Profesional de las artes marciales que se lesionó una pierna simulando una pelea aceptó el riesgo y no será indemnizado

El hecho que originó el reclamo del deportista, experto en taekwondo, ocurrió en mayo de 2011, cuando fue convocado por personal de una productora para el programa Cuestión de peso. Se prestó a fingir una contienda con una de las participantes consistente en la realización de una serie de maniobras; la mujer cayó sobre él y lo lastimó

La Sala M de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ratificó que un profesional de las artes marciales, quien participó en un simulacro de pelea en un programa de televisión con una persona inexperta y se dañó la pierna, no puede reclamar una indemnización porque asumió un riesgo. [privado]

Lo hizo al confirmar el rechazo de la demanda promovida por Gonzalo Hauri en contra de Endemol Argentina SA, Arte Radiotelevisivo Argentino SA, La Meridional Compañía Argentina de Seguros SA y Sancor Cooperativa de Seguros Limitada.

“Al momento de producirse el daño, el actor se encontraba realizando una práctica deportiva que implica necesariamente un contacto físico que importa una asunción de riesgo por parte de los participantes y, si bien no se trataba de un combate en una competición de alto nivel con la presencia de un maestro y un juez o jurado, el hecho de que la práctica fuera llevada a cabo a título de exhibición con una inexperto no la tornaba totalmente inofensiva, como lamentablemente quedó demostrado”, explicó la juzgadora.

“Si bien la asunción del riesgo, que se traduce en el propio daño, no configura -en principio- una causa de exoneración del demandado, excepcionalmente ello puede tener lugar cuando, tal como ocurre en el caso, el actor, experto en artes marciales, se expuso voluntariamente a un riesgo anormal o extraordinario aunque propio de la disciplina que se llevaba a cabo, respecto de la cual tenía amplios conocimientos”, reseñó.

El hecho que originó el reclamo del deportista, que practica taekwondo, ocurrió en mayo de 2011, cuando fue convocado por personal de la productora Endemol Argentina SA para el programa Cuestión de peso. Él aceptó ir y simuló una lucha con una de las participantes consistente en la realización de una serie de maniobras.

La Cámara concluyó que, si bien la asunción del riesgo que se traduce en el propio daño no configura, en principio, una causa de exoneración del demandado, excepcionalmente ello puede tener lugar cuando, tal como ocurrió, el actor se expuso voluntariamente a un peligro anormal o extraordinario, aunque propio de la disciplina que se llevaba a cabo,y respecto de la cual tenía amplios conocimientos.

Según afirma el actor, como el último movimiento salió mal, la mujer cayó sobre su pierna y le ocasionó la rotura del ligamento lateral interno y una distensión del ligamento cruzado de la rodilla.

Al recurrir el fallo adverso a su pedido ante la cámara, se quejó de que el juez de grado no hiciera lugar a su demanda por considerar que se había configurado una eximente de la responsabilidad de los demandados.

Criticó la decisión alegando que él no aceptó padecer ninguna lesión, ni expresa ni tácitamente.

Condición

En esa línea, sostuvo que su condición de profesional no debería tener influencia sobre el resultado del pleito, ya que las tomas realizadas lo fueron por indicación del personal de la producción. Además, se agravió porque, a su criterio, las demandadas incumplieron la carga de probar su eximente.

A su turno, la alzada manifestó que, pese al ostensible esfuerzo argumental demostrado por el recurrente, el quid de la cuestión radicaba en determinar si se configuró la hipótesis que en la doctrina mayoritaria se conoce como “asunción del riesgo”, que se vincula con la situación en la cual una persona que tiene conocimiento de los peligros de una determinada actividad, decide llevarla a cabo y se expone a la eventualidad de sufrir daños.

“Pretender que quien asume el riesgo renuncie a la indemnización del daño que pueda sufrir por la actualización del riesgo en daño concreto, importa infringir el artículo 871 del Código de Vélez, en virtud del cual la intención de renunciar no se presume, y la interpretación de los actos que induzca a probarla debe ser restrictiva, aunque esta negativa inicial a considerar la asunción del riesgo como causal de justificación general no impide que, en determinados sectores marginales, pueda cumplir tal función”, indicó. “Es lo que ocurre en el ámbito deportivo, en el que el participante admite jugar sabiendo que por ello necesariamente -o con una muy alta probabilidad- ha de sufrir ciertos daños que son propios del deporte, en virtud del contacto físico que supone de acuerdo a las reglas u otra circunstancia propia del área de la práctica, ya que en tales casos puede hablarse de una situación equivalente al consentimiento del damnificado, aunque el daño no sea actual, pues no se concibe la participación sin consentir anticipadamente el daño que es consecuencia del golpe lícito de acuerdo a las reglas, siempre que no mediara dolo, culpa o una conducta abusiva”, precisó.

Al recurrir el fallo adverso a su pedido ante la cámara, el deportista se quejó de que el juez de grado no hiciera lugar a su demanda por considerar que se había configurado una eximente de la responsabilidad de los demandados. Criticó la decisión alegando que él no aceptó padecer ninguna lesión, ni expresa ni tácitamente.

Así, aclaró que la figura sólo puede aplicarse con criterio restrictivo, ya que el objeto del contrato no debe ser contrario a la moral y a las buenas costumbres y porque, al ser una convención -expresa o tácita- que limita o dispensa la responsabilidad, sólo puede ser admitida en los contratos discrecionales y no en los predispuestos

“Asumir un riesgo no debe interpretarse siempre como sinónimo de consentir el daño que pueda derivarse de una determinada situación. La vida en sociedad nos enfrenta a numerosas experiencias cotidianas plagadas de riesgos, pero no por ello debe concluirse en que, de resultar dañados en alguna de esas actividades, hemos consentido los perjuicios y no proceda su reparación”, señaló el tribunal.

“Es así que conocer un riesgo no implica aceptar, sin más, los perjuicios que puedan resultar de él. Por ello, aun en el supuesto de haberlo aceptado, se debe indagar sobre los alcances de dicha aceptación por parte del damnificado y si ella es constitutiva del denominado hecho de la víctima, ya que sólo en caso de una respuesta afirmativa podrá verse afectado su derecho a la reparación”, indicó.

Bajo esas premisas, estimó que la solución adoptada por el magistrado de grado fue la correcta.

Conocimientos

“Tal como se juzgó en el fallo apelado, los amplios conocimientos que el actor dice contar en el arte marcial le imponían una mayor prudencia en su obrar; tanto más si se considera que los demandados y la participante con quien realizó la práctica carecerían de conocimiento técnico al respecto”, subrayó.

La alzada resaltó que no influía en lo determinado el hecho de que tanto el actor como dos testigos declararan que la producción del programa les dio indicaciones acerca de las tomas o movimientos a realizar, ya que era el reclamante quien estaba en mejores condiciones para conocer la mayor peligrosidad que podría generar la realización de un movimiento u otro y, por lo tanto, era él quien debería haberse abstenido de llevar a cabo una acción que, en ese contexto, pudiera culminar en un evento perjudicial para su salud o la de su contrincante.

“En ninguna de sus presentaciones Hauri manifestó haber opuesto algún reparo a quien le habría dado la indicación de la maniobra de derribo. Lejos de ello, al intentar explicar la razón por la cual la toma tuvo ese resultado dañoso, sólo se valió de la falta de conocimiento técnico de su contrincante, sin dar mayores precisiones al respecto”, resaltó la juzgadora. [/privado]