Conceden haberes y daño moral a soldado que peleó en Malvinas

El tribunal de alzada confirmó la admisión de la demanda del ex conscripto y añadió intereses a las sumas a pagar desde la fecha de inicio del conflicto en el Atlántico Sur

La Sala A de la Cámara Federal de Córdoba confirmó un fallo que admitió la acción entablada por un ex conscripto, quien prestó servicios en la guerra de Malvinas, y le ordenó al Estado nacional que cumpla la condena para quienes, a causa del combate, quedaron con una incapacidad superior a 66% de la total obrera (TO). [privado]

Asimismo, hizo lugar a la apelación del actor y dispuso que los intereses sobre la deuda se devenguen desde el 2 de abril de 1982, y aceptó el daño moral reclamado.

El accionante demandó a fin de que se declarara la nulidad de la resolución de la Dirección de Bienestar del Estado Mayor General del Ejército y del Jefe del Estado Mayor General del Ejército que dictaminó que no tenía una incapacidad compatible con lo peticionado.

Solicitó que se lo encuadrara dentro del artículo 78, inciso 3, de la ley 19101, reconociéndose su derecho desde los cinco años anteriores a la presentación del reclamo.

La norma establece que los conscriptos que, como consecuencia de actos del servicio resultaren con una disminución para el trabajo en la vida civil de 66%, o mayor, gozarán de un haber mensual y suplementos generales correspondientes al grado más bajo de jerarquía de suboficial con dos años de servicios simples militares.

Síndrome

En primera instancia el juez decidió que el reclamante presenta síndrome de estrés postraumático por los actos del servicio, cuadro que lo incapacita en 80% TO, en forma total y permanente.

Declaró la nulidad planteada por el accionante pero rechazó su reclamo de indemnización por daño moral.

Como ambas apelaron, la cámara -integrada por los vocales Ignacio María Vélez Funes, Eduardo Ávalos y Graciela Montesi- indicó que el peritaje psiquiátrico realizado por el especialista concluyó que el actor está enfermo de reacción vivencial psicótica grado 3 y trastorno de estrés postraumático DSM4, patologías que lo incapacitan en 75%, TO.

Respecto de la antigüedad de la incapacidad, reseñó que, con base en los antecedentes del expediente, a las características de la patología y a la entrevista con el actor, el psiquiatra estimó que los traumas de la guerra y la tensión emocional le generaron alcoholismo y psicosis bipolar.

El Estado se agravió alegando que el a quo valoró parcialmente la prueba y que no consideró objetivamente que el informe efectuado en el reconocimiento médico castrense fue llevado a cabo por personal idóneo y después de haber examinado exhaustivamente al actor.

La alzada no admitió ese planteo y, con base en la documental incorporada a la causa, coincidió con el inferior en cuanto a que las resoluciones dictadas en sede administrativa respecto de las afecciones del actor y su relación con su rol, carecen de fundamentación científica.

Esa esa línea, resaltó que los informes de los peritos oficiales fundamentaron de manera suficiente la relación de causalidad entre la participación del ex soldado en Malvinas y las afecciones que padece, razones por las cuales rechazó el agravio de la demandada.

Fecha

En cuanto al agravio del actor relativo a la fecha a partir de la cual se deben los intereses por la prestación reclamada, indicó que la normativa establece que las disposiciones contenidas en la ley se aplicarán con carácter retroactivo a partir del 2 de abril de 1982.

En consecuencia, dispuso que las sumas que en definitiva resulten se abonen desde que se produjo el “hecho generador”; es decir, desde el inicio del conflicto, el 2 de abril de 1982.

Relación

Finalmente, al tratar el agravio por el rechazo del daño moral, señaló que en una relación vertical y de subordinación como lo es la originada en la actividad militar, la natural expectativa que un soldado puede tener es ser reconocido por sus superiores; máxime, si implica poner bajo examen las destrezas más riesgosas y “más aún en el marco de una guerra”, cuando no sólo se pone en juego el valor supremo de la vida sino que también se defienden otros, “como el amor a la Bandera y la defensa de la Nación, forjados desde los primeros años en la escuela primaria”.

El tribunal razonó que si ese reconocimiento no llega e, indirectamente, se menosprecian méritos, al desconocerse la incidencia de la guerra en las enfermedades, el subordinado no puede sino “sentirse defraudado, al ver que tanto esfuerzo y privación en pos de un objetivo grande ha sido en vano y, por tanto, absurdo”. [/privado]