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Las profundas marcas de racismo en la sociedad brasileña

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El linchamiento de un refugiado congoleño, el asesinato de un joven negro por su vecino (un militar de la Marina que lo confundió con un ladrón) y los gritos de «mono» lanzados por la hinchada de Fluminense a la estrella del Flamengo, el artillero Gabigol, en el campeonato carioca, fueron tres últimos episodios ocurridos en Rio de Janeiro que revelan el racismo estructural de Brasil. Pero estos hechos se suman a otras muestras de discriminación y prejuicio de los últimos días en el país vecino, una de las cuales involucró al presidente Jair Bolsonaro.

«La carne más barata del mercado es la carne negra», dice la letra de Carne, una de las canciones más famosas de Elza Soares, la cantante fallecida el 20 de enero a los 91 años y que vivió personalmente la desigualdad racial y social de Brasil, último país de Occidente en abolir la esclavitud (13 de mayo de 1888) luego de tres siglos de comercio y tráfico de seres humanos desde Africa.

El domingo pasado, después de la derrota por 1-0 ante Fluminense por el campeonato carioca, Gabriel Barbosa Almeida, más conocido como “Gabigol”, campeón de la Copa Libertadores 2019 y uno de los favoritos para integrar la selección brasileña en el Mundial Qatar 2022, fue llamado «mono» desde la platea del «Flu».

«¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo ocurrirá esto sin que nadie sea sancionado? Jamás me silenciarán, es inadmisible que pasemos por eso. Tengo orgullo de mi raza, orgullo de mi color», escribió Gabigol en las redes sociales tras la agresión.

En la misma línea se pronunciaron Flamengo y Fluminense, con intenciones de identificar y sancionar al agresor para que sea sacado de las canchas.

En Brasil, 54% de la población es afrodescendiente, según el Instituto de Geografía y Estadística (IBGE) pero la desigualdad también está marcada por la herencia de la esclavitud, cuya finalización no incluyó ningún plan para los ex esclavos, quienes a inicios del siglo XX comenzaron a buscar tierras urbanas en la cima de los morros, dando inicio a la confomación de la favelas.

Asesinato y protestas

El Comité Nacional de Refugiados del Ministerio de Justicia y el de Relaciones Exteriores anunciaron la creación de un Observatorio de Violencia contra los Migrantes, como una reacción al caso del homicidio del refugiado congoleño Moise Mugenyi Kabagammbe, de 24 años, por el cual están detenidas tres personas.

Kabagammbe había llegado a Brasil en 2011 huyendo de la guerra civil de su país. El asesinato fue filmado por las cámaras de seguridad de la municipalidad de Río enfrente al bar de playa Tropicalia, en Barra de Tijuca, donde trabajaba eventualmente.

El joven había ida a reclamar el pago de dos días de trabajo atrasados y fue golpeado con patadas, trompadas y con un bate de béisbol, para luego ser atado a un palo. Falleció antes de llegar al hospital.

El intendente de Río, Eduardo Paes, le quitó la concesión del bar a los agresores y se la pasó a la familia de la víctima, como respuesta al reclamo de justicia realizado en 15 capitales del país.

El caso del congoleño tuvo repercusión en el Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país, donde el juez Gilmar Mendes vinculó el crimen del refugiado al accionar de las bandas parapoliciales en la zona oeste de Río de Janeiro, que dominan parte de la vida económica de las comunidades y barrios pobres y le disputan el poder a los narcos de las favelas.

La ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, la pastora evangelista Damares Alves, dijo que su cartera está tomando «medidas» tras la muerte del congoleño y se quejó de que la prensa buscara un pronunciamiento de ella sobre el asunto.

Armas en al sociedad

El pasado miércoles 2 de febrero en São Gonçalo, Gran Rio de Janeiro, el trabajador de supermercado Durval Teófilo Filho, de 38 años, fue asesinado de tres tiros por su vecino, el sargento de la Marina Aurelio Bezerra. Teófilo Filho buscaba sus llaves para entrar al edificio en la vereda, pero el militar dijo que pensó que iba a sacar un arma. Dijo que lo confundió con un ladrón porque era negro.

Al respecto, Ignacio Cano, sociólogo del Laboratorio de Violencia de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ), sostuvo que Brasil tiene una sociedad en la cual la raza ocupa un papel importante y es posible que esto pueda haber influenciado al militar de la Marina.

«La gente armada actúa bajo sospecha permanente y este es uno de los casos de una sociedad que está armada», dijo el sociólogo.

Según datos del Atlas de la Violencia y Seguridad Pública lanzado en agosto pasado, la chance de un negro ser asesinado en Brasil es 2,6 veces superior a la de un no negro.

En una entrevista con el diario Folha de São Paulo, la activista del movimiento feminista negro y ex Defensora Pública del estado de Bahía, Vilma Reis, dijo que los dos homicidios recientes del refugiado y el trabajdor de supermercado muestran que el racismo «está en carne viva».

«El racismo en Brasil es un racismo de origen, es un racismo de marca. Y los negros cargamos estas marcas en el cuerpo, con nuestro color, nuestro cabello. Así como se banaliza la vida de un joven congoleño también ocurre lo mismo con los hombres y mujeres negras, la juventud negra, indígenas y gitanos», dijo la socióloga.

Según ella, existe en Brasil un «negacionismo permanente del racismo» para evitar profundizar el debate.

Sin embargo, la discriminación contra los negros no es la única que exhibe Brasil. El domingo, el presidente Jair Bolsonaro defendió las leyes y decretos a favor de la liberación de armamento para uso privado mientras asistía a un club de tiro en Brasilia.

La cita de la agenda oficial generó un intercambio en redes sociales entre el presidente y un youtuber en el cual el mandatario hizo una velada amenaza disfrazada de broma. 

Bolsonaro afirmó que no sería difícil dar en el blanco si tuviera que dispararle a un famoso youtuber, al que llamó «gordito», quien lo había criticado por no saber manipular un arma durante una visita realizada el domingo a un club de tiro de Brasilia.

El influencer digital y youtuber Caué Moura publicó un post con un video en el cual se ve a Bolsonaro, ex capitán del Ejército, teniendo dificultades para disparar con una pistola automática en el club de tiro. 

«El capitán mentecato no sabe ni disparar», escribió Moura en el video, en el que se ve al instructor y a Carlos Bolsonaro, hijo del presidente, sugiriendo al mandatario quitarle el seguro el arma para poder disparar.

En Twitter, Bolsonaro le respondió el video de Moura: «Confieso que no estoy como para disputar una Olimpíada, pero en una eventual invasión de propiedad si el blanco fuera un gordito de tu tamaño, no sería tan difícil acertar».

Bolsonaro publicó en el posteo un papel con la marca de disparos con la que hizo su práctica en Brasilia.

También recientemente se generó una fuerte controversia por las declaraciones del presentador y youtuber Bruno Aiub (conocido como “Monark”), quien reivindicó en un podcast la existencia de un partido nazi en Brasil. “La izquierda radical tiene mucho más espacio que la derecha radical, en mi opinión. Los dos tienen que tener espacio. Estoy más loco que todos ustedes. Creo que los nazis tienen que tener el partido nazi, reconocido por ley”, afirmó el youtuber, que defendió el “derecho” de ser antisemita.

Por la polémica que generó la declaración, la empresa responsable de la plataforma en la cual Aiub tenía el programa eliminó el episodio y rompió el contrato con el presentador. El influencer ensayó una disculpa y afirmó que estaba ebrio cuando hizo los comentarios que fueron repudiados por centenares de organizaciones de derechos humanos de Brasil.

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