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Fentanilo y la vida con consumo

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Por Marcela Waisman Campos *

El estilo de vida no es algo que dependa exclusivamente de la voluntad de cada individuo: se desarrolla en relación con las condiciones de vida que nos impone nuestra sociedad.

Sin embargo, hay un espacio para la libertad y la responsabilidad de cada uno sobre su propia conducta adecuada para conservar o no la salud. También hay espacios para informarse, como el hogar, el periodismo, los padres, los ámbitos académicos y las políticas de salud.

La edad crítica para el inicio del consumo de drogas psicoactivas se sitúa entre los 12 y los 15 años, con factores de protección y de riesgo a tener en cuenta.

Más allá de las posibles influencias sociales o de los intereses políticos, la educación sobre el impacto del uso de sustancias psicoactivas (de todas, lo que llamamos policonsumo) es cada vez más necesaria.

No se llega a la búsqueda de fentanilo en un paso. Se inicia un proceso de desregulación emocional, un déficit en el circuito de recompensa e impulsividad.

Los opioides surgen como desafío del alivio adecuado del dolor, que constituye un derecho humano. Han demostrado utilidad para el control del dolor moderado a severo.

El riesgo de uso inadecuado, del trastorno por consumo leve, moderado o severo vinculados con opioides o con su combinación con otras sustancias, constituye un desafío adicional al manejo del síntoma.

El consumo de drogas de prescripción médica es de alta prevalencia, acompañado de una mayor prevalencia de casos de sobredosis fatales o intoxicación, fundamentalmente ligados a opioides, benzodiazepinas y alcohol.

El desvío casual o descuidado de opioides es responsable de hasta el 50% de las muertes, ya que hay tolerancia -o sea, la necesidad de aumentar la dosis para conseguir el mismo efecto-, pero no hay tolerancia a la depresión respiratoria que producen.

Algunos ejemplos de estos productos son codeína, morfina, oxicodona en formulaciones de liberación rápida y controlada, metadona, fentanilo, hidrocodona, entre otros.

El fentanilo es un opioide sintético. Hay dos tipos: el producto farmacéutico y el fabricado ilícitamente. El primero es indicado por médicos para tratamiento de dolor intenso, especialmente después de una operación o en etapa avanzada de cáncer.

Los casos recientes están vinculados con fentanilo fabricado ilícitamente, por su efecto similar a la heroína.

Al igual que la heroína, la morfina y otras drogas opioides, el fentanilo actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones.

Después de consumir opioides muchas veces, el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga.  Las actividades de recompensa naturales no pueden competir con estos productos al inicio y luego lastiman la tecla con la cual sentimos place”.

Cuando una persona progresa de leve, moderado a grave en el consumo de alguna sustancia, la búsqueda y el uso de la droga se apoderan de su vida de recompensa y es un monopolio, donde el resto de sus actividades se verán afectadas, desde el ánimo, la cognición, el patrón del sueño y del apetito.

Cuando se produce una sobredosis de fentanilo, la respiración se puede hacer muy lenta o detenerse por completo. Esto puede reducir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro. La hipoxia puede llevar a un estado de coma y causar daños permanentes en el cerebro. También puede causar la muerte.

Al dejar de consumir fentanilo se pueden experimentar varios síntomas de abstinencia que a veces comienzan apenas unas pocas horas después de haber consumido por última vez. Incluyen dolores en músculos y huesos; problemas para dormir; diarrea y vómitos; escalofríos con “piel de gallina”; movimientos incontrolables de las piernas y deseos intensos de consumir.

Medio millón de muertes en todo el mundo se atribuyen anualmente al consumo de drogas, y aún más muertes ocurren a través de la asociación indirecta. Se considera el uso como un factor de riesgo para la muerte prematura (OMS 2021).

Cada nuevo producto que aparece es un nuevo desafío clínico para los especialistas en adicciones y para la sociedad en general.

Cuando quienes consumen fentanilo parecen “zombies”, es tarde. Antes eran simples consumidores que beneficiaban al llamado dealer y sus eslabones.

Los profesionales de la salud y la sociedad tenemos el desafío cultural a cada nuevo producto creado por el humano con promesas que luego crearán intoxicaciones y el síndrome de abstinencia. Por lo cual el sistema de salud recibirá el desafío del tratamiento: la desintoxicación.

(*) Neuropsiquiatra, neuróloga cognitiva y magister en Neuropsicofarmacología

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