Padre debe procurar medios para satisfacer necesidades de hija enferma

La cámara coincidió con el juez de grado en cuanto a que la suma fijada para la mensualidad es adecuada en función de los requerimientos de la niña, que tiene menos de un año y padece una afección renal

La Cámara 2ª de Familia de la ciudad de Córdoba rechazó la apelación de un padre que objetó el monto de la cuota alimentaria que el a quo fijó para su hija, de menos de un año, quien requiere una alimentación especial por la afección renal con la que nació. [privado]

El recurrente consideró que la suma era demasiado elevada en relación con las necesidades actuales de su hija. También alegó que no tiene posibilidades económicas para cumplir.

A su turno, el magistrado de grado estableció que el impugnante debe aportar la mitad de su salario mínimo vital y móvil (SMVM). Además, le impuso costear 50 por ciento de los gastos extraordinarios, medicamentos y leches especiales que requiera la infante y que su obra social no cubre.

La alzada -integrada Roberto Rossi, Graciela Moreno de Ugarte y Fabián Faraoni- precisó que “sin más elementos que los dichos de las partes”, la crítica del hombre lucía errada.

El fallo destacó que la enfermedad de la nena conlleva “una inminente operación”, que requiere medicación y una leche especial y que la madre debe afrontar un alquiler para cubrir el rubro vivienda y gastos en pañales, entre otras erogaciones.

Por eso, entendió que la cuota alimentaria debía mantenerse en los términos de la sentencia de primera instancia.

En cuanto al agravio del padre sobre que la mensualidad supera sus posibilidades económicas, lo rechazó indicando que no aportó pruebas y subrayó que lo dirimente no es tanto que el alimentante cuente con medios económicos sino con “aptitud para obtenerlos”, a cuyo fin debe realizar el máximo esfuerzo posible en orden a la generación y obtención de mayores ingresos, o bien la realización de alguna tarea productiva “rentada para cumplir con su deber emergente de la responsabilidad parental”.

En tal sentido, concluyó que el progenitor posee esa capacidad porque no tiene ningún tipo de limitación física ni psíquica, tiene un oficio y trabaja habitualmente.

El fallo subrayó que el deber del padre se traduce no sólo en la obligación de proveerle a su hija todo lo atinente a su asistencia integral sino también en realizar “todos los esfuerzos que resulten necesarios” a los fines de satisfacer las obligaciones que emergen de la responsabilidad parental, sin que pueda excusarse de cumplirlo invocando la falta de trabajo o ingresos suficientes.

“Siendo que el recurso revela una simple disconformidad con la decisión impugnada y que no se ha explicado de manera adecuada en qué consiste la supuesta equivocación en la valoración de los hechos o la aplicación del derecho vigente, corresponde rechazar el recurso de apelación intentado”, concluyó. [/privado]