Club y su presidente responden por relación clandestina de trabajo

El tribunal entendió que las tareas que la trabajadora adujo que cumplió en favor de la entidad demandada se corroboraron con las pruebas y los testimonios aportados a la causa

Después de considerar acreditada la relación laboral de la actora como secretaria administrativa del demandado Santa Isabel Club Atlético Social, Cultural y Deportivo, Asociación Civil, la Sala 2ª de la Cámara de Trabajo de Córdoba admitió la legitimidad del despido en que se colocó aquélla ante la injuria configurada por la negativa del contrato de trabajo y condenó a la entidad y a su presidente por haber mantenido el vínculo en la clandestinidad.

La actora inició demanda laboral en reclamo de las indemnizaciones derivadas del despido en que debió colocarse debido al desconocimiento de la relación dependiente.

Pruebas

El tribunal integrado por la vocal Sofía Keselman Preocupez indicó que, con base en la colecta probatoria, había quedado plenamente acreditada en autos la existencia de la relación laboral invocada y la calidad de empleador del club en cuestión.

En el caso, se destacó que el accionado no ha contestado la demanda, con lo que se presumen ciertos los extremos fácticos denunciados en ella, y se precisó que en el escrito inicial se invocó la existencia de una relación subordinada de trabajo a favor de aquél.

Por su parte, el presidente de esa institución, quien también es sindicado como empleador, si bien negó cada uno de los hechos argüidos y, en particular, la vinculación laboral invocada, tanto con su persona como con el entidad, sí reconoció luego que la actora pudo haber prestado tareas en el club de manera esporádica, a título de colaboración.

En ese sentido, el tribunal asignó especial dirimencia a las declaraciones rendidas por los testigos, quienes, por diversas circunstancias -dar clases en el club, asistir a entrenar en él o a realizar prácticas deportivas, respectivamente-, han justificado el conocimiento que dijeron tener de los extremos acerca de los cuales declararon, por los que corresponde asignarles plena eficacia convictiva.

Así las cosas, la jueza destacó que todos ellos adujeron haber visto a la actora desarrollar tareas en el club, fueron contestes en la descripción de éstas y revelaron una prestación con carácter de habitual y continua, y describieron que la actora era secretaria, que se hallaba ubicada en la entrada, donde se anotan los alumnos, y que incluso era a quien se le pagaba.

Energía y capacidad

En definitiva, la vocal concluyó que los testimonios rendidos han acreditado sobradamente que la actora aportó su energía y capacidad de trabajo para que el club accionado alcanzara sus fines -por ejemplo, cobrar las cuotas, hacer el pago a los profesores, etcétera-, se insertó en su organización -la que le era ajena- y se sometió al poder de dirección que aquél podía en su caso ejercer por medio de quien era su presidente.

En ese estado, acreditada la relación laboral, con relación al distracto, la jueza sostuvo que la actitud de la asociación accionada de desconocer el contrato de trabajo resultó injuriante y de tal gravedad que impidió la prosecución del vínculo laboral.

De conformidad con ello, la magistrada definió la legitimidad del despido indirecto en que se colocó la actora.

En cuanto a la responsabilidad del presidente del club demandado, Keselman Preocupez consideró que quedó demostrado que la patronal de la actora es la asociación civil sin fines de lucro Santa Isabel Club Atlético Social, Cultural y Deportivo, y asimismo observó que surge claramente demostrado en autos que cuando la accionante ingresó a prestar servicios, dicha persona jurídica era -de facto- presidida por el codemandado, calidad que se mantuvo hasta el momento de la desvinculación e, incluso, con posterioridad, al punto tal que aquél la invocó al rechazar el emplazamiento cursado por la actora y en las actuaciones administrativas celebradas de modo previo al inicio del presente juicio, ocasión en la que se presentó por sí y en su carácter de presidente de la asociación.

Uso desviado

Por lo expuesto, la jueza entendió que la clandestinidad en que se mantuvo la relación laboral de autos en toda su extensión constituyó “un uso desviado de la personalidad jurídica que habilita la responsabilidad personal de quien se desempeñó como su representante”.

A su vez, el tribunal valoró que la práctica de no registrar ni documentar la relación no sólo viola la ley y el orden público laboral sino también la buena fe, a la par que frustra derechos de terceros -en este caso, de la actora-.

En consecuencia, la magistrada sostuvo que el presidente del club debe responder solidariamente con la asociación codemandada por el incumplimiento de sus obligaciones laborales.

Así, luego de analizar los rubros peticionados por la actora, en el fallo se resolvió hacer lugar a las diferencias de haberes, vacaciones proporcionales al año 2016, salario de los meses de enero y febrero de 2016, indemnizaciones por antigüedad y omisión de preaviso, e indemnizaciones de los artículos 8 de la ley 24013; 2 de la ley 25323 y 80 de la Ley de Contrato de Trabajo.