Temen que restricciones horarias puedan duplicar los cierres de locales gastronómicos

Más de 75% de la facturación del sector se concreta luego de la hora 20, por lo que -sumado al aforo obligatorio de 50% y a la baja rentabilidad del rubro- la medida podría ser letal para gran parte de bares y restaurantes de Córdoba

Ante la llegada de la segunda ola de covid-19 y la posibilidad de que el Gobierno de Córdoba se sume a la decisión nacional de restringir el horario nocturno para determinadas actividades, el sector gastronómico mostró su preocupación y alertó sobre que la medida puede llegar a ser “letal” para gran parte de los bares y restaurantes tanto de la ciudad como de la provincia y el país. [privado]

“A raíz de la pandemia, alrededor de 30% de los establecimientos gastronómicos debió cerrar sus puertas, y me animo a prever que si se concretan estas medidas restrictivas en el sector, esto se podrá duplicar tranquilamente. Hay gente que está haciendo un esfuerzo muy grande para sobrevivir y que le quiten el horario nocturno sería terrible”, expresó a Comercio y Justicia Gabino Escribano, presidente de la Cámara de Restaurantes y Bares de Córdoba y titular del restaurante El Celta.

“Además, hay que tener en cuenta que 75% de la facturación del sector se concreta después de las 20 horas, por lo cual las restricciones horarias afectarían gravemente a todos”, agregó.

El empresario destacó que “esta situación se complica con otras cuestiones, como los límites que tenemos de capacidad que nos obligan a mantener un aforo de 50% con una distancia de 2,5 metros, así como con que aún estamos pagando los pasivos acumulados del año pasado y solo el establecimiento que mejor se encuentra, está en un corte de ticket de 60% de volumen respecto a 2019, que fue un mal año”.

A ello se suma el aumento constante de los costos de alimentos y bebidas que no se trasladan a los precios. “Los costos se han disparado, algunos productos subieron, de marzo del año pasado a la fecha, más de 100%, como la carne, lácteos, aceite, frutas y verduras, y no pasó lo mismo con los salarios. Estos precios no llegan a un aumento de más de 40% de los precios de la carta, lo cual hace que resignemos rentabilidad cada vez más”.

“En ese aspecto, somos como un dique de contención, con una inflación contenida en los precios porque no hay demanda suficiente. Pero esto no es de hoy sino que desde hace siete u ocho años estamos perdiendo rentabilidad”, explicó Escribano.

Sin contagios

Según el empresario, desde que la actividad se reinició, en julio del año pasado, salvo el “bache” de octubre cuando se volvió a restringir por un tiempo, cumplió a rajatabla con los protocolos y medidas de prevención y no se registró ningún contagio.

“Somos la alternativa para que la gente se junte y no tiene nada que ver con el desborde nocturno ni las fiestas clandestinas. En los últimos tiempos quizás el público estuvo más relajado y había que insistirle que usara barbijo para ir al baño, pero el mozo cumple doble función y es un controlador de los protocolos”, expresó, y destacó que “durante el invierno pasado se comprobó que ir a un restaurante no era peligroso”.

Así y todo, con las noticias sobre el avance de la segunda ola se está percibiendo “una baja en las reservas para el próximo fin de semana porque la gente tiene miedo”.

“Nosotros estamos tranquilos porque contamos con el apoyo de los gobiernos municipal y provincial y sabemos que van a tomar decisiones inteligentes, tratar de controlar más a la gente joven y no llegar al punto crítico de camas de terapia”, concluyó el empresario, quien dijo que si esto último sucede, “la cámara aceptaría una decisión sensata”.