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Viveros hidropónicos hacen rentable el trabajo de pequeños productores

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La provincia de Córdoba contará con el primer vivero del producto del país. La ventaja es que puede producirse en zonas áridas, donde la sequía impide otro tipo de producción de alimentos para el ganado.

Históricamente, el gran problema de los productores pequeños es que, en épocas de sequía, no tienen cómo alimentar las cabras. Por esto, los animales pierden peso, muchos se mueren y, como consecuencia, los ingresos se reducen. Esta situación se incrementa aún más en el norte cordobés, donde la sequía es permanente.

Atentos a esta realidad, la semana que viene se inaugurará la Cooperativa de trabajo Productores de Churqui Cañada que será el primer centro de forraje hidropónico del país. ¿De qué se trata? “Se lo denomina forraje verde o hidropónico y se refiere a la producción de forraje en agua. La gran ventaja es que puede producirse en suelos áridos, semiáridos y hasta en desiertos. Entonces, en los lugares donde no llueve y hay poco bosque se puede generar alimentos para el ganado con poca agua”, explicó a Comercio y Justicia Víctor Moncada, quien está al frente de esta iniciativa por medio de su Fundación Consumo y Ambiente.

Este primer vivero está emplazado en la localidad de Churqui Cañada, una pequeñísima localidad de casi 100 habitantes ubicada en el departamento de Tulumba. La iniciativa se pudo realizar gracias al aporte del Programa de Desarrollo de Áreas Rurales de la Nación (Prodear), que decidió acompañar financieramente el proyecto cordobés por ser “algo totalmente innovador en el país que trae una solución concreta al pequeño productor y, además, por sus grandes posibilidades de ser replicada en cualquier rincón del mapa”.

Así, se destinaron 400 mil pesos para montar esta vivero. La mitad fue con fondos privados (de la fundación y de la cooperativa), y el resto con financiamiento del Prodear.

Las principales ventajas

El proyecto funciona desde hace tres años de manera experimental en el barrio Bajo Palermo con ayuda de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), pero el funcionamiento “pleno” de la iniciativa se verá a partir de la puesta en marcha del vivero en el norte cordobés. “El objetivo es que se convierta en un vivero-escuela, donde los distintos productores de la provincia y del país -sobre todo de zonas secas- puedan aprender de esta nueva forma de hacer forraje”, dijo Moncada.

Según explicó el especialista, con este sistema innovador se puede producir la misma cantidad de forraje los 365 días del año, independientemente de las condiciones climáticas, ya que se trata de un vivero cerrado que genera un microclima. “Está hecho por un sistema de recuperación de agua. Es decir, el agua de riego se recupera, se filtra y vuelve a ser utilizada para el mismo fin. De esa forma es apto, inclusive, en zonas donde hay problemas de agua para el consumo humano. Y para el proceso se utilizan cualquiera de estas semillas: cebada, centeno, sorgo, avena, trigo. A los 11 días, un kilo de semillas se convierte en 10 kilos de forraje; ése es el tiempo que dura el ciclo”, puntualizó Moncada.

Números que convienen

El forraje verde hidropónico se produce en fuentes de plástico de tres centímetros de alto y siete centímetros de ancho, que se colocan en bandejas en filas dentro de un invernadero. “La idea es tener una producción de dos toneladas (dos mil kilos) por día una vez que esté funcionando el vivero ‘a full’. Esta cantidad sirve para alimentar casi tres mil cabras o entre 150 y 200 vacas. Mediante las pruebas que hemos realizado, después de cuatro días de comer este forraje, las cabras aumentaron entre 30 y 40 por ciento la producción de leche”, completó.

Otro dato que refleja la conveniencia de este sistema es que un kilo de forraje verde rinde alimenticiamente igual que tres kilos de alfalfa. “Nosotros vamos a producir dos toneladas de forraje verde en 200 metros cuadrados cerrados y, para producir eso mismo en campo abierto, hacen falta 40 hectáreas”, puntualizó el especialista.
Además, este proyecto genera las condiciones socio-1económicas necesarias del productor para que un campo infértil, de 20 ó 30 hectáreas, pueda tener 300 cabras y un ingreso promedio de ocho mil a 10 mil pesos mensuales.

Otros beneficios asociados a este sistema están relacionados a la no fumigación a cielo abierto de los campos, la no necesidad de talar para ampliar la frontera agrícola y el menor uso de agua: para hacer un kilo de forraje verde se necesitan dos litros de agua, para hacer uno de maíz son necesarios 300 litros de agua en el campo.

Los beneficios

– Con una producción de dos toneladas diarias de forraje verde se pueden alimentar casi tres mil cabras o entre 150 y 200 vacas.
– Según la experiencia, después de cuatro días de comer este tipo de forraje, las cabras aumentaron entre 30 y 40 por ciento la producción de leche.
– Este proyecto genera las condiciones socioeconómicas necesarias del productor para que un campo infértil, de 20 ó 30 hectáreas, pueda tener 300 cabras y un ingreso promedio de ocho mil a 10 mil pesos mensuales.

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