Los trabajadores argentinos que cobran el salario mínimo -cerca de 300 mil- pueden comprar el doble que los chilenos y casi el triple que los brasileños.
Como pudo observarse en los datos difundidos ayer acerca del récord histórico que alcanzó la recaudación nacional en mayo –cuando el IVA creció casi 50%-, el consumo sigue siendo uno de los grandes motores de la economía nacional. Y para ello resultan centrales los incrementos de sueldo de los trabajadores formales, los recursos públicos redistribuidos mediante planes sociales y el aumento sostenido del salario mínimo. Esto ha llevado a que los trabajadores argentinos que cobran esta remuneración legal mínima –se estima cerca de 300 mil- sean los que mayor poder adquisitivo tengan en América Latina, muy por encima de países a los que suele aludirse como modelos, como Chile y Brasil.
El sitio www.elsalario.com.ar -que gestiona el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano- dio a conocer esta semana los resultados de un análisis comparativo del salario mínimo en los distintos países del mundo. Según informó el economista Víctor Beker, director del CENE, el actual salario mínimo en Argentina, establecido en 1.840 pesos, se ubica al tope en América Latina y ocupa el puesto 19 a nivel mundial.
Pero para que la comparación resultara más precisa era necesario medir cuál era el poder adquisitivo del salario mínimo en cada país. Lo que se necesitaba era una medida que indicara la real capacidad de compra, esto es la cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar con el salario mínimo en cada uno de los países comparados.
Para ello, el CENE utilizó el índice de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) que elabora para cada país el Fondo Monetario Internacional (FMI). En estos términos, el salario mínimo de 1.840 pesos posee la misma capacidad adquisitiva que 819 dólares en Estados Unidos; es decir que el sueldo mínimo de Argentina permite comprar una canasta de bienes equivalente a la que se puede acceder con 819 dólares en aquel país.
Esta capacidad de compra ubica a los trabajadores argentinos muy por encima de los del resto de América Latina, e incluso por arriba de los de varios países europeos. “Los resultados implican que el piso legal aplicable al sector formal de la economía argentina está entre los mayores del mundo y excede no sólo el del resto de los países latinoamericanos sino que prácticamente iguala el de España (816 dólares, según el PPA) y está por encima, por ejemplo, de Portugal (693 dólares) o de nuestros vecinos Chile (428 dólares) y Brasil (343 dólares)”, explica Beker.
Las razones
En diálogo con Comercio y Justicia, Víctor Beker indicó que efectivamente “los trabajadores argentinos que están en el sector formal de la economía tienen una mejor situación que los del resto de la región e incluso del mundo”, pues Argentina se ubica en el puesto 19 sobre un total de 192. “Esto sin dudas tiene que ver con la política impulsada en los últimos años de recuperación del salario mínimo, pero también con la creciente capacidad de negociación de los sindicatos”, comenta el economista.
Dado que la capacidad de compra del salario mínimo en Argentina duplica la de Chile y casi triplica la de Brasil, Beker analiza que eso se debe a varias razones. En el caso de Brasil, a que los sindicatos tienen allí un peso muy inferior y a que las políticas sociales de la alianza gobernante que encabeza el Partido de los Trabajadores (PT) “apostaron a apuntalar los sectores sociales más postergados, mientras que en Argentina se apostó fundamentalmente a apoyar la base de los trabajadores del sector formal, lo cual explica en parte por qué coexisten altos salarios con casi 40% de informalidad laboral. En cada país se dieron políticas tendientes a resolver problemas de diferentes sectores”, opina Beker.
Para el caso chileno, interpreta que la debilidad del movimiento obrero, “que ni siquiera se fortaleció durante los gobiernos socialistas”, es la principal causa del escaso poder de compra del salario mínimo en ese país.
Esta situación existente en Argentina entre trabajadores formales en mejores condiciones –ya sean salariales o laborales en general- y un alto grado de informalidad lleva a analizar la relación entre ambos fenómenos. “Algunos colegas dicen que una de las causas de la alta informalidad puede ser el piso salarial tan alto que existe en Argentina, lo que llevaría a los empresarios a emplear de manera irregular. Eso es correcto desde el punto de vista teórico pero no se condice con la realidad, porque durante los años en que el salario mínimo fue muy inferior y se mantuvo congelado fue cuando más creció la informalidad”, argumenta Beker.