“Derecho a reparar”: en EEUU se analiza una ley resistida por las tecnológicas

El diseño de la propuesta de legislación lleva casi una década. Se presentó en 20 jurisdicciones y ahora se analiza a escala federal. Prevé que los fabricantes proporcionen herramientas, instrucciones y repuestos para facilitar arreglos de dispositivos

En Estados Unidos, el Grupo de Investigación de Interés Público, una organización de defensa de los derechos de los consumidores, trabaja en la redacción de una normativa para posibilitar que la reparación tecnológica sea más accesible. [privado]

El diseño de la legislación tiene en cuenta que los estudios reflejan que cuando productos, como los teléfonos inteligentes, comienzan a fallar o directamente dejan de funcionar, la mayoría de las personas se inclina por adquirir uno nuevo.

Al respecto, Nathan Proctor, uno de los directores de esa entidad, precisó que como se trata de bienes indispensables los consumidores no pueden esperar por arreglos, como sí hacen con sus autos, y que directamente los reemplazan porque, aunque no es lo más lógico, es lo más práctico y, a veces, conveniente, ya que algunos trabajos cuestan casi la mitad que el artículo a estrenar.

Proctor plantea que si hubiera más disponibilidad de partes de repuesto, instrucciones y herramientas para darles una “nueva vida” a los productos, las reparaciones podrían simplificarse y ser menos costosas.

Ésa es la premisa de la denominada Ley del Derecho a Reparar, propuesta de legislación que enfrenta a los activistas con las compañías tecnológicas desde hace una década.

La iniciativa fue propuesta en 20 jurisdicciones y ahora se debate en el ámbito federal. Prevé que los fabricantes de tecnología y aparatos proporcionen las herramientas, instrucciones y partes necesarias para que cualquiera pueda reparar sus teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y refrigeradores y otros bienes,

En la actualidad, las compañías brindan herramientas de servicio y partes a una red de socios que siguen reglas, tales como usar partes originales que compran directamente del fabricante.

No oficiales

La normativa plantea que centros de reparación no oficiales deberían poder acceder a repuestos, para que haya más competencia y, con ello, menos costos para los usuarios.

Según datos del Grupo de Investigación de Interés Público, el hogar promedio estadounidense podría ahorrar 330 dólares al año si reparara los productos en vez de reemplazarlos, lo que suma hasta 40 mil millones de dólares en todo el país.

Otras ventajas a las que apuntan los partidarios de la ley es que “prolongar la vida” de los dispositivos contribuye con el cuidado del medio ambiente y que genera puestos de trabajo.

Los gigantes tecnológicos, como Apple y Microsoft, se oponen al “derecho a reparar”. El argumento más común es la seguridad; es decir, la idea de que las personas con acceso a las herramientas de reparación y diagnóstico podrían robar datos personales.

TechNet, un grupo comercial que representa a Apple, Google, Amazon y otros, afirmó incluso que “abrir la reparación” podría poner en riesgo a los consumidores.

“Permitir a terceros no certificados tener acceso a información de diagnóstico delicada, software, herramientas y partes pondría en riesgo la seguridad de los dispositivos de los consumidores y pondría a los clientes en riesgo de fraude”, dijo en una declaración Carl Holshouser, un ejecutivo de TechNet. Sin embargo, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por su sigla en inglés) de EEUU concluyó que es escasa la evidencia para respaldar las justificaciones de los fabricantes para las restricciones a las reparaciones.

En mayo, la FTC publicó un informe en el que reconoce que las firmas tecnológicas afectan la competencia, al restringir las reparaciones.

Competencia

Además, recientemente, el presidente Joe Biden instruyó a la FTC para que limite la posibilidad de los fabricantes de teléfonos para poner trabas a la autorreparación o a la reparación por servicios técnicos de terceros.

Lo hizo el 10 de julio, al firmar un decreto con 72 iniciativas para “realizar mejoras concretas en las vidas de la gente”.

“El corazón del capitalismo estadounidense es una idea sencilla: la competencia abierta y justa”, dijo al suscribir la norma, dirigida a varias agencias del gobierno, entre ellas la FTC.

“La competencia mantiene la economía en movimiento y la hace crecer. La competencia justa es la razón por la que el capitalismo ha sido la mayor fuerza del mundo para la prosperidad y el crecimiento”, agregó. [/privado]