Es la cooperativa láctea más antigua del país. Hace sólo dos años, exportaba a China. Hoy está en procedimiento de crisis, con jornada reducida y personal suspendido. No se descarta el cierre de la empresa.
La cooperativa láctea más antigua del país, señera en la actividad y que hasta hace sólo dos años se encontraba exportando centenares de toneladas de leche en polvo a China y otros mercados de altísimas exigencias, es uno de los primeros eslabones industriales lecheros del país en dar una fuerte señal de alerta.
La semana que pasó, El Craikense anunció el despido de cerca de 20 por ciento de su personal, posteriormente reincorporado pero suspendido.
La crisis tambera (ver nota Las lluvias costaron la producción…) provocó un estrangulamiento fatal en su cadena de producción y lo que hasta diciembre funcionaba como una locomotora procesando 140 mil litros diarios de leche, debió aplicar en los últimos dos meses un furioso freno a la actividad, al recibir volúmenes cercanos a los 50 mil litros diarios de materia prima. El abrupto cambio de velocidad obligó a la cooperativa primero a pedir la apertura de un procedimiento preventivo de crisis, luego a disminuir las horas de trabajo y, finalmente, a suspender personal, ante la imposibilidad cierta de seguir en la actividad con un flujo adecuado de ingresos y egresos.
Por el mismo motivo, la empresa cerró las oficinas que mantenía en la capital cordobesa, al 2600 de avenida Juan B. Justo y que funcionaba como centro de distribución y punto de venta. A partir de ahora, concentrará todo en su sede James Craik, sobre el boulevard San Martín.
“El sector tambero viene pasando una situación mala de arrastre. El año pasado fue de los peores, tanto para los tamberos como para las fábricas. A eso se sumó el tema de las inundaciones en todas las cuencas lácteas y puntualmente acá, en la zona de James Craik y Villa María, donde llovió casi ininterrumpidamente por tres meses. Recién ahora estamos saliendo de esa situación climática. Pero fue un combo explosivo entre la baja rentabilidad y la caída de la producción”, precisó José Luis Volando, síndico de la empresa y referente de la Federación Agraria Argentina Regional Córdoba, hijo del mítico dirigente agrario Humberto Volando.
“Lo que está pasando en Sancor, incluso que La Serenísima tenga graves problemas financieros, demuestra que no es un problema nuestro, sino estructural a todo el sector y a toda la industria”, agrega Volando. “Y la pimienta que le faltaba al estofado son los aumentos de las tarifas de gas y luz. Es un combo que se va transformando en más maldito a cada momento”, agrega sombrío.
En la planta, no se descarta el cierre definitivo. Una empresa que pasó las crisis de 90 años de historia nacional, pero que es posible que no supere la crisis actual.