Sin ser titular registral, quien usa el vehículo accidentado puede demandar

El demandado objetaba la legitimación de quien conducía el rodado siniestrado, comprador por boleto de compraventa del mismo. El tribunal concluyó que la normativa aplicada daba razón al actor

Al interpretar que la ausencia de titularidad registral del dominio no resulta un argumento dirimente para objetar la demanda, en tanto desde el artículo 1110 del Código Civil (CC) la indemnización podía ser reclamada por el accionante como usuario del vehículo afectado en la medida en que compruebe el menoscabo o lesión de sus intereses, extremo que fue acreditado en la causa, la Cámara 2ª Civil y Comercial de Córdoba rechazó la apelación presentada por el demandado y confirmó la legitimación activa para demandar de quien conducía el vehículo al momento de l accidente y era el comprador del mismo por boleto.

En el caso, el juez de primera instancia hizo lugar a la demanda de daños y perjuicios impetrada por José Luis Requena, resolución en contra de la cual Miguel Dadi Sanchez planteó recurso de apelación, con fundamento en que el juez había reconocido un crédito a quien no era titular registral del automóvil averiado.

La cámara integrada por los vocales Delia Inés Rita Carta de Cara, Silvana María Chiapero y Fernando Martín Flores indicó que necesariamente debía partirse de lo mostrado por la prueba y de ello se destacó el testimonio de Carlos Daniel Acevedo y, en especial, el reconocimiento que efectuó el propio demandado al llevarse a cabo la audiencia complementaria, oportunidad en la que admitió que al momento de ocurrir el siniestro era Requena quien se encontraba al mando del vehículo que resultó averiado.

Panorama

Frente a este panorama, el tribunal indicó que la jueza a quo -con acierto- descartó que la falta de titularidad registral de parte de Requena se elevara como “un valladar inexpugnable”, desde que a tenor de lo establecido por el mencionado artículo 1110 CC, en este tipo de acciones se parte de un reconocimiento a una legitimación activa amplia, que desborda el mero campo dominial de un automotor.

Así las cosas, el fallo sostuvo que, según se desprende de la norma precitada del anterior código, no sólo el dueño o poseedor de la cosa que ha sufrido el daño, o sus herederos, se encuentra autorizado por la ley para demandar su reparación, sino que también lo está el usufructuario o el usuario de la cosa averiada.

De ello, la sentencia derivó que quedaba claro que, en este último supuesto, la habilitación está dada en función del perjuicio que pudiera irrogarse sobre el derecho del usuario.

Asimismo, los vocales consideraron que aunque con el boleto sólo se acredita la instrumentación del negocio jurídico traslativo (compraventa del rodado) y no la titularidad dominial del vehículo, tal circunstancia no empaña la legitimación de Requena quien, a mérito del contrato celebrado y en su condición de usuario del automotor (reconocido por el mismo demandado), queda incorporado en el extenso abanico de alternativas que fluyen del artículo 1110 CC.

Censura

En esa dirección, la cámara apuntó que para demandar por daños sufridos en el rodado, están legitimados no sólo el propietario (titular registral), sino también el poseedor, el usufructuario e incluso, el usuario.

A su vez, la decisión remarcó que la censura de la apelante se sitúa únicamente en el carácter constitutivo de la inscripción de la transferencia en el Registro Nacional de Propiedad del Automotor, cuando ello no está en juego, olvidando rebatir lo que representó el núcleo del reconocimiento de la legitimación de Requena; derivando que, aun cuando no pudiera ser considerado titular dominial al no haberse registrado la transferencia, quedaba legitimado en su condición de usuario la clave de la legitimación que concedía el artículo 1110 CC, dado que como la acción resarcitoria no era de carácter real sino personal, quien demanda sólo necesita probar su condición de damnificado que se relaciona no con el carácter de dueño de la cosa dañada, sino con el de quien ha sufrido con motivo del hecho una lesión en un interés legítimo.

Temperamento

Finalmente, el tribunal argumentó que, en sintonía con este temperamento, se ha sostenido que “para promover la reparación de los detrimentos ocasionados al vehículo y a tenor de lo dispuesto en los artículos 1095 y 1110 CC" la indemnización podría ser reclamada por los damnificados, entre ellos el poseedor, el usufructuario o el usuario.

Por lo expuesto, en el fallo se resolvió confirmar la legitimación activa del accionante, rechazando el agravio presentado y confirmando la sentencia apelada.

Autos: “LLANOS MARINA EDITH DE LOS ÁNGELES C/ BBVA CONSOLIDAR ART Y OTRO – ORDINARIO – ACCIDENTE IN ITINERE” RECURSO DIRECTO 3218667

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