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Teoría del conflicto y de los agujeros negros (II)

María Cristina Di Pietro. Exclusivo Comercio y Justicia
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 Por M. Cristina Di Pietro *

Finalizamos nuestra anterior columna diciendo que el juego “todos contra todos” conduce a la implosión de un sistema social; porque los sistemas sociales no explotan, implosionan. Evolucionan o se fagocitan a sí mismos. La culpa no es de otro… de ese agujero negro sino de la luz que se le acerca peligrosamente atraída por el empoderamiento en la seguridad y valía individual por sobre la grupal. En los juegos integrativos al servicio de la solución de un problema, el conjunto depende de cada individuo y es obligación de cada uno responder acabadamente en su rol. Si su ignorancia en el manejo de las leyes de juego o su arrogancia hicieran fracasar la solución que se muestra viable en el tablero (expediente-diálogo de negociación-etcétera), ese actor es el responsable perdidoso y a él apuntará la sanción por el daño ocasionado al conjunto, a su cliente, al co-negociador, al mediador y mediados. Adelanta Richard Susskind (The End of Lawyers?: Rethinking the Nature of Legal Services. Oxford University Press, EEUU, 2010), exponente moderno de las teorías críticas, cuál sería esa sanción:

• La abogacía –como otras profesiones sociales- está entrando en un período de notables transformaciones.
• Los abogados ya no tendrán un papel tan prominente como en la actualidad.
• La forma ineficiente y costosa en la que los despachos jurídicos tradicionalmente brindan sus servicios ya no será viable.
• Los abogados se enfrentan ahora a un mercado que favorece a los clientes, con una considerable presión para reducir drásticamente sus honorarios. La tecnología de la información provocará la mercantilización de los servicios legales.
• Para evitar la eliminación de intermediarios, los abogados deben modificar por completo su forma de ejercer la profesión.
Y la visión de Julius Robert Oppenheimer se traduce en la que llama sociedad posprofesional: ¿Cuántos abogados, contadores y escribanos serán reemplazados por robots? La “uberización” de las profesiones sociales… los algoritmos quieren reemplazar a los jueces. Los contadores serán robóticos.

El premio en este juego diferente es, sin embargo, prometedor si logramos superar este conflicto anunciado –ya con práctica robótica en Inglaterra-, con nuevas formas de administrar el derecho y los intereses de los actores, tal como lo venimos haciendo a costa de ensayo error con las praxis de negociación y de mediación en las distintas etapas de un conflicto.
Nadie dice que sea más fácil colaborar que competir. Porque es lo contrario. Lo que sí decimos, que con estas formas complejas de soluciones compartidas, convenidas, consensuadas –llamadas confusamente colaborativas-, la sociedad y sus instituciones toman conciencia de la verdadera responsabilidad de cada uno en el conjunto, con el otro y consigo mismo. Siendo a su vez que, del servicio al conjunto y del conjunto mismo dependen las profesiones más humanas sólo asistidas por la robótica y no al revés. Es decir, (y le debo este parafraseo de precisión a la mediadora Luisa Zinny), en una sociedad conflictiva, la decisión de cada caso es un ineludible juego de todos los involucrados (concepto más amplio que el de “parte” procesal) que quieran o no, están irremediablemente asociados con algún grado de responsabilidad en la solución del conflicto. Aquel jugador que por ignorancia o arrogancia no haga su parte, es responsable del fracaso del sistema. Ese fracaso no queda impune, porque el todo se lo hace pagar doble: como todo y como parte.

Bajando y aplicado a la realidad de Córdoba actualmente, la nueva ley de Mediación: ¿está arrojando los resultados previstos por el legislador para este juego-proceso? ¿Las instituciones públicas y privadas tienen la capacidad de infraestructura y profesionales idóneos para funcionar según lo previsto por el nuevo y ambicioso sistema? ¿La reglamentación de la ley ayuda u obstaculiza la puesta en funcionamiento del mismo? ¿Los abogados están preparados y capacitados para interactuar en este sistema? ¿Fueron previstas todas sus posturas y planteos? En suma: ¿los actores estamos escuchando o confrontando en un sistema autocompositivo que, como tal, no está diseñado desde herramientas para la confrontación?
Si estamos escuchando, ¿cuál es el motivo fundado de la impaciencia, la crítica desmedida sin compromiso ni aportes y hasta la despiadada ofensiva…?
Bienvenidas las opiniones, alternativas y opciones respetuosas y contextualizadas que permitan superar los errores de la praxis con tiempos humanos.
Porque poner a confrontar el sistema con el conjunto de actores por cuestiones de procedimiento-praxis es minimizar el tema. Desde que, en suma, somos todos actores evolucionando… como el universo.

(*) Prof. Adjunta Teoría del Conflicto UNC. Titular UCC. Mediadora.

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