viernes 22, noviembre 2024
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Enfermedad de Chagas: la importancia de un cambio de enfoque en su tratamiento

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Se calcula que en todo el mundo, principalmente en América Latina, unas 10 millones de personas están infectadas por el trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas, informó recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, este organismo internacional estimó que en 2008 cerca de 10 mil personas murieron por causa de esa patología.

Para el doctor Edgardo Schapachnik, cardiólogo del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich”, de Buenos Aires y fundador de la sección de Enfermedad de Chagas en el  citado hospital, el abordaje histórico que se ha hecho de la enfermedad de Chagas en el mundo, por parte de la mayoría de los investigadores provenientes del campo del sanitarismo, la epidemiología y la investigación biomolecular, por lo menos en los últimos 30 a 40 años, han hecho foco en el parásito y el insecto vector, lo cual hubiera sido absolutamente correcto si no hubiese quedado fuera de este análisis el protagonista principal de esta historia, “que es el paciente.”

Y agregó que “solo, sufrido, callado, ignorado por las sociedad, el paciente afectado por el ‘mal’ ni siquiera era capaz de ser testigo de los complejos debates en el terreno de la ciencia, que ponen el acento más en mecanismos biológico moleculares que en su propia condición de ser portador de una enfermedad que lo puede llevar tempranamente a la muerte.”

Un caso opuesto es el rol activo que juegan y han jugado los portadores de VIH en el conocimiento de la enfermedad y en la defensa de sus derechos como pacientes “a los que el Estado tiene la obligación de proteger”, indicó el doctor Schapachnik a la Agencia CyTA.  Schapachnik, quien también se desempeña como secretario de la Asociación Carlos Chagas para la Vigilancia Médica Activa del Mal de Chagas, continuó: “Esto se debe en gran medida a que la mayoría de las personas que padecen enfermedad de Chagas pertenecen a los sectores sociales más desfavorecidos, que no han tenido las suficientes herramientas para ejercer la defensa de sus derechos.”

Avance tecnológico
Prácticamente desde el descubrimiento de la enfermedad, en el año 1909, hasta hace muy poco tiempo, en el ámbito médico se empleaba el concepto equívoco de “fase indeterminada” de la dolencia. “Este concepto establecía que 70 por ciento de los pacientes parasitados por el tripanosoma cruzi no iba a desarrollar enfermedad cardíaca, considerándoselos como ‘portadores sanos’ por presentar el electrocardiograma y la radiografía normales. Sin embargo, con la incorporación al arsenal diagnóstico de modernas tecnologías, como la cámara gamma, la resonancia magnética y otros, se pudo comprobar que muchos de esos pacientes presentaba alteraciones precoces, sobre todo localizadas en el corazón que, de ser adecuada y precozmente detectadas, permitirían un cambio drástico en el enfoque terapéutico y muy posiblemente en la evolución natural de la enfermedad”, explicó Schapachnik. Y agregó que esas alteraciones precoces están referidas al terreno de la circulación coronaria, “en particular a los pequeños vasos coronarios que responden anormalmente a ciertos estímulos.” Dichos estímulos pueden generarse mediante diversos estudios para detectar ese tipo de alteraciones.

De acuerdo con el especialista, el concepto de “fase indeterminada” produjo “el nefasto efecto que, por un lado, la sociedad le vedaba su acceso al trabajo, al detectársele serología reactiva. Por otro lado, ser le ha negado la posibilidad de acceder a una jubilación o a un subsidio por cursar su padecimiento sin manifestaciones evidentes de cardiopatía que pudieran ser evidenciables con los métodos simples, como ser el electrocardiograma, la radiografía y/o el ecocardiograma”.

Esta situación se modificó desde la vigencia de la nueva ley 26281 sobre Chagas, promulgada en septiembre de 2007, que prohíbe la inclusión del diagnostico serólogico para enfermedad de Chagas como requisito para el ingreso laboral, lo que también establece la realización del diagnóstico de las mujeres embarazadas. “Se ha avanzado, pero hay que tener en cuenta que, aun en muchos lugares del país, se producen nacimientos sin atención medica, lo cual dificulta la detección del Chagas connatal, en todos los casos”, enfatizó el cardiólogo.

Atención al recién nacido
Según indicó Schapachnik, el recién nacido con Chagas connatal no sólo es un paciente que está parasitado sino que “es un pacientito que puede tener ya manifestaciones de cardiopatía tan sólo por el hecho de estar parasitado. Por lo tanto, cuando se afirma que tal niño debe ser estudiado y tratado, lo cual es una verdad absoluta, la pregunta que debe formularse para que dicha verdad no quede a mitad de camino es si es suficiente con detectar los parásitos en las muestras de sangre y tratar al bebé con los medicamentos disponibles. ¿Por qué no pensar que este niño parasitado ya puede tener precoces manifestaciones de disfunción endotelial (el endotelio es el tejido que recubre interiormente los vasos sanguíneos), la que sólo podremos poner en evidencia si lo estudiamos más allá de la simple detección del parásito?”

Para demostrar tal hipótesis, el especialista considera que los profesionales de la salud deberían estudiar la evolución de la salud cardiológica de ese paciente a lo largo de la vida desde su nacimiento. “No es suficiente con detectar los parásitos y luego eliminarlos”, subraya Schapachnik. Y continua: “Todos estos fenómenos, que ocurren en la intimidad del sistema cardiocirculatorio y que parecen haber sido ‘olvidados’ por el paradigma dominante en la concepción de la enfermedad, deben ser tomados en consideración. Quizás durante el nacimiento, o incluso antes, el bebé ya sufre daños en el corazón por causa del parásito presente en el organismo de la madre”.

Para Schpachnik son varios los temas que están en el tapete del debate médico actual. “Muchas de estas hipótesis acerca del modo en que evoluciona la enfermedad en los pacientes deben ser corroboradas con nuevas investigaciones que permitan ensamblar las piezas aún no unidas de este complejo rompecabezas que la ciencia ha dado en llamar enfermedad de Chagas y que popularmente es conocida como Mal de Chagas”, concluyó el especialista.

Agencia CyTA

Fotografía: archivo de Médicos Sin Fronteras

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