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La kriptonita de los creadores de Superman

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Por Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**

Superman cumplió 81 años y, sin embargo, se encuentra más vigente que nunca. Casi como si sus poderes del comic saltaran a la realidad. No se ve afectado por el paso del tiempo, no envejece ni se debilita.
Este superhéroe idealista y ceñido a un código de moral extremadamente estricto que lo llevó a convertirse en un paladín de la Justicia, llegó a ser la peor pesadilla para sus padres creadores.
Jerry Siegel y Joe Shuster, amigos de la adolescencia, compartían muchas cosas en común; principalmente su devoción hacia los comics. De esa pasión surgió la primera historia corta de Superman, quien asomó a la luz como villano en la tira The Reign of the Superman. Luego, el personaje fue modificado y renació como lo conocemos hoy, convertido en un superhéroe muy comprometido con la Justicia, con su vestimenta característica, con su capa especial y la gran “S” estampada en el pecho y con la personalidad gris de su alter ego, Clark Kent, con el que protegía su identidad real.
A partir de entonces, ambos jóvenes de apenas 19 años se concentraron en buscar una editorial que publicara Superman. Cuando creyeron haber encontrado a su héroe personal, ya que Action Comics estaba interesada en realizar la publicación, se dejaron llevar por el entusiasmo y cometieron un error garrafal que les costó muy caro.

Al cerrar el trato con la compañía, Shuster y Siegel permitieron la publicación de Superman en Action Comics por la pequeña suma de 130 dólares estadounidenses, sin notar que en ese mismo acto estaban realizando una cesión total y a perpetuidad de todos los derechos sobre su pequeño tesoro.
En 1947, la pareja de creadores intentó una demanda contra la compañía y solicitó la nulidad del contrato de cesión y que se les restablecieran los derechos de propiedad intelectual sobre Superman.
La acción no sólo no tuvo éxito en la recuperación de sus derechos sino que también les costó su puesto de trabajo en la compañía.
Años después, en 1973, Siegel y Shuster volvieron a la batalla e iniciaron un nuevo pleito basándose en una modificación de la ley sobre el copyright. Tampoco tuvieron éxito.
En 1975 llegaron a los medios, donde hicieron pública la pésima calidad de vida que estaban llevando, frente a lo que Warner Communications decidió otorgar a Siegel y Shuster pensiones vitalicias de 20 mil dólares anuales y beneficios de salud, expresando que pese a no existir obligación legal sentían que existía una de índole moral.
Un año después, la ley de copyright volvió a sufrir modificaciones. Los nuevos elementos de la normativa dejaban un pequeño resquicio para iniciar una nueva demanda en el período comprendido entre 1994 y 1999, basado en la fecha inicial de publicación del comic. Siegel murió en 1996 y sus herederos presentaron un nuevo pedido.

El juez sentenció a favor de ellos entendiendo que podían recuperar los derechos sobre el superhéroe, pero la dulce victoria no duraría mucho: la estocada final la dio la Corte de Apelaciones en el año 2013. Revocó el fallo por considerar que el acuerdo de cesión se había celebrado con conformidad de ambas partes, por lo que los derechos de Superman permanecerán en manos de Warner Bros y DC Comics. Shuster murió en 1992 y sus deudos no iniciaron ninguna demanda.
El único cierre de este relato es la enseñanza que expresa el refrán popular “zapatero a sus zapatos”… Y es que la evidente virtud de Siegel y Shuster se encontraba en la creación, pero su kriptonita personal fueron los aspectos legales de un acuerdo.

(*) Abogada. (**) Agente de la propiedad industrial

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