Anulan cesión de acciones de una viuda a una de sus hijas

El juez sostuvo que se configuró una lesión ante el aprovechamiento económico por parte de una de las herederas, quien obtuvo los derechos por un valor ínfimo en relación con lo que valen en el mercado

Después de corroborar el precio vil del negocio, equivalente a 5% de su precio en el mercado, que dio lugar a la figura jurídica de lesión, el Juzgado de 40ª Nominación en lo Civil y Comercial de Córdoba declaró la nulidad de la cesión de derechos sobre las acciones del emprendimiento El Peñón Sacyf y/o El Peñón SA Comercial y Financiera, realizado por la viuda de quien fue el titular de aquéllas, a una de sus hijas y en perjuicios de sus hermanos.

Sin embargo, el tribunal descartó la responsabilidad de la escribana que intervino, al razonar que ella no tenía por qué saber la captación por parte de una de las herederas, como tampoco los montos en juego.

El juez Julio Alberto Mayda indicó que el propósito de la acción en cuestión era declarar la nulidad de la escritura pública, de marzo de 2004, en la que la señora C. M. cedía la totalidad de los derechos y acciones hereditarios y gananciales sobre las acciones antes referidas, legadas de su esposo, de quien fue declarada única y universal heredera juntamente con sus hijos L. A. M., E. G. M. y S. C. M, demandada en esta causa, e indicó que la nulidad procedía al haber mediado lesión.

Aclaración

El sentenciante aclaró que en el caso no se podía hablar de una petición de herencia porque la demandada S. C. M. no entró en posesión de los bienes a título de heredera puesto que, al tratarse de una cesión, los bienes fueron indudablemente transmitidos en vida de -C. M., por lo cual nunca llegaron a formar parte del acervo hereditario de aquélla.

El juez advirtió de que, de declararse la nulidad de la cesión, los bienes que la integraron pasarían automáticamente a conformar un “remanente” de la sucesión de C. M.

Así, después de evaluar la salud física y mental de C. M., el magistrado sostuvo que no se encontraba incapacitada ni limitada en sus capacidades al momento de la cesión y resaltó la testimonial en la que se afirma que el estado de salud síquico y físico de la mujer era bueno, tal como lo declaró su peluquera, quien además tuvo trato con ella hasta el fallecimiento.

Asimismo, el fallo apuntó que el peritaje médico reveló que las patologías crónicas no afectaron su discernimiento ni su vida de relación, y que no tenía limitaciones intelectivas, por lo que el tribunal concluyó que, al momento de la cesión, C. M. actuaba con la suficiente capacidad requerida para el acto de que se trataba, debiendo descartarse la nulidad por esta causa.

Figura

Empero, sobre la figura de lesión argumentada por los accionantes, Mayda ilustró que consiste en el aprovechamiento que realiza una parte del estado de necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra y, con motivo de ese aprovechamiento, saca una ventaja evidentemente desproporcionada y sin justificación.

El juez agregó que se presume que existió explotación cuando la desproporción entre las prestaciones surge notoria y destacó que no hacía falta que la persona estuviera disminuida en su capacidad psíquica para que pudiera captarse su voluntad.

Según el juzgador, la captación o aprovechamiento debía entenderse en sentido amplio y comprensivo de numerosas hipótesis derivadas de la necesidad de mantener el anciano los cuidados o consuelo brindados por el lesionante, o de contar con un apoyo en situaciones adversas agravadas por la debilidad biológica del lesionado, etcétera.

Por ello, en el caso, el magistrado observó que la ventaja patrimonial evidente, desproporcionada y sin justificación en favor de la cesionaria surge de la tasación oficial.

Al respecto, apuntó que, según las constancias, los únicos bienes que constituían la sociedad eran los inmuebles que administraba.

Siendo ello así, el magistrado indicó que, de acuerdo con lo informado por el perito tasador oficial, el precio de la cesión fue equivalente a 5% del valor de los bienes que se cedían.

En consecuencia, para el juez, a partir de la desproporción de las contraprestaciones, se tornaba evidente la ventaja patrimonial e injustificada de la demandada, derivando que se podía hablar de que medió un precio injusto o vil, que queda configurado cuando la cuantía del bien o bienes es inferior a la mitad o excede el doble del justo valor de la cosa que se vende; por lo que se hizo lugar a la demanda.

Escribana

Respecto de la actuación de la escribana interviniente, el fallo precisó que, si bien autorizó un acto jurídico que termina siendo nulo, no se le podía endilgar la responsabilidad de desconocer el valor de las acciones, mucho menos teniendo en cuenta que se trataba de una negociación entre dos personas capaces, quienes podían disponer de sus derechos patrimoniales como desearan.

Mayda recordó que tampoco era obligación de la escribana reconocer la captación de C. M. por parte de su hija, infiriendo que la notaria se limitó a instrumentar un contrato ya acordado por las partes; el negocio estaba decidido y su actuación se limitó a acercar a las partes un instrumento idóneo para concluirlo.