No hubo discriminación religiosa que obligara a un mozo de hotel a autodespedirse

El trabajador se dio por cesanteado ante la negativa de su solicitud de no laborar los días sábados, por haberse bautizado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día

La Sala 6ª de la Cámara de Trabajo de Córdoba rechazó que haya sido discriminatorio el autodespido en que se colocó un mozo que, después de años de prestar tareas en un hotel, pidió dejar de trabajar los días sábados como parte de su incorporación a la Iglesia Adventista del Séptimo Día . El tribunal evaluó que la exigencia de la patronal obedecía a no poder contar con otro trabajador para reemplazarlo y al mayor trajín en el establecimiento.

El trabajador denunció que lo que causó la ruptura del ligamen fue la conducta discriminatoria de la empleadora por intolerancia religiosa.

Explicó haber notificado las razones por las cuales era necesario que se hiciera lugar al requerimiento, amparado constitucionalmente en el ejercicio libre del culto y afirmó haber puesto a disposición del empleador los días francos a modo compensatorio, a pesar de lo cual se le negó la posibilidad.

Finalmente, el trabajador decidió cumplir con los mandamientos religiosos y dedicó los sábados al reposo, siendo notificado de un apercibimiento de suspensión ante las ausencias injustificadas de dos sábados seguidos, por lo que impugnó la sanción.

Organigrama

El tribunal integrado por la vocal Nancy El Hay indicó que el actor prestó servicios del modo establecido por la empleadora, con respeto del organigrama, que incluye un franco semanal rotativo, el que se fijó a fin de posibilitar que al mes un fin de semana al mes cada laborante tenga de descanso .

El fallo evaluó que en 2017 el actor informó su pertenencia al culto ya citado, en el que debe respetarse el sábado, debiendo sus integrantes abstenerse de todo trabajo y actividad secular con el objetivo de descansar y tener un encuentro especial con Dios en ella.

La jueza meritó que la testifical rendida y las planillas de horarios y descansos aportadas por la accionada dan muestras del organigrama utilizado en el hotel con el personal del bar y restaurante, en el que se producen francos diferentes para que cada mozo pueda contar con un fin de semana al mes, justificando la negativa empresarial.

En tales condiciones, El Hay sostuvo que carece de sustento fáctico y legal la decisión del accionante de ausentarse todos los sábados.

En ese sentido, la magistrada destacó que la conducta del actor adquiere el carácter de jus variandi invertido; es decir, una decisión unilateral, contraria a la mantenida en el devenir de más de ocho años de labor y de la motivación esgrimida por la patronal, no verificándose propicio el planteo de trabajar más horas u otros días.

Pertenencia

A ello se agregó que su pertenencia al culto en cuestión y los derechos consagrados en la Constitución Nacional, convenios y tratados internacionales, no son justificativos del cambio de francos rotativos pretendidos, en tanto la empresa demostró flexibilidad, gestión de buenos oficios dándole opción de buscar alternativas y consenso del personal, evidenciándose la alteración del organigrama de jornadas.

Además, se destacó el mayor cúmulo de trabajo en fines de semana, impidiendo que se otorgue franco a dos personas en forma conjunta e infiriéndose perjuicio económico si se pretende la contratación de otro trabajador para cubrir el día.

La vocal advirtió que la aludida libertad religiosa aparece contrapuesta con otras garantías constitucionales, como la del empleador acreedor a la prestación de tareas y del Estado garante de la distribución equitativa de obligaciones y facultades, de deberes y beneficios.

El fallo señaló que el otorgamiento de un descanso distinto supondría una excepcionalidad cuya razonabilidad no se vislumbra acorde a la prueba rendida, por lo cual no podría imponerse a la empresa, destacándose que tan siquiera fue ésta la que tomó la decisión rupturista, sino que fue el trabajador el que ante la sanción de suspensión impuesta por su ausencia durante dos sábados de enero, denunció el contrato denotando ausencia de voluntad continuista.

Deber

La magistrada remarcó que la patronal se ajustó a su deber de no discriminar, tomando medidas prudentes y ecuánimes para armonizar los derechos/obligaciones contrapuestos, con el límite de su derecho de organización empresarial y de las prerrogativas otorgadas al resto del personal a su cargo.

En definitiva, el fallo concluyó que surge claro el respeto patronal de la empleadora a las objeciones presentadas por el trabajador fundada en cuestiones religiosas y su límite en la demostración de inexistencia de medios alternativos para resolver sus necesidades; también, el de esta decisión que de modo alguno avanza sobre la libertad religiosa y su ejercicio, sino que se funda en la primacía de la LCT y normativa concordante, ante los intereses en juego, ajustándose al menos lesivo.