Indemnizan a una maestra por un accidente en la escuela

El magistrado interviniente comprobó el mecanismo del siniestro y fijó la incapacidad de la demandante según lo dictaminado por la pericia médica, que no logró ser impugnada [privado]

Con sustento en la prueba rendida, la Sala 8ª Cámara del Trabajo de Córdoba admitió parcialmente la demandada entablada por una docente que sufrió un accidente mientras prestaba tareas en un establecimiento educativo, ordenando el pago de la incapacidad fijada por la pericia médica por la patología columnaria y rechazando las patologías psiquiátricas denunciadas como consecuencia del siniestro, con fundamento en la Ley de Riesgos del Trabajo (LRT), en contra de la Provincia de Córdoba.

La sala integrada por el vocal Jorge Alberto Vega , al analizar la cuestión, sostuvo: “No ha sido verdadero objeto de desconocimiento por parte de la demandada de la existencia de la relación laboral que mantuvo con la actora, Mónica Alicia Vidal, cuyos antecedentes fueran proporcionados por la propia demandada en sendos informes provenientes de las áreas de Recursos Humanos del Ministerio de Educación y de la Dirección General de Reconocimientos Médicos”, así como “la del accidente de trabajo sufrido (...) dentro del establecimiento educacional donde prestaba tareas de maestra, cuya ocurrencia no ha sido negada, verificándose sólo algún cuestionamiento respecto del mecanismo de producción del mismo”.

“El diagnóstico dado por la Comisión Médica es similar al arribado en el acto pericial. Las diferencias radican en una interpretación distinta de la fisiopatogenia del cuadro clínico (me refiero exclusivamente a la parte traumatológica)"

Argumento del juez interviniente.

Sobre el último aspecto, el juez precisó que de la prueba testimonial rendida surgió explícita la producción y mecánica del accidente sufrido por Vidal, “advirtiéndose la concordancia (en cuanto tiempo, modo, lugar y personas) de tales manifestaciones con la narración de los hechos efectuada en la demanda, considerándose, por tanto, acreditada la modalidad en que se desarrolló el siniestro base del reclamo, quedando comprendido en la prescripción del art. 6, ap. 1 de la LRT”.

Informe

Luego, el magistrado se refirió a la pericia médica llevada a cabo por el doctor Julio Crembil Achával, “quien –luego de la anamnesis de la actora, y de su examen físico y psíquico, con apoyo en los estudios complementarios aportados- concluyó que la Sra. VIDAL padece: ‘…lumbociatalgia crónica izquierda postraumática con alteraciones electromiográficas y radiográficas moderadas: 10%; RVAN Grado II: 9%: subtotal 19,00%, Factores de ponderación: dificultad para la realización de las tareas habituales: alta: 15%; amerita reubicación: sí amerita: 10%, factor edad: más de 31 años: 1%: subtotal factores de ponderación: 4,94%. Incapacidad Laboral Total: 23,94%’”, calificando las dolencias como “accidente de trabajo”, apuntando que “la incapacidad adjudicada es parcial, permanente y/o definitiva”, y que “las patologías diagnosticadas responden al accidente denunciado; (el cual) fue un hecho súbito, violento, no previsible”.

Asimismo, el fallo destacó que el galeno fundamentó por qué arribó a un dictamen diferente del de la Comisión Médica, donde efectúa un desarrollo pormenorizado del traumatismo lumbar y del estrés postraumático-, a lo que luego agrega textualmente que “el diagnóstico dado por la Comisión Médica es similar al arribado en el acto pericial. Las diferencias radican en una interpretación distinta de la fisiopatogenia del cuadro clínico (me refiero exclusivamente a la parte traumatológica)".

Además, el juez aclaró que dicha pericia fue impugnada por la parte actora y que su médico de control, doctor Héctor Omar Uria, presentó un informe médico en disidencia, especificando que su discrepancia, “sólo era en lo atinente al aspecto siquiátrico del informe (consintiendo la dolencia columnaria), expresando diferencias con el Dr. Crembil Achával, en cuanto a la calificación de la dolencia psíquica de Vidal”.

El juez Vega evaluó que, en efecto, el galeno oficial había determinado –en base a los informes especializados aportados- que la actora padecía Reacción Vivencial Anormal Depresiva Grado II, en base a que, si bien “se han acentuado los rasgos de la personalidad de base…no presenta alteraciones en el pensamiento, concentración o memoria y necesita tratamiento medicamentoso y psicoterapéutico”.

Personalidad

La decisión agregó que el galeno de control afirma que Vidal –dado el deterioro de la personalidad “manifestada en el informe psiquiátrico”- padecería de una “enfermedad obsesiva-compulsiva grado IV (donde existe deterioro en la personalidad)”, lo que implicaría un porcentual de incapacidad mayor al asignado por el Perito oficial.

Bajo esas premisas, el vocal sostuvo que la disidencia no era de recibo, toda vez que, por una parte, el doctor Uria no efectúa una indicación puntual de cuál sería el error o vicio que le imputa al informe pericial y, en su caso, cuál la crítica concreta dirigida al mismo, limitándose a disentir con la valoración que efectuó el doctor Crembil Achával sobre la faz psiquiátrica de la actora, subrayando que el perito oficial se basó en la elaboración de su dictamen, tanto en el informe psiquiátrico producido por el doctor Mario Fernández, como en los dictámenes sicológicos de la licenciada Mónica Pazo.