Por Camilo Kahale *
El Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que la pobreza en la Argentina habría llegado en enero al 57,4% de la población, el registro más alto en los últimos 20 años. Pero no se trata sólo de un porcentaje más, estamos hablando de 27 millones de personas pobres en toda la Argentina, de las cuales siete millones viven en situación de indigencia.
La disparada de la inflación y los ingresos estancados está haciendo estragos en todas las clases sociales. ¿Cómo impactan estos números en las pequeñas y medianas empresas? En forma directa, porque de la mano del incremento de la pobreza viene el cierre de las pymes. En consecuencia, familias enteras se quedan sin trabajo y pasan a formar parte del grueso de pobres de nuestro país.
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en enero las ventas minoristas de las pymes cayeron un 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior. En la Provincia de Buenos Aires la caída promedio fue del 20%. La situación es alarmante, porque además hay un número muy importante del cual casi no se habla, y es que de ese 28,5%, el 37% corresponde a alimentos y bebidas, es decir, la gente dejó de consumir lo básico de la canasta familiar.
El costo de la Canasta Básica Alimentaria que mide la indigencia aumentó 18,4% en enero mientras la Canasta Básica Total (CBT), que además de comida incluye otros rubros como indumentaria y transporte, subió 20,4% el primer mes del año. Todo esto lleva a consumir menos, y si no hay consumo, las pymes no venden. Si esta situación se mantiene por muchos meses, inevitablemente los comercios empiezan a cerrar o a caer en la informalidad.
Según datos de CAME, entre 2011 y 2021, se registran 46 mil empresas pymes menos. Sin duda la pandemia aceleró esta caída del sector, que ya se venía dando desde años anteriores, y que se vuelve a profundizar desde diciembre a la actualidad. Es importante aclarar que muchas pequeñas y medianas empresas no llegaron a desaparecer, pero pasaron a la informalidad. Un 40% del total en la actualidad está trabajando en esa condición.
A partir de los sondeos que hacemos desde la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA), organización que nuclea a 250 Cámaras Empresarias Bonaerenses, vemos que el incremento de la informalidad laboral tiene relación directa con el aumento de la pobreza. A este ritmo, la mortandad de las pymes seguirá creciendo.
Nos urge trabajar en un plan económico productivo para el sector, a la par de lo que se va haciendo a nivel macroeconómico; es clave aliviar el esquema impositivo que ahorca al comercio y a la industria; y principalmente, es momento de pensar en políticas que acompañen a los empresarios, emprendedores y comerciantes ante la inflación, que no deja de golpear mes a mes.
El 80% de lo que producimos las pymes es para consumo interno, y si el consumo se paraliza, a corto o mediano plazo, tendremos más pymes con las persianas bajas y, en consecuencia, más familias en la calle y debajo de la línea de la pobreza.
(*) Presidente de la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA).