La proximidad con las Altas Cumbres de Córdoba regala a la región un paisaje regado de ríos y arroyos transparentes, vastas extensiones de campos, pinares y la compañía majestuosa de los cóndores.
El vuelo silencioso y omnipresente del ave gigantesca ensombrece el camino que conduce al Cerro Los Linderos. El cóndor, de aproximadamente dos metros de envergadura, planea como una pluma sobre la cima de las Altas Cumbres, dominando el paisaje más imponente que ofrece la provincia de Córdoba.
Bajo su custodia se extiende la localidad de Villa Yacanto de Calamuchita, la puerta de ingreso a una región bañada de ríos transparentes y torrentosos, arroyos límpidos, quebradas y campos extensos de pinos.
Frente al marco escenográfico del cerro Champaquí y en pleno corazón del Valle de Calamuchita, el poblado, de unos mil habitantes, sirve de punto de partida hacia diferentes enclaves de codiciada belleza natural.
Desde la plaza José Santarelli, ubicada en el centro del pueblo, se originan las arterias que conducen a paradisíacos complejos de cabañas y hosterías enclavados entre pinares o con vistas majestuosas hacia las Sierras Grandes.
También desde allí, un recorrido de tierra de aproximadamente 42 kilómetros conduce a la cima del macizo rocoso más prestigioso del centro del país, que separa la región calamuchitana del Valle de Traslasierra.
El conocido camino de Los Linderos regala vistas maravillosas a medida que zigzaguea por el ripio y asciende hacia donde las puntas de piedra que se aprecian a la distancia se encuentran con el cielo. Del camino se desprenden pequeños arroyos con playas inhóspitas, habitados por truchas y surcados por cascadas.
Al final del trayecto, una caminata de aproximadamente una hora permite arribar a la cumbre del Champaquí, de 2.789 metros sobre el nivel del mar, considerado la altura máxima de la provincia de Córdoba, seguido y escoltado por el cerro de Los Linderos, de 2.730 metros y el cerro Negro, de 2.620 metros.
El Champaquí fue bautizado por los comechingones, antiguos moradores de la zona, quienes le dieron el nombre de “región del césped”. La palabra deriva del quechua “champa” vocablo que se refiere a porción de tierra con césped, y “qui” o “ki”, que habría sido el cacique del lugar.
Balnearios de cuentos
El agua es la protagonista principal de este paraje de cuentos. Desde los cerros que rodean Yacanto de Calamuchita descienden cinco ríos torrentosos y transparentes, ideales para la pesca de truchas y la contemplación. Los ríos De las Cañas , El Manzano, La Esquina, El Tabaquillo, San Roque, El Durazno y San Miguel oxigenan el valle mediante sus vertientes.
A lo largo de sus cauces, surgen reductos inexplorados llenos de tabaquillos, álamos, cortaderas, pinos y liquid ambar colorados que invitan a la aventura de paseos a caballo, trekkings, mountain bike, safaris fotográficos, senderismo y avistaje de aves. El balneario más cercano a la localidad se ubica a la vera del río El Durazno, a 20 kilómetros del centro hacia el sur. Este caudaloso manantial de agua se caracteriza por sus pozos cristalinos elegidos para disfrutar de las inmersiones durante el verano. Próximo a su costa se prolongan playas arenosas, campings, restaurantes y complejos de cabañas.
Hacia el norte, recorriendo 12 kilómetros por la carretera que une Villa Yacanto con el paraje Athos Pampa, se encuentra el Balneario Puente Blanco, enclavado a la vera del río Santa Rosa. En el período estival es el más visitado por los turistas debido a su fácil acceso, sus ollas de aguas profundas y la posibilidad de desarrollar la pesca deportiva de salmónidos.
Pero el mejor caudal para dicha actividad es el “Área de pesca diferenciada del Río Grande”, que brota a pocos minutos de la ciudad. En este lugar se puede realizar la pesca deportiva de truchas, teniendo como modalidad la devolución obligatoria y los señuelos artificiales. Además de la aventura, el valle dispone de restaurantes y casas de té para disfrutar de los días frescos del otoño. El sitio indicado para dicho receso es San Miguel de los Ríos, un paraje nutrido por una colorida vegetación y bañado por los ríos Tabaquillo y San Miguel.