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Un cierre preocupante de 2016 y un inicio de 2017 con muchas incógnitas

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Se ha verificado una nada favorable gestión en el primer año transcurrido por la nueva administración nacional. Ésta adjudica el desempeño a la “pesada herencia recibida”, pese a que se había prometido una notoria recuperación para el segundo semestre de 2016 que aún se posterga “sine die”.

Resulta obvio que las macrodevaluaciones concretadas al inicio de esta gestión fueron causa esencial para que el índice general de precios trepara en ese lapso a nada menos que 40,9%, el más elevado de los últimos 25 años. Por su parte, sólo los ingresos derivados de la vigencia de un régimen de “blanqueo”, que hasta fines de diciembre pasado aportó $ 106.769 millones a la Tesorería, permitió bajar el elevadísimo desequilibrio a la mitad. Bajo este régimen especial corresponden a la “normalización” a bienes radicados dentro del país en el equivalente al 34,7% y el 65,%, a activos que están en el exterior.
Es oportuno advertir que este régimen constituye un nada aconsejable instrumento al que se debe apelar en situaciones extremas y por única vez dentro de lapsos lo más distantes posibles, pero nunca quinquenales. Así es que se logró que el ejercicio fiscal, sin considerar los aportes de Anses y Banco Central, cerrara con un déficit de “sólo” -6,9%; computando inclusive $ 31 mil millones por devoluciones y/o reintegros de algunos tributos. En efecto, de no considerarse dicho concepto excepcional, lo recaudado habría sido apenas un 27,7% superior a lo percibido en 2015, lo cual implica la existencia de una profunda brecha de nada menos que 13,2%.

Quizá la máxima novedad esté referida al saldo positivo del comercio exterior que ascendió a US$ 2.128 millones, revirtiendo el signo negativo con que cerró el año 2015 que llegó a US$ 2.929 millones. No obstante, globalmente dicha actividad fue menor pues sólo alcanzó a U$S 57.737 millones con fuerte primacía de productos agroindustriales (65,7%), en especial de cereales y oleaginosas, y retroceso de productos industriales que caracterizan una cierta “primarización”.
Al propio tiempo, las importaciones en un 84,6% están compuestas por productos industrializados plenos aunque interanualmente han caído en -6,9%; obviamente debido a la merma sufrida en la actividad interna general. La adquisición de automotores a Brasil cubrió el año precedente casi la mitad (46,2%) de todas las compras realizadas en aquel mercado (US$ 13.674 millones) y, por tanto, es la principal causa del desequilibrio que se viene generando en el intercambio desde 2013 en adelante pues junto con lo ocurrido en 2014 fueron los máximos registros de los últimos 14 años.

La evolución de los recursos tributarios “normales”
Tales recursos en 2016 están encabezados por el IVA, tradicionalmente el impuesto de mayor rendimiento, que aportó $583,2 miles de millones que implica un 28,2% del total o sea que ese rendimiento ha superado en +34,7% a lo recaudado en 2015. Se ubican en segundo término los Recursos Jubilatorios (Aportes Personales y Contribuciones Patronales) que acumularon el ingreso con ese destino específico de $524,3 miles de millones (+25,3%); mientras en tercer lugar con $432,9 miles millones y con un incremento de apenas +13,5% interanual, aparece el Impuesto a las Ganancias que apenas aportó un equivalente al +20,9% del total anual.
En cuarto y quinto lugar, pero a mucha distancia, se ubicaron tanto los Impuestos sobre Créditos y Débitos Bancarios como al Comercio Exterior, ambos con montos muy semejantes. El primero con $ 131,6 miles de millones (+6,4%) y el segundo aportó $ 127,9 miles de millones (+6,2%). Dado que los cinco antes referidos instrumentos cubren el 86,9% del total recaudado en el año 2016, pese a la caída relativa del Impuesto a las Ganancias, resulta obvio que es muy poco lo que aporta la veintena de otros impuestos menores. Por lo tanto, debiera encararse una actualizada, moderna y efectiva reforma del sistema tributario, imponiéndose un esfuerzo especial para concentrar en los más rentables el esfuerzo recaudatorio.
La baja señalada en la recaudación se ha agudizado durante el mes de enero del presente año, pese a que el índice general de precios creció en el mismo +2,3%; porcentaje que anualizado implicaría una suba de +31,3%.

El aporte del Indec
Por su parte, dicho organismo especializado ha informado oficialmente al cierre del tercer trimestre de 2016, el total de ingresos acumulados correspondientes a 8.209.874 titulares.
Domiciliados en 31 conglomerados urbanos permiten que ese colectivo arroje una media general por persona de $ 11.127 que correspondió a 27.277.865 habitantes; los cuales constituyen el 64,5% de la población total. De ellos, alrededor de 19,8 millones no percibían ningún importe, pero el ingreso medio de toda la población ascendía a la cifra mensual mencionada.
En el decil más bajo, ha logrado percibir sólo el 1,2% del total que asciende a $182.685.054, lo cual contrasta con la franja del 10% situada en la cúspide que ha sido titular de nada menos que el 31,5% del dicho total. Quizá el hecho de que la mitad de la población argentina apenas llegó a disponer de un ingreso medio de $8.000, con el cual no se cubre la canasta familiar, pone en evidencia los enormes problemas que tienen para subsistir. Además, 4,92 millones dispusieron de menos de $ 5.000 mensuales y en niveles más extremos de pobreza se localiza el 32,2% de los habitantes; de los cuales el 6,3% de ellos están más bajo aún, dado que sufren condiciones de indigencia.
Es obvio que la suba interanual de la recaudación tributaria ha sido notoriamente inferior al incremento del nivel general de precios, pues, aun incluyendo el rendimiento del blanqueo, al cierre del ejercicio 2016 se verificaba el máximo desequilibrio de la historia. Tal circunstancia parece extenderse al año actual; prueba de ello es la insuficiente recaudación lograda en enero de 2017 pues sólo los Recursos Jubilatorios mantuvieron un nivel aceptable (+31,8%) mientras el máximo recurso (IVA) tuvo una suba de +28,2%.

En cuanto al Impuesto a las Ganancias, exhibe un alarmante y escasísimo aumento interanual de apenas +7,1%, que presagia un año no menos problematizado que el precedente. Debe tenerse muy presente que este tributo es, entre todos los existentes en el mundo, el único que tiene plena posibilidad potencial de corregir la tendencia a la concentración de ingresos y la riqueza en la cima de la pirámide, y si este objetivo fuera el deseable, su utilización al efecto es decisiva. Paradójicamente, una franja de dirigentes gremiales que tuvieron cierto eco en los ámbitos gubernamentales pero que fueron alcanzados por este impuesto, han propugnado con egoísta ignorancia su eliminación; lo cual tornaría más regresivo el sistema. De todas maneras, las modificaciones introducidas son muy escasas y siguen primando los aspectos menos positivos.
Por el momento, los ingresos derivados del “blanqueo” han permitido auxiliar parcialmente a la Tesorería, pero tal aporte adicional dejará de contribuir a fines de marzo, por lo que lo verdaderamente racional hubiera sido que mediante de tales fondos se financiaran nuevas y crecientes inversiones, las cuales respecto del Presupuesto 2016 han sido ejecutadas sólo en un escuálido 52,7% extendiendo el plazo de ejecución; lo que conspira contra los deseables índices de productividad.

La visión del FMI
En tácita respuesta a la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el citado organismo advirtió que por bastante tiempo sobrevolará un clima de marcada incertidumbre en cuanto a las potenciales modificaciones de las políticas, aunque es probable que la política fiscal sea expansiva, y cabe prever un endurecimiento de la monetaria más rápido de lo previsto debido “al fortalecimiento de la demanda interna y a presiones inflacionarias”.
Agregan, asimismo, “una suba de las tasas de interés a largo plazo a nivel mundial y un dólar mas fuerte en términos efectivos reales y una moderación de los flujos capital América Latina”. Pero se cuidan de no dar información numérica concreta sobre la eventual evolución de su PBI.
En cambio, sí lo hacen para los casos de Brasil y Argentina en el documento intitulado “Perspectiva para América Latina y el Caribe”. Para nuestro vecino, la mayor economía del área y actualmente séptima a nivel mundial, estiman que durante 2017, en el mejor de los casos, no podrá crecer por encima de un insignificante +0,2% y adjudican +1,5% en 2018. Advierten que “los altos niveles de desempleo y de endeudamiento del sector privado continuarán imponiendo un lastre a la demanda”, e infieren que “los indicadores señalan una demora en la recuperación de la actividad, dado que el gasto privado continúa débil”.

Las autoridades de Brasilia se han mostrado mucho menos pesimistas, y el presidente de su Banco Central, en la Cumbre de Davos, dijo que “no están preocupados por un dólar fuerte” y “que, por el contrario, es una buena señal”. Consideran que la suba de tasas en Estados Unidos impulsará una absorción adicional de capitales del resto del mundo e incidirá en la suba en el costo del crédito externo, pero, paralelamente, es de esperar un incremento en la cotización de todas las commodities. Por ello, su ministro de Hacienda, Enrique Meirelles, considera no serán afectados por el eventual y muy probable accionar de Donald Trump para cerrar sus fronteras.
Sobre Argentina, los pronósticos respecto al crecimiento del P.B.I. de nuestra economía en 2017 ya le habían adjudicado un +2,7%, durante la visita realizada en octubre pasado, pero ahora ese índice fue reducido a +2,2%. Estos datos son notoriamente inferiores a los que se manejan en nuestro Ministerio de Economía, que lleva la probable expansión a +3,9%. El organismo internacional también ha evaluado que el índice inflacionario será superior al 17% ínsito en la elaboración del Presupuesto Nacional pues lo calculan en 20,5%, aunque para los analistas privados llega hasta el 25%.

El representante del Fondo aprovechó para advertir que es “un gran desafío pronosticar el crecimiento de una economía como la argentina que está pasando por un proceso de transformación importante”. De esta forma trató de justificar las marcadas diferencias con el dictamen oficial y los demás analistas que han formulado sendos pronósticos al respecto.
Un hecho de alta significación ha sido la reunión del 7 de febrero pasado entre los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer en el Palacio del Planalto (Brasilia). Ella tuvo por objeto revitalizar la relación comercial bilateral, evaluándola como “estratégica”. Ambos se comprometieron formalmente a dinamizar el Mercosur eliminando todo tipo de barreras y tender nuevos lazos con otros países, en especial México, e intensificar la gestión para lograr la suscripción de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.
A ello se suma el propósito de iniciar gestiones para hacer lo propio con los ahora sólo once países de la Alianza del Pacífico desde la abrupta salida de Estados Unidos que ordenó Donald Trump, pese a que había oficiado antes como promotor y líder.

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