ESCUCHAREl curriculum de Alberto Binder es extenso. Es uno de los juristas más reconocidos, no sólo en Argentina sino también a nivel internacional. Fue convocado por países como El Salvador, Guatemala, Honduras -por nombrar sólo algunos- como asesor de las reformas penales que posteriormente se pusieron en marcha.
Además de ser profesor en varias universidades de América Latina, fue uno de los principales protagonistas de la reforma de la policía bonaerense que encabezó el ex ministro León Arslanian. Es también autor de una decena de libros y es asesor del Centro de Justicia de las Américas de la OEA (CEJA).
Biner arriba hoy a Córdoba con motivo del 1er. Congreso Nacional de Medios Alternativos de Resolución de Conflictos que organiza el Inecip (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales) y auspicia Comercio y Justicia. Antes, este diario habló en exclusiva con él.
– Ha viajado por toda Latinoamérica y es un especialista en reformas judiciales. ¿Qué análisis hace del sistema judicial argentino?
– Es difícil hacer un análisis acabado. Lo cierto es que, en general, podemos decir que nuestra justicia está atrasada. Tenemos un sistema judicial federal que es obsoleto, que no está cumpliendo con las tareas para las que fue pensado y las provincias que habían encarado una reforma de los códigos procesales han quedado atrapadas en la burocracia y el formalismo. Todo esto lleva a que la administración de justicia esté deslegitimada y no se vean claramente cuáles son sus funciones.
– ¿El Poder Judicial de Córdoba también ha quedado atrapado en esa burocracia?
-Córdoba ha tenido una historia de progresismo judicial que se ha debilitado en los últimos años. Si bien la justicia cordobesa tiene herramientas que le permitirían tener otra performance, no está a la altura de las circunstancias. No obstante, digo esto aclarando que sigue siendo una justicia con una superioridad relativa respecto a otros sistemas judiciales.
-¿Por qué cree que le cuesta tanto al Poder Judicial implementar medios alternativos de resolución de conflictos, como la mediación?
-Hay varios problemas que confluyen. Es un problema de la cultura de la abogacía, que no sabe cómo modernizarse. Es un problema de los funcionarios, que no le prestan atención a esta cuestión y es un problema del Poder Judicial, que tiene una política de absorber más de lo que puede. La justicia parece el Perro del Hortelano: no deja avanzar en la implementación de la mediación para aquellos delitos considerados menores y tampoco avanza en una reforma del sistema que permita disminuir los altos niveles de impunidad en aquellos casos más complejos. Entonces, allí se queda, a medio camino.
– ¿Es posible implementar la mediación penal como una forma realmente alternativa de resolución de conflictos ?
– No sólo que es posible sino que es una obligación. La Justicia de Chubut la está implementando muy bien. Hoy en esa provincia 30 ó 40 por ciento de los delitos del fuero Penal se resuelven en este ámbito.
-¿Estamos lejos de que la mediación se imponga como un método realmente alternativo?
-No estamos lejos, pero el problema que tenemos en Argentina es que aquellas cosas que están cerca de concretarse, por algún motivo terminan recorriendo un largo camino que las transforma en hechos difíciles de concretar.
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