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Los dolores de las pymes

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Por Ignacio Ruiz (*)

Una frase muy recurrente es: “las pymes son el motor de la economía de Argentina”. Según el Ministerio de Producción, al 23 de febrero pasado existía en el país un total de 1.066.351 pymes, de las cuales sólo están registradas 534.454 (es decir, sólo 50%), con alrededor de 4,5 millones de trabajadores (70% del empleo en Argentina), según datos del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE), basado en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). 

Inclusive la Organización de las Naciones Unidas las ha definido como “la espina dorsal de la mayoría de las economías del mundo y desempeñan un papel fundamental en los países en desarrollo”, y estableció, desde 2017, el 27 de junio como el Día de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas. Según los datos del Consejo Internacional para la Pequeña Empresa, este tipo de negocios, pertenezcan al sector formal o informal de la economía, representan más de 90 por ciento del total de firmas, generan entre 60 y 70 por ciento del empleo y son responsables de 50 por ciento del Producto Bruto Interno mundial.

Las pymes tienen una muy buena capacidad de adaptación a los cambios que experimentamos, pero aun así no dejan de ser las más vulnerables del sistema productivo. Si bien, en general, su principal problema suele ser el acceso a herramientas financieras, también la falta de internacionalización (o fuerte dependencia del mercado interno), o la gestión comercial en general suelen ser desafíos importantes frente a competidores de mayor tamaño, ya sean grandes empresas o multinacionales. Ni hablar de otros graves problemas, como la elevada presión fiscal, la logística y la excesiva burocracia en todo ámbito.

Las pymes y la pandemia

La crisis sanitaria por el Covid-19 hizo en algunas semanas la labor de años respecto a imponer el trabajo a distancia o home office, al igual que la educación mediada por tecnología en todos los niveles, terminó con las reuniones de personas en forma presencial (no sólo en las empresas sino también en la justicia, el arte, casamientos, sepelios), cambió los rituales de higiene personal y colectiva, vació las calles de las ciudades y dejó a miles de millones en cuarentena (incluidas víctimas de violencia familiar), entre muchos otros factores.

Ni hablar de aspectos económicos y jurídicos como cadena de pagos, documentación electrónica, incumplimientos involuntarios (o por fuerza mayor) de contratos; distinguió entre trabajadores esenciales y no esenciales, entre muchas otras transformaciones de las cuales no hay antecedentes recientes para poder comparar un cambio tan profundo en tan poco tiempo. Inclusive muchos cambios, que parecen temporarios, seguramente quedarán para siempre. 

La fragilidad de las pymes

Según el informe de abril de la Fundación Observatorio Pyme, alrededor de 143.000 pymes no podrán pagar los salarios y los gastos fijos de este mes, ni siquiera con la asistencia del Gobierno, por lo que tendrán que endeudarse o aumentar el aporte de capital propio. El problema de liquidez es crónico en la mayoría de las empresas de este tipo, sobre todo por dos factores que se potencian: cobranzas más lentas que pagos y dificultad de acceso al sistema de crédito, ya sea por burocracia (documentación excesiva a presentar en bancos), falta de información contable o bien informalidad (ventas sin declarar). 

Sin embargo, esta vez fue mucho más duro el golpe, ya que las empresas no tuvieron tiempo para acomodarse o estabilizarse. Normalmente, los eventos económicos se van desarrollando, lo cual permite al capitán-socio gerente de la empresa ir navegando en forma escalonada a los fines de estabilizar el barco. 

 

Lo que tuvimos que aprender

Algunas empresas pudieron continuar operando con sus colaboradores en sus casas; pero no es así en el caso de la mayoría de las industrias y el comercio, los servicios y la construcción. Si bien el Poder Ejecutivo Nacional emitió un DNU que busca sostener la liquidez de las empresas, y todas las medidas van en la dirección correcta, muchas veces se demora su implementación. 

Inclusive, a diferencia de lo que ocurre en grandes empresas que cuentan con grandes directorios y responsables muy claros para diferentes funciones, en las pymes son los dueños con especialización en “todología” quienes comandan, muchos muy formados, muchos con años de experiencia, pero ni una ni otra para este tipo de contexto. 

Es así entonces que las pymes fueron ingresando en las sucesivas decisiones administrativas de la Jefatura de Gabinete y fueron abriendo sus puertas, y así fue que tuvieron que rápidamente aprender de protocolos sanitarios, de seguridad, de cómo hacer logística, firmar documentos digitalmente, realizar operaciones financieras 100% en línea, hacer trámites a distancia, suscribirse a plataformas de comunicación (cuando en muchas el máximo nivel de sofisticación era Whatsapp), además de mejorar o acelerar planes de digitalización -que muchas ya estaban llevando a cabo lentamente-. 

Los dolores que quedan

Es claro que las pymes tienen problemas estructurales que la crisis sanitaria del coronavirus lo único que hizo fue potenciarlas y ponerlas en un lugar de mucha más debilidad de la que ya estaban. Si bien hay casos excepcionales y pymes muy bien gestionadas, en general éstos son algunos de los dolores internos que las empresas de este tipo tienen:

  1. Inexistencia de planes estratégicos: no hay un momento de pensarse, un espacio para saber a dónde va la empresa; en general se gestiona el día a día. 
  2. Metodologías inadecuadas de costeo: aunque parezca extraño, muchos empresarios no conocen al detalle sus costos y gestionan con información incorrecta -o por lo menos incompleta-.
  3. Vocación exportadora: nuevamente generalizando, ya que sobran en nuestra ciudad pymes exportadoras, aún queda mucho trayecto por recorrer. Afortunadamente, ProCórdoba trabaja fuertemente en este aspecto.
  4. Contabilidad imprecisa: sólo se la utiliza para cumplir con requerimientos fiscales, en general hay retrasos y no permite ver la situación económica y financiera en tiempo real. Eso no quiere decir que el empresario pyme navegue ciego sino más bien que, teniendo muchas herramientas, prefiere aferrarse a otras más imprecisas. 
  5. Estructura de financiamiento inadecuada: sumado al punto anterior, la proyección financiera de la pyme a mediano y largo plazos es de difícil concreción; esto sumado a que, en general, las deudas de este tipo de empresa es de corto plazo, siendo de muy difícil acceso aquella de más de un año. 
  6. Desaprovechamiento de herramientas financieras o de apoyo a pymes: los gobiernos, al igual que las entidades que las representan, hacen mucho esfuerzo para lograr líneas de apoyo para ellas; sin embargo, los requerimientos suelen ser tan engorrosos que dificultan su acceso; lo mismo ocurre con los bancos. 
  7. Nivel de programas de eficientización de los procesos, como desarrollo tecnológico, producción limpia, calidad ambiental, normas de calidad, entre otras. En estos puntos, la Unión Industrial de Córdoba se destaca por la cantidad y calidad de programas que lleva a cabo en nuestra provincia para mejorar fuertemente este aspecto. 
  8. Empresa familiar: en general son la mayoría, generan dificultades a partir de puntos como el reparto de utilidades, la informalidad en los procesos de toma de decisiones, las diferencias generacionales, el reparto del poder y la sucesión, entre otros muchos aspectos típicos de este tipo de empresas. 
  9. Prácticas inadecuadas en la gestión humana: la informalidad en los procesos de selección y contratación de personal.

Todo lo sucedido ha demostrado que la gran mayoría de las pymes no estaba lista para este tipo de golpes. Es momento de repensar los liderazgos pero sobre todas las cosas refundar empresas en sus prácticas, maneras y estilos de gestión. Al preservar las pymes, uno de los eslabones más frágiles, se estará preservando la sociedad en conjunto. 

(*) Director de Ruiz y Compañía SRL; presidente de Fundación Lautaro. Docente e investigador, Universidad Siglo 21. Contador (UCC) y MBA (EAE, España).

Comentarios 7

  1. Hector Dutto says:

    Muy clara y precisa.

  2. Andrea says:

    Un espejo de la realidad de muchos…
    Quiero seguir leyendo tus notas!

  3. Aldo says:

    Muy buen aporte hace el Sr. Ruiz. Las pymes están en un momento terrible. Al ser parte de jna, se de lo que hablo. Este mes será el último que se pueda pagar más o menos bien al personal. Ya el mes que viene si esto continúa, y pasando los 60 días de cuarentena deberemos despedir gente y entrar en quiebra. Somos el motor, pero solo cuando nos necesitan…

  4. Kevin says:

    Excelente. Claridad meridiana en un análisis con amplitud de cuestiones y capacidad de análisis. Quiero seguir leyendo sus columnas.

  5. Rafael says:

    Muy correcta la info. Muy buena.
    Él tema es la cabeza de la diligencia:

    1 representantes políticos inservibles.
    2 la cabeza de las pymes hacen magia

    Ante esta pandemia SIN PRECEDENTES en la historia de la humanidad hay que ser solidarios entre las personas, tenemos que ayornarnos a cambios tecnológicos y tener paciencia.

  6. Mauricio says:

    Excelente nota!!! Clara y concisa!!!

  7. Guillermo says:

    Excelente palabras Sr Ignacio Ruíz es el panorama que se está viviendo

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