Por Salvador Treber
El año 2016 fue el único, desde 2002, en que la economía exhibió un índice de crecimiento negativo y el primer semestre del corriente año tampoco fue mucho mejor. Ello siembra incertidumbre y aleja las perspectivas positivas para el inicio de proyectos, salvo en las áreas primarias correspondientes a los sectores agropecuario y minero, mientras que los que no realizan actividades en tales áreas prefieren “ganar tiempo”, incursionando en inversiones financieras de corto plazo que generan elevados intereses. Los visitantes que manejan fuertes capitales prometen venir pero lo postergan, a la espera de una reactivación generalizada que tarda en llegar.
Las principales inquietudes giran en torno a las causales del incremento de la pobreza, persistencia del déficit fiscal federal y los desajustes existentes en materia de precios relativos. Argentina, por su parte, refleja su problemática muy especialmente por medio de un sector externo notoriamente disminuido, cuyo monto de exportaciones ha caído alrededor de 30%. De esa forma, automáticamente, se pone un límite muy bajo a la adquisición en el exterior de bienes intermedios y de inversión productiva, o afectados a expandir su estructura básica. Al par, existe particular interés por tener información fidedigna en materia tributaria pues está anunciada, aunque sin fecha, una profunda reforma tributaria.
Las declaraciones realizadas por los analistas han dejado trascender que tienen varias actividades en la mira que prevalecerán sobre las demás; pero vacilan al tomar contacto con ciertas realidades, tales como el nivel de pobreza vigente, la notoria escasez de mano de obra altamente especializada y el tiempo que habrá de requerirse para bajar el índice de inflación a niveles que se puedan calificar de “aceptables”; mientras persista la situación actual, los empresarios extranjeros no están dispuestos a realizar radicaciones. Evidentemente, son “grandes incógnitas” que interactúan y sobre las cuales muy pocos están dispuestos a arriesgar juicios anticipatorios; además de estas “incógnitas”, la distorsión de precios desorienta hasta a los técnicos más avezados.
Por el momento, el Gobierno ha conseguido durante poco más de 20 meses una masa de créditos externos que, lejos de generar optimismo, coadyuva a causar inquietud pues los alrededor de US$95 mil millones tomados, en muy alta medida, han sido afectados a cubrir parte del desequilibrio presupuestario federal. Como es muy problemático insistir en esa senda, deben encararse otras alternativas aunque los ministros de las áreas afines no han preanunciado nada nuevo. Se suele mencionar que “después del 22 de octubre” (fecha de las elecciones de mitad del período presidencial) será el momento apropiado para encarar los “grandes cambios” pero no hay certeza alguna sobre el presunto carácter de ellos.
Hasta la fecha, los empresarios extranjeros se mostraron más interesados en la actividad energética, ciertas facetas de infraestructura y algunos servicios. En el caso de la primera, la mira está dirigida al gran yacimiento de Vaca Muerta (el segundo en el mundo), rico en gas y petróleo que, antes que nada, debería cubrir el déficit actual que está obligando a importarlos y luego, según avance de la explotación, los respectivos excedentes con cierta facilidad podrían no sólo cubrir el déficit del comercio exterior sino también las inversiones que se requieran para impulsar un acelerado crecimiento.
Requerimientos básicos para volver a crecer
El primer obstáculo reside en que en el último quinquenio los progresos en materia de energía renovable se han retrasado. Lo que antes aparecía como una prometedora y vanguardista actividad que caracterizaba al país, se ha tornado insuficiente frente al nivel de la demanda, en especial por medio de energía nuclear, a las que ahora se deberían sumar las fuentes solar y eólica. Actualmente se insiste en advertir que constituye una enorme traba y, como tal, se viene reflejando en el incremento del denominado “costo adicional” causado por el deterioro y descuido habido en materia de reequipamiento. También ha primado cierto descuido en cuanto a la conservación y mejora de los servicios portuarios, la red de caminos además de la infraestructura y el equipamiento aéreo. En este último aspecto se detectan ciertos avances recientes pero éstos no son suficientes para parangonar los continuos adelantos que se han venido generando en el ámbito internacional. A estos rubros críticos deben sumarse los agronegocios, los cuales exhiben progresos en la producción de cereales y oleaginosas que lo hacen surgir en los últimos años como el área más exitosa.
Sobre este aspecto, el ministerio del ramo ha fijado un plazo de cinco años para llegar, como mínimo, a 160 millones de toneladas de cereales y oleaginosas, con aspiración de superar ampliamente esa cifra como máximo en 2023 y volver a convertirse, como lo fue en la primera mitad del siglo XX, en el “granero del mundo”. Los empresarios más poderosos de esta actividad no se cansan de objetar la vigencia de un tipo de cambio que estiman “muy atrasado”. Es muy significativo que justamente en este año, a diferencia de los precedentes, hayan optado por retener en sus depósitos la mayor proporción de la última cosecha, pues lo que habitualmente eran embarques ahora es motivo de especulación y pretenden que “después del 22 de octubre” se devalúe, según sus expectativas, logrando así obtener un notable margen adicional de sobre utilidad.
Como se advierte, pese al “obsequio” que constituyó la eliminación y/o reducción de los derechos de exportación que regían al asumir el actual gobierno, los empresarios del agronegocio no cesan de pensar sólo en ellos y bastante poco en el país. La economía argentina y su población requieren que se impulse la actividad industrial, en especial en las áreas media y pesada, para poder aspirar a un esquema de desarrollo que potencialmente la encuentra bien dotada pero que parece sufrir la acción de “frenos” nada racionales ni patrióticos. Otra faceta que requiere un fuerte impulso es el software, que debería ampliar su campo y abarcar la tan bien cotizada nanotecnología, e incluso la generación de productos avanzados para la mejor atención de la salud humana.
Debe advertirse muy enfáticamente que lo más importante es evitar caer en una “primarización” de la economía pues el retroceso que ello supone implicaría optar por una especialización que trabaría por mucho tiempo el crecimiento autosostenido y multisectorial. Es lo que está aconteciendo en Brasil, nuestro vecino y gran socio del Mercosur, que viene sufriendo la peor crisis que ha afrontado desde la de los Años Treinta (Siglo XX), con sendas caídas de su producto en el bienio 2015/16 (-8,1%). Como ha sido en las dos últimas décadas para Argentina el principal mercado, tanto en exportaciones como en importaciones, y sin que haya perspectivas inmediatas de que revierta su situación, se debería poner la máxima atención en ampliar el abanico de destinos compradores.
Las expectativas más firmes de recuperación se insinúan, en primer lugar, dentro de la rama de la construcción que, ajustada por estacionalidad, exhibe en los últimos meses un índice de crecimiento relativo de +15%; seguida por las actividades financiera, seguros y bienes raíces, que hacen lo propio en +14%; mientras comercio mayorista y minorista se coloca en tercer término, con +11%. Estos indicadores preanuncian una próxima reactivación más generalizada, que quizá comience a tomar impulso en 2018. No obstante, llama la atención que las actividades de agricultura y pesca aparecen sólo con +9% y la minería, con +8%; ya que se mencionan como las que han de lograr acceder a los mejores mercados externos.
El titular de la consultora ManpowerGroup Argentina ha lanzado una severa advertencia, al sostener que “todavía hay que seguir esperando” y agrega al respecto: “La mayoría de la empresas tiene un estructura de empleados estable, un núcleo duro, pero 76% es un porcentaje marcadamente alto. Esta característica se aguarda que vaya cambiando en la medida en que aparezcan nuevas oportunidades pues, la tendencia ascendente, por el momento, es harto moderada en los últimos tres años”. El analista, pese a todo, se mostró optimista pues supone que, si bien en el curso la tendencia se advierte “muy moderada”, resulta prometedora de adoptar una dinámica en ascenso para el futuro casi inmediato.
En el ámbito oficial, de acuerdo con lo que surge de la Encuesta de Expectativas de Indicadores Laborales, se ha verificado que, en diciembre pasado, 21,3% de los consultados se mostraba dispuesto a hacer nuevas contrataciones y sólo un poco significativo siete por ciento reconoció que estaban bajando el número de agentes por la demora, según su visión, de concretarse el deseado horizonte de reactivación. Pero quizá lo más revelador haya sido que 71,7% -es decir, una gran mayoría de los encuestados- respondieron que estaban dispuestos a esperar sin introducir reducciones, mostrándose confiados en que el impulso que se prevé, comenzará a dar sus frutos en el último trimestre de este año.
Los ejecutores directos de la encuesta procedieron a subdividir por regiones los respectivos resultados globales, lo cual permitió advertir que el NOA -junto con la región pampeana- es donde se estima con mayor optimismo la concreción de una firme reactivación que -han calculado- ascenderá, respectivamente, a 11% y 10%. Revelan al respecto que “las expectativas de empleo en las empresas grandes y medianas son muy buenas” y consideran que “esas firmas tienen un mirada de largo plazo y están en condiciones para invertir y captar nuevas oportunidades”.
Completan el cuadro mencionando que también “hay muchas firmas más chicas que dependen de ellas y que justamente, al ser proveedores de las grandes verán en algún momento esas mismas expectativas”; aunque aclaran que “hoy todavía no lo están viendo”. Por el tono y la forma de expresarlo resulta obvio que no arriesgan opiniones muy firmes, tal como lo hacen para referirse a las mayores, y en consecuencia, no dejan demasiado tranquilos a una gran cantidad de pequeños empresarios, pues se traslucen nítidamente sus propias dudas por medio de su mensaje.