La empresa estatal rionegrina INVAP, asociada con la española Isolux Corsan, presentará mañana su oferta para competir en el concurso internacional convocado por Holanda para la compra de un reactor de investigación y una planta de producción de radioisótopos.
Las ofertas serán evaluadas por el Gobierno holandés, quien las dará a conocer a comienzos del segundo semestre del año, para adjudicar los trabajos antes de que finalice 2009. La empresa argentina espera repetir la experiencia del año 2001 cuando compitiendo con las firmas más importantes del mundo se adjudicó la construcción del reactor OPAL (Open Australian Lighwater) de 20 megavatios de potencia, para Australia. Lo que se licita ahora es la entrega "llave en mano" de un reactor de investigación Pallas, que tendrá una potencia instalada de 80 megavatios, y también el suministro de una planta de radioisotopos.
El reactor que comprará el Gobierno holandés reemplazará a otro instalado en la localidad de Pett, en el extremo norte de ese país. El grupo español que acompañará a la INVAP en esta oportunidad, factura anualmente más de 2.500 millones de euros en obras de ingeniería, fabricación y concesiones en la península ibérica y en otros 32 países.
Por su parte la INVAP, con más de 30 años de trayectoria en la actividad nuclear, ha provisto de reactores de investigación en el mundo, siendo el de mayor desarrollo hasta la fecha, el construido para Australia por un monto de más de 100 millones de dólares.
Además del área nuclear, la INVAP cuenta con un importante desarrollo en la industria aeroespacial, segmento en el que construyó tres satélites de observación para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) que Argentina puso en el espacio en cooperación con la NASA (EEUU). Hoy la INVAP trabaja en el desarrollo de otros cuatro satélites el SAC D Aquarius para un proyecto con la NASA, otros dos SAOCOM para un emprendimiento con Italia y uno de comunicaciones para la argentina ARSAT. La empresa rionegrina diseñó en 1986 los robots que hicieron posible reparar la usina atómica Atucha I sin abrir el recipiente de presión de ese reactor, lo que habría ocasionado un retraso de dos años en la restitución de la central al servicio.