Los salarios formales sumaron tres meses por debajo de la línea de pobreza

La situación no registra precedentes desde que se mide la serie, en julio de 1994. Incluso tras la crisis posconvertibilidad, los haberes medidos en el Ripte estuvieron, aunque apenas, por encima de la Canasta Básica Total (CBT). En diciembre de 2013, último dato tras el “apagón estadístico”, los salarios formales se ubicaban 390% por sobre la pobreza

Los salarios de los trabajadores registrados que mide el Ministerio de Trabajo a través del

Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), volvieron a caer en términos reales en febrero y sumaron una baja a valores constantes de 24% en los últimos cuatro meses.

Sin embargo, aunque el dato de por sí es preocupante, hay otra comparación que también muestra la crudeza de la crisis: los salarios medidos en el Ripte se ubicaron por tercer mes consecutivo por debajo de la Canasta Básica Total (CBT) que releva el Indec, esto es bajo la línea de pobreza.

El dato cotejado por Comercio y Justicia , no tiene precedentes, al menos desde julio de 1994, fecha en que se comenzó a medir el salario promedio de los trabajadores registrados.

De hecho, ni siquiera en los meses tras la caída de la convertibilidad, los haberes medidos en el marco del Ripte, tuvieron un desempeño por debajo de la línea de pobreza.

Caída real de los ingresos

Por lo pronto y conocido el dato de febrero en las últimas horas, el poder adquisitivo de los salarios cayó casi 24% entre noviembre y febrero. Con esos datos, el sueldo promedio quedó por debajo incluso de los registrados durante la crisis posterior a 2001.

En febrero, los ingresos relevados en el Ripte fueron de 619.007 pesos, más de 70 mil pesos por debajo de la CBT que, según el Indec, se ubicó en 690.901 pesos.

Hay que recordar que el Ripte mide el salario imponible sujeto a aportes, o sea que son salarios brutos. De esta forma, el haber de bolsillo o neto es aún menor al reportado por el Gobierno.

En febrero, los salarios registrados -incluye el sector público y el privado-, subieron 11,5% contra la inflación del 13,2% en ese mes.

De esta manera, durante el segundo mes de 2024 se profundizó la caída de los salarios formales. Desde noviembre a febrero, los salarios perdieron 23,9%, los peores cuatro meses en la historia del indicador.

Por su parte, en 2023, el salario promedio finalizó en 484.298,40 pesos, cifra que representó un crecimiento de 149,4% frente al valor que presentaba a finales de 2022 (194.175,11 pesos). La inflación en 2023 cerró en 211,4%. Así, la diferencia representó una pérdida del poder adquisitivo de 20% para los 10 millones de trabajadores formales del sector público y privado que contempla el Ripte.

Ingresos de pobreza

Otra forma de medir la pérdida del poder adquisitivo del salario es compararlos con la Canasta Básica Total (CBT) que mide el límite de la pobreza.

En ese contexto, el dato de febrero es el más extremo respecto a la diferencia con la CBT.

En enero, en tanto, el Ripte había marcado un haber promedio de 555.269 pesos frente a los 596.823 pesos de la CBT, mientras que en diciembre, los salarios fueron de 484.298 pesos frente a los 495.798 del límite de la pobreza.

Recién hay que remontarse a noviembre para revertir el panorama. Entonces, los salarios 447.079 pesos, mientras la pobreza se ubicó en 390.456 pesos.

El proceso de deterioro de los sueldos fue vertiginoso. En octubre, por ejemplo, los salarios eran de 420.706 pesos y la canasta de 345.295 pesos, o sea 75 mil pesos menor a los haberes promedio.

En definitiva, en cinco meses la situación pasó de una diferencia a favor de 75 mil pesos a un déficit de más de 70 mil pesos, siempre respecto a la CBT.

Fechas emblemáticas

La pérdida del poder adquisitivo del salario y su caída por debajo del límite de la pobreza habla a las claras del impacto de la crisis por la que atraviesa desde hace tiempo el país.

Por ejemplo, en febrero de 2020, el mes previo a la pandemia, el Ripte marcaba 56.386 pesos frente a 40.789 pesos de la CBT.

Más atrás en el tiempo, previo a la crisis de 2018 y en el mejor momento de la gestión de Mauricio Macri, en mayo de 2017, los salarios promedio eran de 23.469 pesos, casi 10 mil pesos por encima de los 14.664 pesos de la canasta.

En tanto, en junio de 2016, último dato disponible de la nueva serie cuando el Indec retornó las mediciones luego de la discontinuidad de algunos indicadores de los años previos, los salarios eran de 17.691 pesos y la canasta de 12.182 pesos.

Previo al apagón estadístico, el último dato disponible fue el de diciembre de 2013.

Entonces, el Ripte mostraba un promedio de 8.743 pesos y la canasta alcanzaba los 1.783 pesos. Fue la mayor diferencia registrada desde que se registra la medición.

Mientras, en diciembre de 2011, cuando Cristina Fernández asumió su segundo mandato, los haberes eran de 5.280 pesos y la canasta de 1.404 pesos.

En paralelo, en diciembre de 2007, cuando Cristina juró por primera vez como presidente, los sueldos eran de 2.042 pesos y la CBT de 954 pesos.

La peor relación entre salarios y canasta se produjo en abril de 2022 cuando los salarios eran de 889,9 pesos y la canasta de 718 pesos. Aún así, los haberes registrados por el Ripte eran mayores a la pobreza.