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La contradictoria y sorprendente evolución de la economía española

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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En un marco fuertemente recesivo que desde el año 2008 abarca casi todos los países que conforman la Unión Europea, España surge inesperadamente, exhibiendo una tasa de crecimiento que la distingue pese al todavía muy alto nivel de desocupación

Por Salvador Treber – Exclusivo para Comercio y Justicia

España, ubicada al oeste europeo, dispone de una superficie de 505 mil km2 y tiene actualmente una población de 47 millones de habitantes. Su producto interno bruto (PIB) al comienzo de la recesión -a medidos de 2008- era de US$1.454,8 millones, que -si se considera con relación a la cantidad de habitantes- se ubica en US$31.930. Ello la ubicó como la 36ª economía mundial y, según lo consigna el Anuario Estadístico del Banco Mundial (BM), ya en los años 2007/08 registraba una tasa negativa de crecimiento per cápita (-0,3%).
La misma fuente consigna que para el año 2000 exhibía un coeficiente de Gini de 34,7, en cuanto al grado de equidad distributiva del ingreso, índice moderado pues ello verificaba que 20% de beneficiarios que estaban en la cúspide de la pirámide distributiva receptaba 42% de ésta (26,6% en el décimo máximo de la cima) mientras idéntica proporción en la base inferior hacía lo propio con siete por ciento. Sin embargo, lo más llamativo es que en el cuarto escalón superior se ubicaba el 22,5% adicional, definiendo una sociedad constituida por una mayoritaria clase media y media alta. Desde entonces no se conocen nuevos datos, pero se tiene la convicción de que dicho esquema distributivo se ha deteriorado muy considerablemente.

La división política corresponde a una monarquía parlamentaria que registra la existencia de 50 provincias integradas en 17 comunidades autónomas. La conducción general depende de un gabinete que ha venido presidiendo últimamente Mariano Rajoy, y el Rey, tal como se verifica en varios países del Continente Europeo, es una figura casi decorativa pues “reina pero no gobierna”.
Uno de los mayores problemas institucionales es que el denominado País Vasco, ubicado en la región norte bañada por el océano Atlántico, y Cataluña alientan aspiraciones de independencia que debilitarían notablemente el país.
Desde que estalló el proceso recesivo internacional los españoles, junto con Irlanda, Portugal y Grecia, son los que han soportado en mayor rigor la crisis y, al igual que los griegos, sufrieron los registros más elevados de desocupación abierta (26%). Por ello y mientras persista una situación tan comprometida en dicho continente, ha sorprendido gratamente que, en forma aislada y diferenciándose de todos los demás, España exhiba en este momento una tasa de crecimiento superior a tres por ciento; índice éste que dobla holgadamente al de otros quince países de la precitada área. Ello ha llamado tan poderosamente la atención que hasta se vaciló en aceptarlo, al sospecharse de que era un error estadístico. La respectiva revisión ordenada ha corroborado el acierto y ahora se habla del “milagro hispano”.

Una reactivación sorpresiva
El desconcierto y poca confianza iniciales se justificaban, señalando a priori, como argumentos descalificantes, la escasa disposición de datos esenciales y, además, antes de aceptarlos se sugirió cotejarlos con los de la economía alemana, líder indiscutida del área, pues ésta sólo registró un modesto +1,7% para idéntico lapso y no aparecía lógico un “salto” por parte de España. No obstante, hubo finalmente que admitir su plena verosimilitud. Tan sorprendente recuperación coincide con un marcado desencuentro político, aparentemente irreconciliable, que ha privado desde diciembre del año pasado de tener un gabinete ministerial que pueda ejercer en plenitud todas las funciones constitucionales previstas.
Ello se debe a que en sendas elecciones generales ningún partido alcanzó los votos necesarios ni tampoco pudo constituir una coalición estable. El político de extracción conservadora Mariano Rajoy, quien ha venido presidiendo el gabinete ministerial, fue el más votado en ambas oportunidades pero no ha logrado la indispensable mayoría para constituir un gobierno estable. Por su parte,    los dirigentes del Partido Socialista, que ocuparon en ambas instancias el segundo lugar, se niegan rotundamente a compartir la conducción por tener puntos de vista irreconciliables con los que sostiene aquél. En tales condiciones, con poderes muy limitados, no se puede elaborar el presupuesto federal y cuando renuncia un ministro tampoco se lo puede sustituir; mucho menos aún, proponer al Congreso el tratamiento de cualquier tema, por insignificante que sea.

Por lo tanto, en este estado de carencia de autoridades y poder estables, que la economía haya logrado tal reacción despertó un interés inusitado. El hecho de que se recupere el nivel de consumo, las exportaciones lleguen a niveles récord y, por sobre todas las cosas, que se verifique un verdadero boom que atrae todas las miradas de los analistas que no salen de su asombro -hasta han ensayado comentarios irónicos como el de advertir que quizá la virtual ausencia de un mal gobierno gravitó positivamente-. De todas maneras, es indispensable subrayar que se está viviendo la crisis política más profunda de los últimos 40 años.
El hecho de que hasta ahora nadie haya podido elaborar una explicación coherente no ha sido obstáculo para que se opere una reversión en la tendencia bajista que ya se prolongaba sin variantes por nueve años y ahora no cesa de generar admiración. La paradoja más imprevisible es que todos los líderes proclaman “la imperiosa necesidad de que se reconstituya la situación” pues actualmente piden al unísono se estudie más minuciosamente y determinar cuáles fueron los factores que hicieron posible el vuelco favorable cuando se pensaba que todos estaban “navegando al garete”.

Los analistas y empresarios más encumbrados tratan fervorosamente de que esa evolución que califican de “inercial” se propague y saludan alborozados que la economía española pueda funcionar positivamente, aun dentro de un contexto internacional muy comprometido y lo haga mediante lo que denominan “invisible piloto automático”; aunque advierten que no debe prolongarse en forma indefinida ese esquema que es irregular y puede llegar a causar costos muy caros a ese país, al margen del actual “veranillo” que está viviendo.
Evalúan con razón que el estancamiento y la inacción oficial no son sólo peligrosos sino que pueden llevar a un escenario mucho más grave, al suponer las autoridades equívocamente que la recesión ha sido superada pero que estiman que está aún latente. La referida recuperación no se ha contagiado ni siquiera a sus socios de la zona euro y, por ello, consideran vital que esa reactivación en ciernes sea conducida por un equipo ministerial estable y dotado de todos los factores coadyuvantes para que se conjuguen en forma adecuada.

Análisis de los técnicos especializados
Se pretende que el calificado como “milagro” deje de serlo y pase a ser una realidad perdurable. Seguramente el primer “toque de atención” sea lanzado desde Bruselas porque se comprometieron con la Unión Europea a disponer de un presupuesto debidamente elaborado y aprobado conforme las respectivas normas legales. Si esto no se concreta en el plazo acordado, es muy posible que interrumpan las remesas correspondientes a fondos comunitarios y puede ser también sancionada con una muy pesada multa.
Rajoy perdió la votación que trataba su eventual investidura y la alternativa, el líder socialista Pedro Sánchez, intentó, en marzo pasado, ser investido presidente pero fue rechazado. No obstante, Rajoy continuó gestionando y propuso, como virtual alternativa, conformar un gabinete de coalición integrado por representantes de fuerzas políticas afines. La situación descripta condena a una paralización estadual y siembra en todos los ámbitos una gran incertidumbre. Cabe agregar que el 31 de octubre pasado venció el plazo máximo para normalizar la conducción y, al no haberse logrado acuerdos consistentes, el rey Felipe VI debió formular por tercera vez la convocatoria a elecciones que se deberán realizar en el mes de diciembre próximo; circunstancia que no tiene antecedentes semejantes en el Europa.

El difuso “clima” otorga mayor valor aún al mencionado índice de crecimiento y, en especial, a la baja relativa habida en la desocupación abierta. Las conclusiones sobre el momento que vive actualmente España son coincidentes en que se debe buscar, con más premura y menos ambiciones personales, una solución política, pues se requiere un gobierno estable que deberá consolidar la actual tendencia a la reactivación total que, por el momento, no está garantizada. En la concreción de ese atisbo de recuperación ha jugado un rol significativo el entorno internacional pero, al propio tiempo, exige la presencia de un gobierno no sólo técnicamente bien dotado, sino con un sólido respaldo popular. El momento es propicio pues la caída y permanencia del bajo precio internacional del petróleo le proporciona a España la oportunidad nada desdeñable de lograr un ahorro de US$10.000 millones anuales ya que depende totalmente de la importación para proveer a su mercado interno.
El titular de la organización de Análisis Financieros Internacionales (AFI) valoró como decisiva la tendencia bajista de los costos financieros pero agregó que la gestión promotora del Banco Central Europeo ha favorecido la actividad turística de tal forma que el flujo de visitantes a la península ibérica tuvo un crecimiento interanual de 12%; aunque se advierte muy claramente que esta reciente suba del producto interno no ha logrado, por sí sola, eliminar las dudas para visualizar un futuro de continuada y segura prosperidad. Por su parte, el más reciente informe de la agencia Moody’s señala que todavía no se ha superado definitivamente el riesgo derivado de la recesión generalizada que señorea en los sectores occidental y central de Europa, advirtiendo que la reducción de 20% para el año en curso de la inversión en obras públicas -y, en menor medida, de la privada- ponen un significativo signo de interrogación sobre el efecto que puede causar. En función de tales facetas, que no los satisfacen, aconsejan a sus consultantes más importantes.
Lo evidente es que se mantienen atentos a la evolución, por lo menos, del año 2017. Prima una evidente cautela y así se han expedido todos los analistas consultados, coincidiendo muy especialmente en la necesidad de conocer la identidad e ideología de quien, en última instancia, asuma el gobierno español, dando punto final al extendido y peligroso provisorato. La puja en que están insertos Rajoy, por un lado, y el líder socialista junto a sus habituales aliados, por el otro, no puede seguir extendiéndose, pues equivale a “jugar con fuego”.

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