Derecho deportivo: la demanda de una deportista asalariada abrió un debate legislativo pendiente

En Italia, la jugadora de voley Lara Lugli expuso que, cuando concibió, aceptó que su carrera había terminado pero explicó que decidió demandar al club cuando se negó a pagarle sueldos adeudados. La institución alegó que ella le causó “daños financieros” y que “arruinó la temporada”. Según el Foro Económico Mundial, el país ocupa el 76º lugar en lo relativo a brecha de género

En Italia, la denuncia de una jugadora de voley que se quedó sin trabajo por quedar embarazada abrió un debate necesario. Ese país, según el Foro Económico Mundial, ocupa el 76º lugar en cuanto a brecha de género. [privado]

Aunque es común -y legal- que las atletas remuneradas firmen contratos con cláusulas que establecen que perderán sus empleos si conciben, la deportista Lara Lugli decidió hablar del litigio que mantiene con el club que integraba; su testimonio generó repercusiones que pueden derivar en una reforma legislativa.

Lugli expuso en la red social Facebook que, cuando se embarazó, supo que iba a perder su puesto y que lo aceptó, pero que poco después decidió llevar su caso ante la Justicia porque la entidad rechazó pagarle lo que ella afirma que le debe.

La mujer, de 41 años, explicó que el demandado basó su negativa en que ella le causó “daños financieros” porque hubo una caída en el desempeño del equipo después de su partida y que, como resultado de ello, perdió patrocinadores. Además, alegó que “arruinó la temporada”.

Aborto espontáneo

Durante un semestre, el equipo de Lugli compitió en el campeonato nacional representando al club Volley Maniago Pordenone, del noreste de Italia, antes de que su contrato expirara, en marzo de 2019, porque estaba esperando un hijo. No obstante, su embarazo terminó en un aborto espontáneo un mes después.

La jugadora le pidió al club que le abonara tres mil dólares que quedaron pendientes de los alrededor de 24 mil que percibía por temporada, sin éxito. Por ese motivo, presentó una demanda.

Durante sus 25 años de carrera en el voley, Lara Lugli, como la mayoría de las atletas italianas, firmó acuerdos con una cláusula que le permitía al club despedirla si se embarazaba.

Una vez que el caso de Lugli llegó a los medios, Mauro Rossato, miembro del consejo de la institución, dijo que lo que debe cambiar es la ley y, si bien adujo que le “desagradó” despedirla, consideró que el gobierno debe “encontrar el modo de que las atletas embarazadas se ganen la vida pero también que los clubes lidien con ese tipo de golpes”.

Expediente

En documentos presentados en el expediente, el club arguyó que después de haber perdido a su bebé, Lugli “pudo regresar y terminar los últimos dos meses del campeonato, incluso desde el banco (de suplentes)”.

Sin embargo, la mujer declaró que no estaba preparada y que pensó hasta en acabar con su vida. “Por supuesto que no quería ir al gimnasio”, enfatizó, y consideró que el hecho de que se sugiriera que no se comportó bien fue una bajeza.

Lugli visibilizó una realidad injusta: que muchas deportistas asalariadas, incluso de alto nivel, carecen de protección legal y deben elegir entre la maternidad y sus carreras.

Sus revelaciones captaron la atención de la clase política. “Condenar a la voleibolista Lugli por su maternidad es violencia en contra de las mujeres”, opinó Maria Elisabetta Alberti Casellati, presidente de la Cámara Alta de Italia.

Por su parte, Elena Bonetti, ministra de la Familia y la Equidad de Oportunidades, estimó que el caso de Lugli evidencia una situación de desigualdad y consideró que situaciones así ya no deben tolerarse.

En Italia, sólo los futbolistas, golfistas, basquetbolistas y ciclistas del más alto nivel firman contratos que los clasifican como profesionales, mientras que las atletas, incluso ganadoras olímpicas, son consideradas amateurs en sus acuerdos, lo que permite que los clubes introduzcan cláusulas contractuales que no son coherentes con las protecciones constitucionales de la maternidad.

No obstante, hasta ahora no hubo contiendas legales.

Las jugadoras solían aceptar los términos. “Se rindieron frente a este sistema hasta que alguien abrió la caja de Pandora”, valoró Flavia Tortorella, abogada que se especializa en derecho deportivo.

Profesionales

Tortorella opinó que si en Italia, como sucede en Estados Unidos y Noruega, las atletas firmaran contratos profesionales, lo más probable es que las cláusulas de maternidad serían imposibles de imponer.

Hace dos años, el gobierno ofreció incentivos financieros para que los clubes contrataran a mujeres con contratos profesionales, y un nuevo cambio pretende ofrecer más protecciones a los atletas, incluidas las mujeres. [/privado]