En Argentina, Unilever anunció que comenzará a aplicar cuatro días laborales. Hay proyectos de ley al respecto con estado parlamentario y el tema resurgió tras la decisión de la multinacional. La carga horaria se discutió en países como Bélgica, que aunque implementó el sistema de tres jornadas de descanso optó por no reducirla. En España, sus impulsores plantean la necesidad de bajarla
En febrero, luego de varios meses de debate, Bélgica puso en marcha la semana laboral de cuatro días con alargamiento de jornada, que pasó de siete horas y media a nueve horas y media diarias (ampliables a 10, previo pacto entre empresas y sindicatos).
La propuesta, que comenzó a analizarse en 2021, la formuló el partido liberal flamenco Open-VLD, dentro de un catálogo de iniciativas de reforma laboral del Poder Ejecutivo, con el fin de aumentar la tasa de empleo.
La idea se discutió en las negociaciones del Presupuesto 2022 entre la coalición de siete fuerzas, de la que forman parte también socialistas, democristianos y verdes.
En un principio, el plan del grupo del primer ministro Alexander de Croo no generó consenso ni el seno del gobierno ni entre la patronal y los sindicatos.
Sus defensores, entre quienes figuran los liberales francófonos del Movimiento Reformador, argumentaron que un día libre más a la semana permitiría armonizar la vida profesional con la laboral.
También señalaron como ventajas que reduciría el riesgo de problemas mentales asociados al trabajo y que sería positiva para el medio ambiente, por la merma de los desplazamientos.
En tanto, sus críticos apuntaron al hecho de que aumentaría la carga de tareas diarias, con su consiguiente incidencia en la productividad. Por eso, la cantidad de horas semanales fue uno de los temas más debatidos.
Finalmente, los partidos de la coalición gobernante pactaron implementar la modificación y pasó el trámite parlamentario.
Se trata de una modalidad optativa para los trabajadores. Otra posibilidad que tienen es laborar menos durante una semana y compensarlo con más tiempo la siguiente.
En ambos supuestos, la elección es un derecho. Si el dependiente quiere ejercerlo, debe solicitárselo a su empleador, quien en caso de negarlo tiene que justificar su posición.
Si hay un acuerdo entre ambas partes, lo convenido rige seis meses.
Junto a la opción de permitir a los empleados reclamar una jornada de trabajo de cuatro días se incluyó el derecho a la desconexión digital. Desde la sanción de la iniciativa, pueden ignorar los mensajes de sus jefes en sus días libres sin consecuencias.
Europa
La posibilidad de reducir la semana laboral no es nueva en Europa y la idea ganó terreno en la fase más dura de la pandemia, que demostró que es posible organizar el trabajo de modo diferente.
Hace un año, en España, la multinacional de moda Desigual introdujo la semana de cuatro días con reducción de salario para sus trabajadores, una tendencia que exploran otras empresas, grandes y pequeñas.
Entre 2015 y 2019, Islandia redujo el tiempo de trabajo en la Administración pública de 40 a 35 horas semanales, repartidas en cuatro días y sin reducción de sueldo.
La iniciativa fue acompañada con pautas para mejorar la productividad, como acortar las reuniones y suprimir tareas poco útiles.
Según el centro de estudios Anatom, mejoró el bienestar de los empleados. Además, reportó que la productividad se sostuvo.
Los datos llevaron a los sindicatos a negociar la reducción de jornada para más del 85% de la fuerza laboral islandesa, que a la fecha trabaja menos horas o puede solicitar el nuevo modelo laboral.
Mujeres
A su turno, algunos partidos de Bélgica pidieron que se siguiera la línea de Islandia, aunque finalmente la carga horaria semanal se mantuvo.
La Federación de Empresas de Bélgica rechazó reducir el tiempo de trabajo manteniendo el salario pero se mostró dispuesta a dar mayor flexibilidad en ciertos casos. “Repartir un tiempo completo en cuatro días podría ser una solución para las mujeres, que con frecuencia tienen que trabajar media jornada para compaginar vida profesional y familiar”, declaró en su momento la entidad.
Por su parte, los gremios alegaron que la iniciativa suponía un aumento del trabajo diario y argumentaron que reduciría la productividad, dispararía los riesgos en oficios peligrosos y alargaría hasta 11 horas el tiempo fuera de casa si se tenía en cuenta el trayecto, algo que complicaría la vida de las personas con hijos escolarizados.
No obstante, todos se abrieron a negociar y lo hicieron.
Diferencia
Cabe destacar que la diferencia entre el sistema belga y propuestas como la lanzada en España por Más País es que el primero no supone rebaja de carga horaria semanal.
El proyecto del partido que dirige Íñigo Errejón también implica la reducción de horas laborales.
Recientemente, el cofundador de Podemos reiteró sus propuestas en materia de mercado laboral. Lo hizo con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, el 10 de octubre pasado, en una entrevista.
Según Errejón, gran parte de los problemas y trastornos de salud mental están relacionados con la precariedad económica que viven las familias.
Simplificó bastante el asunto y planteó “trabajar menos, drásticamente, y cobrar lo mismo”.
Desde 2020 defiende la regulación de una semana laboral de cuatro días y menor carga horaria por jornada sin merma de remuneración.
Con ese esquema, el plan del podemita debería contemplar cómo aumentar la productividad porque, si baja, impactará en la rentabilidad y, como consecuencia, en la inversión y en la generación de empleo.
No obstante, declaró que “cada vez las máquinas hacen más actividades que antes hacían los humanos”, estimó que eso no se tradujo en más horas libres e interpretó que “ese tiempo es más beneficio para los de arriba y más agobio para la inmensa mayoría”.
Pese a la lectura del dirigente, los países que tienen más niveles de productividad -en buena medida, por contar con más maquinaria y tecnología– tienen jornadas laborales reducidas.
Por otra parte, las horas trabajadas mermaron significativamente en las últimas cinco décadas, entre 1970 y 2020, la producción se disparó y las condiciones laborales mejoraron.
“Bien escaso”
El debate en torno a modernizar la normativa está abierto. Hay dos iniciativas en el Congreso que apuntan a reducir las horas de la jornada. Los redactaron los diputados del Frente de Todos (FdT) Hugo Yasky y Claudia Ormachea.
Tienen estado parlamentario y fueron remitidos para su evaluación al grupo de asesores de diputados que integran la Comisión de Legislación del Trabajo.
En agosto de 2021, Yasky presentó un proyecto para reducir de 48 a 40 horas la semana laboral en todo el país.
El legislador afirmó que el esquema de cuatro días se trabajo se aplicaría “sin bajar salarios” para “distribuir más equitativamente un bien escaso como el empleo”.
Sostuvo que Argentina tiene una de las jornadas laborales más extensas, de 48 horas semanales, fijada hace más de un siglo por la OIT.
Entre los fundamentos del articulado que redactó consignó que de acuerdo a la OIT “los horarios largos o que no permiten tener vida social son, entre otros, un factor de riesgo psicosocial”.
En esa línea, alega que la reducción de la jornada laboral implica “un aumento de los beneficios para el sector empleador” e interpreta que “verá incrementada la productividad marginal del trabajo” a partir de aquel acortamiento.
Yasky aseveró que si su propuesta se convierte en ley “habría una mejora significativa de las condiciones laborales” y “aumentará la producción por trabajador, permitiendo un aumento de la rentabilidad empresarial”.
El texto contempla que la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o 40 horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro.
De aprobarse, se aplicaría a personal del ámbito público y privado y de organizaciones no gubernamentales y fundaciones, pero no en negocios o empresas familiares.
El legislador argumentó que muchos países aplicaron la reducción y citó los buenos resultados de Islandia.
El proyecto de Ormachea es más reciente: data del 2 de marzo de este año.
Establece que la duración del trabajo no podrá exceder de seis horas diarias o 36 semanales “para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”.
Agrega que la “jornada máxima diaria salubre” podrá ser ampliada a siete horas diarias siempre que las tareas se desarrollen exclusivamente entre lunes y viernes.
La norma no comprende a los establecimientos en que trabajen solamente miembros de la familia del jefe, dueño, empresario, gerente o director.
Desarrollo Productivo
Cabe recordar que cuando Yasky promovió su iniciativa y sectores de izquierda pedían esquemas similares durante la campaña electoral, el por entonces ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, pidió cautela.
“Si uno quiere resolver esto en cinco minutos, lo más probable es que se generen más problemas de los que se quieren resolver”, valoró.
Kulfas advirtió que en muchos de los países donde se implementó bajó el salario y consideró que una medida así en Argentina es “impensable” porque no se tienen “salarios altos” para que “todos trabajen menos”.
“Seguramente muchas empresas pueden absorber ese costo pero también seguramente muchas pymes no”, sentenció.
También manifestó que en un escenario inflacionario existe el riesgo de que si se reforma la jornada “de golpe”, el mayor costo laboral se traslade a los precios.
Región
En la región, Colombia avanza con el análisis de una posible reducción de la jornada laboral actual de 48 a 42 horas semanales.
La idea es que sea gradual; es decir, que cada año bajen dos horas, desde 2023 y hasta 2026, hasta llegar a las 42 que prevé el proyecto.
En tanto, en Chile, a fines de junio, la Cámara de Diputados admitió la iniciativa que busca extender a tres los días de descanso semanal.
UIA
En agosto pasado, la UIA expresó su preocupación por los proyectos que estudia la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara Baja.
Considera que impactarán negativamente en la generación de empleo formal, en los niveles de producción y en los costos de empresariales.
“En un contexto nacional e internacional que requiere políticas y consensos para dinamizar la actividad económica, Argentina necesita construir una agenda que potencie todos sus activos”, subrayó en el comunicado que difundió hace dos meses.
Expuso además que la emergencia sanitaria, vigente hasta diciembre, más el conflicto bélico en Ucrania, sumaron mucha más presión para las familias argentinas y las compañias, por las condiciones de la economía local.
Para la organización, entre otros asuntos bajo estudio legislativo, como el incremento de los plazos de prescripción de dos a tres o cinco años; la reducción de la jornada de trabajo y la prohibición de acordar jornadas a través de la negociación colectiva “no dan respuesta a los desafíos urgentes que Argentina tiene por delante”.
Bajo esa premisa, manifestó que los proyectos no resuelven los dilemas que presenta el contexto social, como reducir la informalidad que “desprotege a los trabajadores, incrementa la competencia desleal, desfinancia al Estado y direcciona la carga tributaria sobre los sectores formales de la economía”.
“Priorizar agendas que dificultan la generación de empleo formal separa al país de un objetivo prioritario: iniciar un camino hacia el desarrollo social, económico, productivo y sustentable”, agregó.
El documento estima que hay que priorizar transformar la reactivación económica en crecimiento sostenido, conjugando producción y generación de empleo en el sector privado “como motor de desarrollo con inclusión social”.
Multinacional
La semana pasada, la empresa de consumo masivo Unilever, que fabrica productos de las marcas Cif, Dove, Rexona y Sedal, entre otras, anunció que el personal administrativo tendrá una semana laboral de cuatro días una vez al mes.
Se trata de la primera filial latinoamericana de la compañía en lanzar ls iniciativa, que impacta sobre 1.200 personas.
Melina Cao, jefa de Recursos Humanos de Unilever Argentina, dijo que la medida es un paso más de la “cultura flexible” que la empresa vieve construyendo desde hace más de 10 años y estimó que un “modelo ágil” le otorga un mayor bienestar a nuestros sus equipos.
La experiencia de Unilever no es la primera de una empresa grande en el país. La filial local de la multinacional japonesa Ricoh, que tiene unos 200 empleados, comenzó a probar hace meses la jornada de cuatro días manteniendo el sueldo de sus trabajadores.
Además, el año pasado, la firma mendocina de desarrollo de software y consultoría Midas también redujo la semana laboral de cinco a cuatro días, manteniendo el salario de sus casi 70 empleados y sin incrementar la carga horaria.
Tratamiento
Luego de que trascendiera la decisión de Unilever, Yasky declaró: “Ahora que lo plantea una multinacional lo van a mirar con otros ojos”.
El dirigente de la CTA explicó que el oficialismo planea unificar su iniciativa con la de la diputada Ormachea (de La Bancaria) y no descarta su tratamiento. “La idea es empezar a reducir las jornadas”, dijo.
“Creo que esto que está planteando la empresa Unilever que es la posibilidad de reducir un día, paradójicamente contra el prejuicio de muchos empresarios, funciona”, señaló.
También dijo que en el mundo se está aplicando sin bajar salarios, porque se comprobó que la productividad no decrece.
Yasky alegó que se produce lo mismo, con tiempos más breves y mejores condiciones psicolaborales y con ahorros para la empresa en materia de energía y de logística.
Estudio
Hace un mes se difundieron los resultados de un estudio sobre 70 empresas de distintos rubros en el Reino Unido, con más de 3.300 empleados en total, que establecieron la “semana corta” a prueba desde junio.
Aunque quedan dos meses más por delante para evaluar el esquema -tanto para la productividad de los empleados como para la de los negocios- hay resultados positivos.
Los datos preliminares del análisis -realizado por, entre otros, la Universidad de Oxford, el Boston College y la Universidad de Cambridge- plantean que aplicar la semana laboral de cuatro días puede ser mejor para todas las partes.
Asimismo, destacan la importancia de aplicar pruebas piloto para detectar los problemas de la semana laboral de cuatro días en cada sector e industria.
El 88 por ciento de los encuestados afirmó que la nueva modalidad “está funcionando bien para su negocio” y el 86 por ciento aseguró que “es extremadamente probable o probable” que consideren mantenerla.
El informe también refleja que el 46 por ciento de los encuestados sostuvo que la productividad de su negocio se mantuvo.
El relevamiento concluyó que se recopilaron “lecciones valiosas para algunas organizaciones que se esfuerzan por cambiar décadas de culturas y sistemas de trabajo arraigados”.
Ford
Uno de los pioneros en establecer menos días laborales -en esa época, fijando el sábado y el domingo como jornadas libres para los trabajadores- fue el fabricante de autos estadounidense Henry Ford, en 1926.
Ford impulsó el sistema porque estaba convencidos que el descanso durante el fin de semana haría más productivos a sus empleados. También lo propició como una manera de bajar el ausentismo y para mejorar la eficiencia.
Poco después, considerando los avances tecnológicos, el economista John Keynes sostuvo que la semana laboral sería de 15 horas.
Casi un siglo después, su predicción no se cumplió pero se experimenta con reducciones.
Incluso, en Nueva Zelanda hay una organización llamada “4 day week” que promueve la semana laboral de cuatro días.
Según su fundadora y CEO, Charlotte Lockhart, los negocios que la ponen en marcha reportan un aumento de la productividad.