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“El Estado debe incentivar la construcción sustentable”

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Municipios de Buenos Aires benefician con un mayor factor de ocupación total de suelo (FOT) y reducciones impositivas a los desarrollistas urbanos que implementan prácticas green. Sólo 25 proyectos en el país se aprestan a certificar LEED.

La sustentabilidad es un concepto que desde hace varias décadas llama la atención a estudiosos de diferentes disciplinas como biólogos, sociólogos, antropólogos, geógrafos, urbanistas y arquitectos .
Su historia se inicia en la década de los años setenta cuando la defensa del medio ambiente se convirtió en uno de los temas más importantes de las campañas y agendas políticas en distintos países. En una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo, Suecia, se conoció que el medio ambiente es un elemento fundamental para el desarrollo humano. Con esta perspectiva se iniciaron programas y proyectos que trabajarían para construir nuevas vías y alternativas con el objetivo de enfrentar los problemas ambientales y, al mismo tiempo, mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales para las generaciones presentes y futuras.

Así, entraron en carrera diferentes  industrias que poco a poco se van alineando con normas internacionales de preservación ambiental. Semanas atrás estuvieron en Córdoba, miembros de la organización US Equities  Institute, de Estados Unidos, especialista en soluciones verdes para  el mercado del real estate. Sundee Wislow, directora de Sustentabilidad-Leed AP y Gabriel Núñez, su par en la filial argentina, hablaron sobre el posicionamiento que toma nuestro país en la tendencia green,  de sus beneficios y  responsabilidades.

Apartándonos del concepto bibliográfico de sustentabilidad ¿cuál es su propia definición a partir de su experiencia?
Es trabajar en los procesos bajo tres aspectos: el medioambiental, el social y el económico, y asegurarnos que  puedan operar en forma conjunta para que a futuro los podamos seguir utilizando.

En lo que respecta a su cometido sobre real estate, ¿cuáles son los países que encabezan la lista green y qué lugar ocupa Sudamérica en ese ranking?
Europa está muy avanzada, particularmente Alemania, Inglaterra e Italia; luego, le siguen Estados Unidos y Canadá. En Argentina, sólo tenemos 25 edificios registrados para la certificación LEED, que es un conjunto de normas sobre la utilización de energías alternativas en edificios de mediana y alta complejidad.  Los emprendimientos de la construcción sustentable vienen de la mano de empresas privadas, a escala nacional son pocos porque en su mayor parte son firmas de origen americano o inglés que  tienen un cierto nivel de conciencia y contagian a otros. Es un concepto que por lo menos en Latinoamérica llevará su tiempo de maduración.

Concretamente, ¿qué beneficio obtiene el desarrollista a la hora de implementar estas prácticas? ¿ hay alguna ganancia económica?
Es difícil de medir porque es bastante nuevo, pero por nuestra experiencia en Estados Unidos, estos edificios se alquilan más rápido que otros. Las empresas buscan radicarse en estos lugares por cuestiones corporativas, generalmente 70% es marketing , creer en sustentabilidad significa 20% y por otras razones políticas, 10%. Es lo que se viene y la gente no quiere estar fuera del cuadro y a ello le sumamos que dentro de muy poco tiempo habrá motivaciones financieras del Estado.

¿De qué incentivo estamos hablando?
Por ejemplo, en San Isidro se está construyendo un edificio grande, al que la municipalidad le dio un factor de ocupación total (FOT) mayor porque iba a ser green. Y a su vez, la comuna otorga beneficios impositivos a quienes construyen verde. Y esto es más que valioso, ya que -por ejemplo- el municipio de Vicente López copió la iniciativa. La concientización empieza por el sector privado, pero luego por medio del Gobierno- como principal mentor- se hace masiva.

¿ Cuál es el rol del Estado entonces?
El rol del municipio es fundamental y no sólo en el aspecto constructivo, sino en general para la población: brindar instalaciones que sirvan al usuario,  en acceso a espacios verdes, en los controles. Por ejemplo, en muchos municipios de Europa es obligatorio que los desarrollistas urbanos informen qué porcentaje de los materiales de demolición se puede reciclar. El Gobierno  generó la obligación de que sea 70%, y en la actualidad se comprueba que es superior: casi 82% de maderas, clavos y metales se pueden volver a utilizar.

¿Esto se reflejaría también en los costos de una nueva construcción?
Claro, si utilizan este tipo de ventanas (recicladas),  o bien un sistema de calefacción  eficiente en el consumo de energía, los costos van a ser menores de los que tendrían si no los emplearan. Por otra parte, este tipo de iniciativas -como ahorro de energía, de agua o un programa de producción de vegetales- por ejemplo, aumenta el valor de la propiedad y permite recuperar la inversión en menor tiempo. Además, el rédito también tiene que ver con la imagen de marca: si quiere posicionarse como el constructor pionero en utilizar estás técnicas sustentables, por ejemplo.

¿Cuánto le cuesta al empresario de la construcción alinearse a estás normas internacionales de sustentabilidad?
Calculamos que hoy un edificio green cuesta entre dos y tres por ciento más, en términos de tiempo cuesta más  conseguir los materiales certificados porque no hay quiénes los produzcan en el país. Sin embargo, hay cada vez más empresas que los piden, por lo que, seguramente, el mercado impulsará este tipo de fabricación local. Sería ideal tener un sistema de compra a gran escala en Córdoba.
Pero en Estados Unidos no podemos hablar de una diferencia de costos, porque si bien los emprendimientos LEED demoran más tiempo en construirse, no gastan ni un centavo  de más porque existen créditos por volver a utilizar materiales, lo que se convierte en un ahorro.

Más datos

– El sistema LEED (liderazgo en diseño energético y ambiental, por sus siglas en inglés) evalúa el acabado de un edificio según seis criterios principales: sostenibilidad, eficiencia en el aprovechamiento del agua, energía e impacto atmosférico, materiales y recursos empleados, calidad del ambiente interior e innovación y proceso de diseño.
– Cuatro niveles de calificación: certificado básico, nivel de plata, oro y platino.
– Según el tipo de certificado LEED logrado, un edificio reduce entre 30% y 70% de energía de uno convencional, de 30% a 50% de agua, entre 50% y 90% del coste de los residuos, y 35% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

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