El GNC tendrá su peor año en la historia: ¿hay futuro para el negocio?

En agosto, las conversiones informadas por el Enargas fueron apenas 733 en Córdoba, cifra sin precedentes desde que se inició la serie estadística, en 1998. Mientras tanto, en el acumulado anual hasta el octavo mes de 2023, anotó sólo 5.475 y se encamina a ser el año de menor cantidad de traspasos. Hoy, la nafta súper cotiza sólo 60% por sobre el GNC, cuando en 2014 llegó a 172%. La actualidad del negocio, vista por los estacioneros y los instaladores. ¿Hay perspectivas positivas en el corto plazo?

Las conversiones de vehículos a Gas Natural Comprimido (GNC) fueron en agosto pasado apenas 733 en Córdoba, el registro más bajo desde 1998, cuando el Enargas comenzó a publicar la serie.

En tanto, en el acumulado enero-agosto, el número de traspasos llegó a 5.475 y se encamina a cerrar el año con la menor cifra en la historia.

La baja, que en rigor ya se venía observando desde las 27.262 conversiones anuales en 2017, último pico, luego del cual se sucedieron mermas que se profundizaron en los últimos dos años, están relacionadas, en buena medida, con la reducción de la diferencia entre el precio del litro de nafta súper y el del metro cúbico de GNC, que precisamente hoy se encuentra en el mínimo histórico.

Concretamente, en la actualidad, tomando como referencia la nafta súper de la petrolera estatal YPF en la ciudad de Córdoba, la distancia es de sólo 60% respecto al GNC.

Efectivamente, hoy el litro de súper se ubica en 288,5 pesos mientras el de gas subió a 179,9 pesos en la mayoría de las estaciones de la capital. Ese valor estaba tres meses atrás en 100 pesos y la brecha con la súper rondaba el 100%.

En tanto, en septiembre de 2014, año en el que el número de traspasos llegó a 43.166, la brecha era de 172% , es decir, la nafta súper costaba 13,61 pesos y el GNC, 4,99 pesos, aunque había estaciones que lo vendían por algunos centavos menos.

Es evidente que, cuando la distancia entre los combustibles líquidos y el gas se acorta, las conversiones tienden a disminuir.

Sin embargo, no es ése el único motivo . En los últimos años, el avance tecnológico en la industria automotriz trajo al mercado vehículos mucho más eficientes en el consumo de combustible.

De hecho, autos de baja cilindrada -pero con motores no menos potentes- aparecen entre los más vendidos en el país.

Diez o 15 años atrás, la situación era diferente y la eficiencia en el consumo no era la misma. Ni hablar hacia atrás. No obstante, los equipos de GNC hoy también son más eficientes.

Como fuere, un conjunto de factores incidieron para que las conversiones fueran en descenso.

Respecto a los números, el récord anual de traspasos se produjo en 2003, a poco de salir de la crisis posconvertibilidad, cuanto se contabilizaron 49.858 operaciones en el año y 4.602 en septiembre, siempre en Córdoba. Sin embargo, el valor más alto en un mes fue en septiembre de 2014, con 4.654 conversiones.

Flota en descenso

Con ese panorama, no extraña que también haya caído la flota de vehículos impulsados a GNC en Córdoba.

Siempre de acuerdo con información del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) , el número de unidades con GNC en agosto pasado era de 279.722, casi 13 mil menos que las 292.522 que había en enero.

Es decir, en apenas ocho meses, hubo una fuerte reducción del parque impulsado a gas.

El récord se había alcanzado en mayo de 2022 con 301.608 vehículos con GNC .

En definitiva, en poco más de un año, la flota cayó en 21 mil unidades.

Para encontrar una cifra similar a la actual hay que remontarse a noviembre de 2020. Sin embargo, previo a esos meses, el parque siempre fue superior a las 279 mil de este año. Recién desde 2018 y hacia atrás, los números se situaron por debajo.

¿En cuánto tiempo se amortiza hoy?

La baja de las conversiones producto de la reducción de la brecha entre la nafta súper y el GNC como causa principal, obedece a una ecuación muy sencilla: en qué plazo se amortiza la compra e instalación de un equipo de GNC en un vehículo.

Años atrás, para un automovilista que recorría 1.500 kilómetros por mes en promedio, la inversión se amortizaba en un plazo de entre seis y ocho meses.

Hoy, con los valores de la nafta y del gas en su punto más cercano y en función del precio de un equipo de quinta generación con un tubo de 10 metros cúbicos que tiene un costo de 300 mil pesos “llave en mano”, la amortización se logra sólo en 18,5 meses , esto es más de un año y medio. Demasiado tiempo para muchos que optaron por vehículos con sus motores originales nafteros y ciertamente eficientes.

Es cierto que los equipos no subieron como otros bienes que años atrás tenían igual valor.

“Un equipo siempre costó unos mil dólares al valor del blue . Hoy está a la mitad o menos”, señaló a Comercio y Justicia Marcelo Zanoni, titular de la Cámara de instaladores en Córdoba y con basta experiencia en el rubro.

En tanto, un equipamiento similar aunque con un tubo de 14 metros cúbicos, se ofrece a un precio de 340.600 pesos, en todos los casos con la posibilidad de abonarlo en cuotas por medio de diferentes planes vigentes.

Como fuere, más allá de que el precio de los equipos no haya subido al ritmo de otros productos, la inversión sólo se cubre en un plazo hasta tres veces superior al que se cancelaba años atrás, punto clave a la hora de decidir avanzar con la erogación.

En tanto, Ariel Palomeque, de Nova GNC, coincide en que el panorama hoy no es el mejor aunque considera que la ecuación hay que hacerla con un vehículo que recorre 22 mil kilómetros por año, a la vez que considera que el por metro cúbico -e, incluso, por litro de nafta- debería tomarse como promedio más de 10 kilómetros de recorrido.

En ese marco, asegura que hoy un equipo cubre en poco más de un año , el doble que tiempo atrás. Al mismo tiempo, señala que hoy la mayoría de los vehículos nuevos tiene recomendado consumir nafta premium, mucho más costosa que la súper. La ecuación mejora entonces para el GNC .

Por qué se redujo la diferencia

En cuanto a uno de los puntos claves de la baja de las conversiones, esto es la brecha cada vez más acotada entre la nafta súper y el GNC, el panorama llegó producto de un elemento básico: la decisión del Gobierno de mantener controlados los precios de los combustibles líquidos en detrimento del GNC, cuyo valor es libre y se expende a tenor del costo real del insumo y con precios que varían en función de la mayor o menor competencia que haya en el mercado.

De hecho, los valores que se manejaban en la ciudad de Córdoba eran hasta pocos meses atrás muy inferiores a los que se pagaban en el interior. A la inversa, el GNC se vende en la ciudad de Córdoba a un valor mucho más elevado que el que se paga en el Área Metropolitana del Gran Buenos Aires.

Por su parte, los combustibles líquidos se mantienen bajo el estricto control estatal y subieron muy por debajo de la inflación. “En algún momento esa dinámica va a cambiar”, coinciden en el sector; caso contrario, podría haber desabastecimiento cuando se genere mayor demanda.

Conclusión: si bien hoy la coyuntura no favorece como antes al GNC, la expectativa es que la situación cambie. “Es un combustible más sustentable, a diferencia de los líquidos, cuyo uso debería ir en declive con el tiempo en función de los objetivos de desalentar el cambio climático”, concluyó Palomeque.

Ariel Palomeque (Nova GNC)

“Hay que facilitar el crédito; el cambio seguirá siendo conveniente”

La caída en la producción de gas en el país, pese a su potencial, llevó a que -durante años- el insumo debiera importarse en parte, en muchos casos a precios en dólares muy elevados como tras la guerra entre Ucrania y Rusia.

Sin embargo, con la explotación de reservas de gas no convencional y el desarrollo de proyectos offshore, que parecen tener incluso más potencial que Vaca Muerta, Argentina se está posicionando como una de las principales potencias mundiales en gas natural. La clave ahora es cómo transportar este gas desde los yacimientos hasta los consumidores finales. La construcción de nuevos gasoductos representa un hito en la estrategia energética nacional. Pasaremos de ser importadores a exportadores.

¿Por qué es relevante todo esto? Porque ahora que el gas comienza a ser abundante, Argentina necesita una estrategia efectiva para su consumo. El GNC ofrece la ventaja de un consumo estable y sin fluctuaciones estacionales, lo que facilita la planificación.

Actualmente, los proyectos buscan fomentar el uso de GNC en el transporte. Además de los ahorros en divisas por la reducción de las importaciones de gas y combustibles refinados, el GNC es el combustible fósil con el menor impacto ambiental. En conclusión, el GNC se presenta como el combustible del futuro para Argentina, un recurso que no sólo mejora nuestra balanza energética sino que también promueve la soberanía y el bienestar de la población.

Los vehículos eléctricos, aunque prometedores, siguen siendo una opción costosa.

Con relación al contexto actual del sector, lo primero que tenemos que entender es que a nivel de interés público, 2023 es un año muy superior a años anteriores (2015 a la fecha). Traducido en términos prácticos, hubo muchas consultas para instalar equipos.

Sin embargo, los números de conversiones fueron en baja producto de valores de los combustibles líquidos topeados y muy por debajo del precio en dólares en la región.

Esta disparidad en los precios hace que el costo del GNC parezca muy alto con respecto al precio de la nafta pero la realidad es que el combustible líquido está muy atrasado.

Asimismo, si bien la nafta súper más barata está en 288,5 pesos en YPF, en otras petroleras llega a 310 pesos y la nafta premium hasta 388 pesos.

El ahorro sigue siendo muy significativo para las familias de ingresos medios o bajos.

El desafío es contar con crédito accesible para que los interesados puedan acceder a la compra de un equipo, situación que existía años atrás. Hoy las tarjetas de crédito están al límite.

En resumen, el acceso limitado al crédito está frenando la adopción masiva de GNC en Argentina, a pesar del creciente interés y la necesidad de alternativas de combustible más sostenibles y económicas.

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Marcelo Zanoni (Cámara de Instaladores de GNC)

“Vamos a tener un aluvión de conversiones, como en 2014”

El precio del GNC se mantiene hoy en un valor actualizado, ya que los estacioneros compran el producto en boca de pozo al valor del día, pagan el resto de la cadena que es la distribución y el transporte y eso lleva a que el gas llegue a la puerta de la estación, por intermedio de un compresor y, más allá de los costos operativos e impositivos, determina que el valor en surtidor sea el que hoy se observa en el mercado.

Muy distinto es lo que corresponde a los productos líquidos y el mercado, que tienen los productos en el rubro naftas o gasoil, en donde el precio está totalmente retrasado respecto del valor que realmente debería tener en la actualidad.

Los combustibles líquidos en la región tienen un valor que, traducido en pesos, se ubica entre mil y 1.500 pesos el litro.

En Argentina, el precio que se paga en el surtidor surge de las diferentes subvenciones e intervenciones del Estado que para no generar más inflación de la que ya tenemos, “pisa” el precio de la nafta, particularmente de la súper.

Esta política provoca que los cupos de producción de nafta se resientan. Es que ese combustible es un producto que necesita elaboración para llegar a la estación porque el petróleo para convertirse en nafta necesita un conjunto de componentes y derivados del petróleo, todos importados, y su paso por la refinería, determina en definitiva que la ecuación para las petroleras no cierre.

Esto significa que en un corto plazo las refinerías van a dejar de producir los cupos que estaban o venían produciendo hasta ahora para minimizarlos al máximo, situación que va a ocasionar, sin ningún lugar a duda, un desabastecimiento brutal de los combustibles líquidos.

Muy por lo contrario, Vaca Muerta sigue batiendo récord de producción de gas que después se traduce en competitividad de productores en el mercado en el rubro de las estaciones que hoy les están ofreciéndo la posibilidad de comprar gas en firme.

En definitiva, van a tener continuidad en el abastecimiento de gas por cuatro años y con precios de compra cada vez más competitivos por exceso de producción. El gas no se puede almacenar; entonces, el productor -en lugar de ventear el gas hacia arriba de los pozos y quemarlo- prefiere enviarlo por el caño y que llegue a los estacioneros con un valor más bajo.

En conclusión, el GNC tiene un precio actualizado y parece que es caro porque, claro, la nafta está con un precio de menos de 50% del costo real y eso es lo que está pasando. Ahora, si tuviésemos una nafta normal a mil pesos y un gas a 180 pesos, nos daríamos cuenta que no es que el gas está caro, sino que la nafta está demasiado barata por ahora. En un futuro esto se va a revertir y yo tengo la seguridad de que en este rubro, en el corto plazo vamos a tener otro aluvión de conversiones similar al año 2014.

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Gabriel Bornoroni (Presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina, Cecha)

“El Estado debería dejar que actúen la oferta y la demanda”

La diferencia que hoy tenemos entre los precios de los combustibles líquidos y el GNC es una situación que para nosotros sucede en virtud del congelamiento que el Estado hace de los precios y termina en una repercusión negativa en todos los estacioneros.

Incluso a corto plazo para el ciudadano y para los clientes también tendrá un impacto negativo porque al no tener un sistema energético robusto, hace que después tengamos que importar y estemos pagando vía subsidios, los productos que deberían estar regulados por oferta y demanda.

Tenemos un sistema energético en el que interviene el Estado y lleva a que no haya inversiones y o bien terminamos importando el producto a un valor mucho más caro o con la escasez del insumo y la posibilidad de un eventual desabastecimiento en caso de aumento de la demanda.

Respecto a la rentabilidad, hoy el GNC para una estación tiene la misma que le generan los combustibles líquidos. En otro momento, el expendio de gas fue más rentable que en la actualidad.

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Aumento de la producción

Luego de la reciente inauguración del primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, los datos de la producción y exportación de gas y petróleo correspondientes a julio ratifican el proceso de expansión de la actividad hidrocarburífera en Argentina.

Al respecto, la secretaria de Energía, Flavia Royon, afirmó: “Las cifras reflejan los resultados de una política energética precisa”.

Concretamente, la producción de petróleo en julio de 2023 alcanzó los 616,8 mil barriles/día. Una cifra que representa un incremento de 6,5% en relación al mismo mes del año anterior.

“Las consecuencias de esa política están a la vista: un crecimiento continuo en la producción de petróleo, con un primer semestre que fue el mejor desde 2009”, precisó la la secretaria.

La comparación de la producción de petróleo para el segmento enero-julio muestra un saldo positivo: en los primeros siete meses de 2023 la producción fue 7,1% superior que la del mismo período en 2022. Si se lo mide contra enero-julio de 2015, el incremento asciende hasta 17,1%.

Para el caso específico de la cuenca neuquina, el aumento en la producción fue de 13,3% con relación al período enero-julio de 2022. A su vez, esta cifra implica un aumento de 83,1% medido con respecto a 2015.