ESCUCHAREl Departamento de Estado de EEUU no ha descartado la posibilidad de que se produzcan nuevos ataques en la región. Amplio rechazo internacional a los atentados
Por Gonzalo Fiore
Las pasadas Pascuas, mientras millones de católicos en todo el mundo festejaban el Domingo de Resurrección, ocho atentados suicidas a iglesias católicas y hoteles en Sri Lanka causaron más de 200 muertos y de 500 heridos. El país, ubicado cerca de la India, está compuesto por 21,5 millones de personas de las cuales los cristianos -en su mayoría católicos- representan 1,2 millones de habitantes. Es decir, el 7,4%, mientras que la religión mayoritaria, el budismo, cuenta con más del 70% de practicantes. De entre las Iglesias atacadas, una se encuentra en Colombo, la capital del país, mientras que también sufrieron atentados una en el oeste, en la ciudad de Katana, y otra en el este, ubicada en la ciudad de Batticaloa. A su vez, también fueron objeto de atentados tres hoteles de lujo de la capital. Si bien, ningún grupo terrorista reivindicó los atentados como propios, fueron detenidas siete personas. Al mismo tiempo que el gobierno decretó un toque de queda por doce horas y un apagón total de las redes sociales del país.
El país padeció una cruenta guerra, tanto civil como étnica, entre 1983 y 2009. Los bandos en pugna eran el gobierno y un grupo militar separatista perteneciente al pueblo tamil, llamados Tigres de Liberación del Eelam Tamil, considerados una organización terrorista. Los Tigres Tamiles, asesinaron, entre otros, al ex Primer Ministro de la India Rajiv Ghandi, hijo de Indira, en 1991. Según fuentes de las Naciones Unidas, más de 100.000 personas fueron asesinadas en la Guerra Civil. El final de la misma se produjo en 2009, cuando el líder de los Tigres fue asesinado y el grupo derrotado. Un 15% de los habitantes de Sri Lanka se identifican como hinduistas mientras que un 11% lo hace como musulmanes. Mientas que la relación más conflictiva se da entre los musulmanes y budistas extremistas, los cristianos siempre fueron vistos como un factor estabilizador en el país ya que tenían representantes tanto entre los tamiles como entre los cingaleses, etnias en pugna durante la guerra.
Finalmente, el gobierno logró identificar a quienes aseguran son el grupo terrorista culpable de los ataques. Según las autoridades, se trata de una agrupación islamista radical que habría contado con ayuda de una red internacional. National Thowheeth Jama’ath es una organización de corte yihaddista con vínculos con otros grupos de ideologías similares. A su vez, el Departamento de Estado norteamericano no ha descartado la posibilidad de que se produzcan nuevos ataques en la región. En enero pasado, ISIS reivindicó un atentado similar contra una iglesia en Filipinas. Y el Domingo de Resurrección de 2017, perpetraron un atentado contra dos iglesias en Egipto, asesinando a 50 personas. Al-Qaeda llevó adelante ataques similares, en 2010 asesinaron a 58 personas que se encontraban un domingo en una iglesia en Iraq. Si bien, ninguno de estos grupos ha logrado tener una inserción real en el sudeste asiático, los atentados del domingo recuerdan a otras masacres cometidas en la región en iglesias u hoteles. Los conflictos étnicos, culturales y religiosos parecen lejos de resolverse. Según miembros importantes del gobierno de Sri Lanka, los atentados tienen que ver con el «extremismo religioso».
Muchos líderes mundiales se pronunciaron al respecto apenas conocido los hechos. La máxima autoridad de la Iglesia Católica, por supuesto, no fue la excepción. Francisco lamentó los sucesos, al mismo tiempo que aprovechó su mensaje, en la Plaza de San Pedro, para llamar al dialogo en Venezuela, para referirse a la guerra en Siria, denunciar lo que aún sucede en Yemen y en Libia, pedir por la paz entre Palestinos e Israelíes, y mencionar los conflictos aún irresueltos en numerosos lugares de África como Sudán del Sur, Mali, Burkina Faso, Nigeria, Niger, o Camerún: «Que el Señor conceda a quienes tienen responsabilidades políticas trabajar para poner fin a las injusticias sociales, a los abusos y a la violencia, y para tomar medidas concretas que permitan sanar las divisiones y dar a la población la ayuda que necesita.» De ninguna manera se debe permitir el odio por motivos ya sea políticos, sexuales, étnicos, religiosos, o de cualquier tipo que tengan que ver con la condición de la persona o del grupo atacado. El mundo no puede sobrevivir si no es en base al respeto y a la comprensión de las diferencias. Como bien suele decir Francisco, los pueblos son un poliedro donde cada arista aporta algo diferente, enriqueciendo a la totalidad. Sólo si logramos tener en cuenta esto, se podrá derrotar al extremismo.
(¨) Abogado – Experto en política internacional
