La elección de la ciudad de Córdoba registró el piso más bajo de participación desde 1983, votó el 60% del padrón. En el año en que se conmemoran los 40 años de democracia, esta caída histórica revela la necesidad de una reforma política electoral
La elección municipal de la ciudad de Córdoba registró el piso más bajo de participación desde 1983. En el año en que se conmemoran los 40 años de democracia, el dato de la caída de votos interpela en todos los sentidos: a políticos, ciudadanos y al mismo sistema político electoral. Todo indica que es tiempo de revisar en forma urgente todos los aspectos que abonaron este desenlace.
Con un 60% de participación, informado por el sitio oficial con los datos del escrutinio provistos por la Junta Electoral Municipal, se abre un abanico de preguntas sobre el impacto que esto pudo tener en el resultado final. ¿Cómo gravitó el ausentismo para el oficialismo y para la oposición en esta elección polarizada?
También interpela sobre el estado de la calidad institucional en la provincia, sobre la incidencia que pudieron tener diversas comunicaciones polémicas subrayando que no habría multas para quienes no concurrieran a las urnas.
Lo cierto es que del total de 1.133.3161 ciudadanos que estaban habilitados para sufragar, votaron unos 680.000. La cifra de participación ronda los 100.000 votantes menos que en las recientes elecciones provinciales (un 8% menos) y cerca de un 15% más baja que en los comicios municipales pasados -en 2019-.
La jornada eleccionaria estuvo marcada por el fuego cruzado entre oficialismo y oposición ante la polémica solicitada de la Junta Electoral Municipal en la que se señalaba que el voto es obligatorio, pero que no habría multas para quienes no concurrieran a las urnas.
Pero también se dio en un contexto de elección en el marco de las vacaciones de invierno, con un cronograma múltiple de fechas para los cordobeses y un hartazgo de la ciudadanía con la política.
Tanto Juntos por el Cambio como Hacemos Unidos Por Córdoba dijeron sentirse perjudicados por el ausentismo, sin embargo está estudiado a nivel mundial que a quien más favorece el ausentismo es a los oficialismos. Esto fue confirmado por la presidenta de Transparencia Internacional, Delia Ferreira Rubio.
Lo que destacan los analistas políticos es que estos “cachetazos” que vienen marcando en el país la disminución de la participación reflejan que creció el descontento con la oferta de los dirigentes y con el sistema electoral, acompañada de una pérdida de representatividad por parte de la clase política.
Cuestiones básicas, en la mira
El candidato a intendente Rodrigo De Loredo manifestó al reconocer su derrota frente a Daniel Passerini que sintió un “sabor amargo” debido a la baja participación electoral en la capital cordobesa.
Desde el espacio ganador, en cambio, no hicieron alusión al tema en los discursos de festejo del triunfo.
La ong Transparencia Internacional se encargó una vez más de recordar algo básico: “El voto es obligatorio en la municipalidad de Córdoba, igual que en la provincia y en la nación. Las excepciones están previstas en la ley (art. 8) No votar es una falta electoral. Las sanciones están previstas (art. 94)”.
Además, detalló que el juez electoral es competente para aplicar las sanciones y que la Junta Electoral es instancia de apelación. Todo esto está regulado suficientemente en el Código Electoral Municipal (Ordenanza 10073 y actualizaciones).
Por su parte, el politólogo Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), subrayó a través de su cuenta de Twitter que la de este domingo fue una “elección con bajo nivel de participación: 59%, 9% por debajo del nivel de participación que hubo en la elección de Gobernador del 25/6, cuya participación, 68%, también fue bajo ya que representa una disminución de 20% desde la primera elección con el retorno de Argentina a la democracia en 1983”.
(N.de R. Cabe aclarar que el tuit del especialista fue previo al cierre final del escrutinio. Por ese motivo figura la cifra de participación de 59% en lugar de 60%).
En simultáneo, y también en tono reflexivo, celebró que ganó la democracia en Córdoba, y disparó otro aspecto no menor, el del reconocimiento de la derrota por parte de un espacio político sin contar con datos oficiales.
“El candidato perdedor De Loredo reconoció su derrota sin un solo resultado oficial, bochorno institucional de la Junta Electoral de la Municipalidad de Córdoba. Urge una reforma política-electoral en nuestra provincia”, concluyó el politólogo.
Perforar el piso de participación electoral, llegando a marcar un hito negativo, debería llamar a la reflexión de toda una sociedad justo en el año en que se conmemora aquella gesta histórica y todo lo que costó la recuperación de la democracia en el país.