claudio.

Con un mercado en crecimiento como norte, los emprendedores percibieron que no podían continuar trabajando en un garaje y que, además, era imperioso capacitarse en formación empresarial. Fue con ese propósito que llegaron a la Incubadora de Córdoba y, después de realizar cursos y tests diversos, quedaron seleccionados en 2009.

“Ingresamos en la incubadora en un momento clave de la empresa, porque en el lugar donde trabajábamos nos ponía un techo muy grande para crecer”, aseguraron los emprendedores.

¿En que los ayudó la Fide? “Además de darnos un espacio físico, nos sirvió particularmente para modificar nuestra modalidad de trabajo. Entendimos que emprender significa, muchas veces, tomar decisiones como delegar, ordenar la comercialización, definir a nuestro público. Hasta antes de entrar, nosotros nos hacíamos cargo de absolutamente todo”, reconoció Carlos.

La empresa, hoy

El ingreso a la incubadora aceleró y ordenó el crecimiento de Sol Venturi. Actualmente, fabrica metalofones y xilofones en dos líneas de productos: una clásica y otra didáctica. Se comercializan en Buenos Aires, Córdoba, La Plata, la Patagonia y proyectan crecer hacia la región de Cuyo, el Norte y el Gran Buenos Aires.

Los puntos de venta suman aproximadamente 200 ubicaciones. Más aún, los emprendedores están evaluando la posibilidad -para el año que viene- de trabajar con distribuidores más grandes, como son los retails. En Córdoba, acaba de cerra un trato con Ferniplast y la juguetería Giro Didáctico se mostró muy interesada en los productos.

El año pasado, fabricaron un total de 3.500 instrumentos y, para este año, proyectan un crecimiento del orden de 45 por ciento. Una muestra de este crecimiento se refleja también en el incremento de su facturación: “Durante varios meses manejamos unos ingresos promedio de entre 20 mil y 25 mil pesos mensuales. Después de ajustar algunas cosas de la estrategia comercial, en agosto dimos un salto y llegamos a los 42 mil pesos; ahora estamos en 45 mil pesos mensuales y apuntamos a los 50 mil en los próximos meses”, contó Carlos.

Estos números animan a los emprendedores a pensar en incursionar en el mercado exterior, aunque es una decisión que todavía están madurando. De animarse, la incubadora les extendería el plazo de incubación y harían la primera prueba de pos incubación interna.

Por lo pronto, Carlos y Claudio preparan su producción para afrontar las fechas más fuertes en ventas de su producto: Navidad y Reyes.

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