Tribunal de Familia homologó acuerdo para el cuidado de los perros de pareja divorciada

El hombre y la mujer coincidieron en las condiciones en que los canes serán cuidados, cuál quedará a cargo de cada uno y un régimen de visitas para que no sufran desarraigo mutuo

El Juzgado de Familia Nº 6 de San Isidro, provincia de Buenos Aires, homologó un acuerdo al que arribó una pareja que había decidido divorciarse, mediante el cual reconoció que los animales "son seres sensibles" y que la separación de sus dueños también los afectará.

La decisión fue asumida por la jueza Diana Sica , en una causa de divorcio por presentación conjunta, en la que acompañaron su respectivo convenio regulador. En él, luego de detallar los bienes, manifestaron al juzgado que no habían tenido hijos pero que, durante su convivencia, sí habían adquirido dos perros, Popeye y Kiara, “construyendo afectos con los cónyuges”, por lo que proponían acordar respecto a ellos, agregando aspectos sobre su cuidado.

La magistrada pidió se aclare al respecto ya que la petición se había realizado bajo el término “responsabilidad parental”, sin embargo, el letrado representante de las partes, en su aclaratoria pidió dejar sin efecto esa expresión e indicó que se refería a una “familia multiespecie”.

Propuesta

En la demanda propusieron una especie de “cuidado personal” en el que Popeye, perro labrador negro, quedaría al cuidado de la mujer, y Kiara, perra mestiza, de pelaje negro y contextura mediada, quedaría al cuidado del hombre.

Asimismo, plantearon un “régimen de comunicación” para los canes, que sería “amplio y recíproco para estar con Popeye y Kiara los días y horarios serán manejados con flexibilidad por ambos cónyuges, según las obligaciones o compromisos de cada uno”.

El letrado patrocinante explicó que se trataba de un “concepto reconocido jurisprudencialmente en diversos fallos nacionales, como “Tita” y “Sidney”, y en el derecho comparado “Cachas”, en el que la familia está integrada por personas humanas y personas no humanas (animales de compañía), citando un artículo de doctrina de 2021 de la autora González Silvano, M. de las Victorias, en el que se repasan los fallos mencionados y se concluye que los animales son seres sintientes y con autoconciencia, que son parte de las familias y que, si bien el Código Civil no trata a las personas no humanas, nada impide que los jueces pretorianamente resuelvan sobre ello mediante el impulso de sentencias novedosas que tengan en cuenta a las familias multiespecie. Por todo ello, el letrado requería se homologue el acuerdo.

La jueza entendió “que, si bien nuestro sistema legal aún no ha avanzado de manera tal que pueda prever y/o regular en qué situación quedarán, luego del quiebre de la unión, aquellos miembros que también integran la familia y se han incorporado a ella -para el caso, dos perros (...), esto importa una realidad que no puede ser negada”.

Sensibles

“Es sabido que los animales, en especial los domésticos, son seres sensibles, que sienten, que extrañan, que se regocijan, que sufren y que adquieren costumbres, por lo que resulta indudable que el cambio que producirá la separación de los cónyuges los afectará también y serán sus dueños, entonces, quienes se encuentren en mejor posición, para velar por sus intereses”, subrayó la magistrada.

En definitiva, el tribunal concluyó que el artículo 439 del Código Civil y Comercial, que establece que el convenio regulador debe contener las cuestiones relativas a la atribución de la vivienda, la distribución de los bienes y las eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges; al ejercicio de la responsabilidad parental, en especial la prestación alimentaria, entre otros, “indica distintos puntos sobre los cuales los cónyuges podrán disponer a través del convenio regulador, los que no resultan taxativos”, y que lo que la ley no prohíbe, está permitido.