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Comercio y Justicia 85 años

Transformar las normas sociales, desafío para mejorar la inserción de las mujeres en el trabajo

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Así lo indicó recientemente el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Perspectivas sociales y del empleo en el mundo

Por Luz Saint-Phat – [email protected]

La incorporación de las mujeres al mundo del trabajo y la reducción de la brecha respecto de los hombres en la calidad y cantidad de puestos a los que accede el género femenino es hoy un tema de actualidad, no sólo por el reclamo de las organizaciones que se escucha en todo el mundo sino también por la importancia que esto puede conllevar para el desarrollo de las economías.
No obstante, en este terreno, no todo se trata de números y leyes sino también de la transformación de pautas culturales largamente arraigadas en las distintas comunidades sobre cómo debe ser una mujer y cuáles son los roles que se le asignan.
Revisar y desnaturalizar estas construcciones culturales es hoy un desafío de distintas disciplinas, entre las que se encuentran la psicología y la sociología, para lograr avanzar en la lucha por la igualdad de género en distintos ámbitos, pero sobre todo en el laboral.
En este sentido se orienta la advertencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe ejecutivo recientemente difundido, titulado Perspectivas sociales y del empleo en el mundo. Tendencias del empleo femenino 2017.

“La conformidad con la función asignada al género (a saber, las preferencias y expectativas de las mujeres y los hombres en el mercado de trabajo) también influye considerablemente en la restricción de la tasa de actividad de las mujeres en el mercado de trabajo en todos los grupos de países, aunque en menor medida en los países emergentes”, dice el documento, que puede consultarse en Internet (http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—inst/documents/publication/wcms_557080.pdf).
“A este respecto, los factores más importantes (aunque el peso varía) son la aprobación por parte de los familiares de que las mujeres asuman trabajos remunerados y el grado de aceptación por parte de una sociedad determinada de la presencia de mujeres en el lugar de trabajo”, advierte el informe.
“El análisis de las brechas de género en el lugar de trabajo, a saber, de las brechas entre hombres y mujeres en función del tipo de empleo (por ejemplo, trabajadores familiares no remunerados y empleo a tiempo parcial, entre otros), revela que ni la profesión ni el sector en el que trabajan las mujeres influyen tanto en estas diferencias como otros factores (como la discriminación o el nivel de estudios)”, agrega.
“Lo anterior pone de manifiesto que las normas sociales tienen un impacto directo significativo en las brechas de género en el empleo”, concluye.
“Habida cuenta del peso de las normas sociales y de la conformidad con la función asignada al género en las brechas existentes en el mundo del trabajo, una respuesta apropiada con políticas debe resolver las causas subyacentes de la segregación y diversificar las oportunidades tradicionales de empleo de mujeres y hombres. Solo así se podrá poner fin a las restricciones al papel de las mujeres en el lugar de trabajo”, propone la OIT.

“Desafiar las normas sociales y otorgar mayor valor a las competencias del cuidado de terceros ayudará a acabar con los estereotipos de género. Para ello se debe garantizar un acceso equitativo a oportunidades educativas y resolver las diferencias de género en el campo de estudio escogido por cada individuo, entre otros, desde la infancia, durante sus estudios y posteriormente”, dice el documento.
“También es importante recompensar el trabajo del cuidado de terceros con una remuneración adecuada. Apoyar la representación, la participación y el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones también ayudará a fomentar un cambio en la segregación profesional y sectorial. Lo anterior se aplica a todos los ámbitos gubernamentales, a los grupos de empleadores y de trabajadores, y a las empresas”, indica.
“Adoptar legislación centrada en prevenir y eliminar la discriminación basada en el género constituye una importante etapa inicial. Sin embargo, la legislación (incluso con instrumentación y vigilancia estrictas) no basta para prevenir y eliminar la discriminación, la violencia y el acoso en el mundo del trabajo”, alerta la organización internacional.
“Para complementar cualquier esfuerzo orientado a cambiar actitudes y normas sociales, es importante emprender otras medidas como la aplicación de sanciones disuasorias, la creación de órganos especializados en equidad y la instrumentación de campañas de concientización”, continúa.

El factor socioeconómico
Estas asignaciones tradicionales de roles conviven con otros factores que limitan la vida laboral de las mujeres.
De hecho, otro aspecto principal que contribuye a fomentar la brecha en empleo entre hombres y mujeres son las restricciones socioeconómicas, que “tienen el efecto más significativo en la probabilidad de las mujeres de participar en el mercado de trabajo en casi todos los grupos de países (hasta 30 puntos porcentuales). El equilibrio entre trabajo y vida privada, el estado civil y la falta de transporte constituyen las restricciones socioeconómicas más recurrentes”, dice la OIT.

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